Las negociaciones climáticas encallan en Egipto y los primeros borradores abren la puerta a la involución
La Cumbre del Clima entra en su recta final y las negociaciones parecen encallar. Las regiones más vulnerables al cambio climático llevan días presionando para sacar adelante un acuerdo ambicioso para mitigar la crisis climática y obtener financiación para adaptación, pérdidas y daños. La vehemencia de los discursos de países como Kenia, Barbados o Bangladesh –puro instinto de supervivencia de quien ve cómo el calentamiento de planeta ya lo arrasa todo– contrasta con las promesas vacías de las grandes superpotencias del planeta.
A escasos días para que la COP27 de Egipto termine, apenas hay documentos oficiales que hagan presagiar una mejora importante respecto a la conferencia climática del viernes. De hecho, algunas conversaciones plasmadas sobre el papel reflejan los riesgos de que la cumbre se salde con un retroceso respecto a los logros políticos obtenidos en la conferencia de Glasgow de 2021, cuando las naciones acordaron, en el texto final, poner énfasis en el objetivo científico de mantener la subida global de temperaturas por debajo del 1,5ºC. Ahora, los borradores sobre mitigación abren la puerta a volver al lenguaje de 2015 en París, cuando el texto hablaba de mantener los niveles «muy por debajo» de los 2ºC.
Esta es una de las opciones que aparece en uno de los borradores publicado en la web de la COP27 y que se incluye después de que la presidencia, en manos de Egipto, haya analizado y conversado con todas las partes. La introducción de esta idea de volver al texto de París es una involución que se explica por las presiones mostradas por algunas de las grandes potencias económicas que ven imposible cumplir con el objetivo de 1,5ºC, según ha informado Simon Evans, analista de Carbon Brief.
El otro aspecto de las negociaciones que parece enquistado es, precisamente, el más importante de esta cumbre: la financiación para pérdidas y daños. Uno de los documentos preliminares subidos este lunes a la plataforma establece las dos posturas que imperan en los plenarios del centro de convenciones de Sharm el Sheikh. Por un lado, la opción de crear una herramienta de financiación «antes de 2024» para que los países ricos subvenciones la adaptación a la crisis climática de los países más vulnerables. Por otro lado, la opción defendida por potencias como EEUU o la Unión Europea, que establece que las decisiones sobre financiación se tomen sobre la base de las negociaciones de las dos próximas cumbres de 2023 y 2024. Es decir, una patada hacia delante que no deja nada esclarecido sobre la forma en la que los pequeños países harán frente a los daños económicos del cambio climático.
Desde la Climate Action Network (CAN), una red de más de un centenar organizaciones sociales y ecologistas presentes en la cumbre, han urgido a los países ricos a arrimar el hombro y dejar de desbloquear los avances en materia de financiación. «Los países desarrollados no deberían quedarse sentados, esperar y retrasar el progreso en pérdidas y daños. Esa es una estrategia antigua y corremos el riesgo de ver inacción hasta 2024 y más allá«, ha expresado este lunes Rachel Simon, coordinadora de la plataforma en una rueda de prensa en Egipto. «Retrasar o negarse a establecer un mecanismo de financiación sobre pérdidas y daños no cambiará el hecho científico de que los eventos extremos provocados por el clima y los desastres de evolución lenta seguirán acelerándose y causando un daño cada vez mayor a las personas más pobres y marginadas», ha agregado, en el mismo encuentro con periodistas, Rachel Cleetus, portavoz de Union of Concerned Scientists.
Una presidencia desbordada que lleva a retrasos
La falta de acuerdos y avances no se debe sólo a las grandes diferencias existentes entre los intereses de países ricos y pobres. La presidencia de la Cumbre del Clima, en manos del ministro de Exteriores de Egipto, Sameh Shoukry, se está viendo desbordada y con la incapacidad de arrancar consensos específicos.
Lo normal, durante estas conferencias de dos semanas de duración, es que durante el primer fin de semana la presidencia cierre un texto marco con los técnicos de las delegaciones internacionales para que, en la segunda fase de COP, los ministros de cada país debatan, modifiquen y aprueben un texto final. Esta vez, Egipto no sólo no ha sido capaz de sacar un texto marco, sino que está lejos de hacerlo.
Este lunes, la presidencia ha reconocido el retraso en una nota de prensa y ha anunciado que espera poder tener un texto marco antes del miércoles, cuando se pronostica que comiencen las negociaciones de alto nivel. De ser así, tan sólo restarían dos días enteros para lograr un acuerdo basado en el consenso antes del cierre oficial de la COP27, programado para el viernes 18 de noviembre. Salvo sorpresa, todo apunta a que, como ya ocurrió en Glasgow, Madrid o Katowice, las negociaciones se estiren hasta el fin de semana.
«Mis observaciones son que hay demasiados problemas sin resolver», dijo este domingo Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en un claro toque de atención hacia los dirigentes egipcios.