El impacto del consumo de las bebidas azucaras en las enfermedades crónicas – Milenio
En las últimas décadas los patrones alimentarios de la población han cambiado de manera significativa y la alimentación actualmente es caracterizada por un consumo elevado de alimentos procesados y ultra procesados altos en calorías, con gran cantidad de sal, azúcares y grasas añadidas, además de un aporte insatisfactorio de fibra y micronutrientes.
Dichos alimentos son consumidos por gran parte de las personas por ser considerados prácticos, rápidos y brindar una solución para la falta de tiempo, provocada por las actividades laborales y los estudios.
Sin embargo, ese patrón dietético inadecuado contribuye en el incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), tales cuales como el sobrepeso/obesidad, hipertensión arterial y diabetes.
Esas enfermedades representan el 70 por ciento de las muertes en todo el mundo y son consideradas uno de los principales problemas de salud pública en las últimas décadas, con impacto en la ocurrencia de muertes prematuras, la reducción de la esperanza de vida y de la mano de obra por las discapacidades, además de los altos costos para el sistema de salud y los impactos financieros para familias y sociedad.
Entre los alimentos y bebidas ultraprocesadas más consumidas por los individuos se destacan los refrescos y bebidas azucaradas. De acuerdo con datos de la Ensanut, la mitad de la población mexicana consume más de 500 ml al día de bebidas azucaradas.
En México, del total de energía consumida en la dieta por un mexicano, el 26 por ciento proviene de las bebidas azucaradas y alimentos no básicos con alta densidad energética.
Entre los países con mayores volúmenes de ventade refrescos y otras bebidas azucaradas entre 2009 y 2014 están Chile, México, Estados Unidos y Argentina.
Desde 2014 el gobierno mexicano implementó una política fiscal que tuvo como objetivo reducir el consumo de bebidas azucaradas y alimentos altamente calóricos mediante un impuesto específico de un peso por litro a bebidas azucaradas no alcohólicas con azúcar añadida.
A dos años de su implementación, se obtuvo una reducción del 7.6 por ciento en el consumo de bebidas azucaradas y seguimos observando reducción en los días actuales debido a esa política pública.
Como el consumo elevado de estas bebidas no es problema sólo en México, la Organización Mundial de la Salud publicó en 2015 una guía referente al consumo de azúcar en adultos y niños, en la cual se provee una actualización global sobre las recomendaciones de consumo de azúcar libre, para reducir el riesgo de enfermedades crónicas tanto en adultos como en niños.
Dentro de las recomendaciones generales, se encuentran las siguientes: ingesta reducida de azúcares libres a lo largo de toda la vida y reducir la ingesta de estos a menos del 10 por ciento de la ingesta calórica total.
Concientizar a la población al respecto del consumo excesivo de las bebidas azucaradas y su asociación con el desarrollo de las enfermedades crónicas es importante.
Además incentivar cambios en el patrón de alimentación como elegir agua simple o agua de sabor sin azúcar en lugar de refrescos o jugos de cajas.
Taísa Sabrina Silva Pereira
taisa.silva@udlap.mx