Esto es lo que los pulpos y los humanos tienen en común
Los pulpos tienen un cerebro central y un sistema nervioso periférico independiente.
Foto: Katherine Lu
Los humanos y los cefalópodos, entre los que se incluyen los pulpos y los calamares, tienen un ancestro primitivo común: un animal similar a un gusano que contaba con manchas oculares simples y cuya inteligencia era mínima.
Después, el reino animal se dividiría en animales vertebrados e invertebrados. Y mientras que los vertebrados desarrollaron importantes habilidades cognitivas y los invertebrados no, la excepción a esta regla fueron los cefalópodos.
Estos moluscos cuentan con un organismo muy complejo. Los pulpos tienen un cerebro central y un sistema nervioso periférico independiente. Por ejemplo, si un pulpo pierde un tentáculo, este puede moverse y sigue siendo sensible al tacto. (Lea: Arqueólogos encuentran un mosaico de la Ilíada en una antigua villa en Reino Unido)
Esta complejidad especial de los moluscos ha inquietado a los científicos durante mucho tiempo, por lo que investigadores del Centro Max Delbrück y el Dartmouth College de Estados Unidos estudiaron y publicaron una posible explicación de su evolución en la revista Science Advances.
El principal planteamiento consiste en que estos animales tienen un gran repertorio del grupo de genes microARN (miARN) en su tejido neuronal, un desarrollo similar al de los vertebrados, por lo que el miARN habría sido clave en el desarrollo de sus cerebros complejos.
Una anterior investigación, publicada en 2019, apuntaba que los cefalópodos producen gran cantidad de edición de ARN, de modo que el uso de enzimas recodificaría su ARN. “Esto me hizo pensar que los pulpos no solo pueden ser buenos para editar, sino que también podrían tener otros trucos de ARN bajo la manga”, afirmó para Phys.org Nikolaus Rajewsky, director científico del Instituto de Biología de Sistemas Médicos de Berlín del Centro Max Delbrück.
Rajewsky lideró la investigación publicada en Science Advances en conjunto con la Stazione Zoologica Anton Dohrn en Nápoles, que le envió muestras de 18 tipos de tejido de pulpos muertos. Y encontró una gran expansión de microARN en el tejido neuronal. (Lea: Perros salchicha pudieron ser creados para luchar en el Coliseo de la antigua Roma)
Lo que la investigación halló es que estos genes codifican fragmentos de ARN que unen al ARN mensajero, influyendo así en la producción de proteínas. Estos “sitios de unión” se conservaron durante su evolución y aportaron a este proceso.
El científico Grygoriy Zolotarov, quien trabajó con Rajewsky, señaló que “esta es la tercera expansión más grande de familias de microARN en el mundo animal y la más grande fuera de los vertebrados”. (Lea: La primera comida cocinada del mundo revela lo que preparaban los neandertales)
Los investigadores advirtieron que lo que sigue es averiguar los tipos de células que expresan los nuevos microARN que se forman en los pulpos.
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