La minería se hace responsable de las nuevas energías para un futuro más sostenible
Colombia está centrado en cumplir con los objetivos pactados en el Acuerdo de París, firmado en 2015, que busca bajar la emisión de Gases de Efecto Invernadero y darle mayor relevancia a las energías renovables. Justamente, para entender cómo participa el sector geológico dentro de la política de transición energética del país, hablamos con Juan Camilo, Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería.
¿De qué manera aporta el sector minero en el proceso de transición energética?
El desarrollo de energías renovables demanda de muchos minerales, y Colombia tiene el potencial para producir muchos de ellos. Por eso creemos esencial que el Gobierno establezca las condiciones que ayuden a fomentar la exploración, producción y abastecimiento de los más estratégicos, y de manera sostenible, antes de que la distancia entre oferta y demanda haga inviable la masificación de nuevas fuentes de energía.
Lo cierto es que el Banco Mundial sostiene que la demanda de minerales, como: el litio, el cobalto, el grafito, el indio, el vanadio, el níquel y el aluminio se incrementará en más del 300%, para 2050, al ser relevantes para las tecnologías de baja emisión. Mientras que la brecha entre pedido y oferta del cobre –que se necesita para la mayor parte de energías renovables- superará los cinco millones de toneladas anuales, en menos de 15 años. Sin esos minerales, no es posible la movilidad eléctrica, la generación eólica ni solar.
Puntualmente nuestro país está en el proceso de comprobar y desarrollar un potencial cuprífero que, de acuerdo con datos del Servicio Geológico de Estados Unidos, es de 156.921 km2, de los cuales 145.953 poseen yacimientos estimados entre 30 a 50 millones de toneladas, y solo 10.968 tienen un potencial superior a 10 millones de toneladas.
¿Qué minerales se necesitan para la creación de fuentes renovables?
Migrar de la industria de los combustibles fósiles a las energías renovables implica de varios minerales, principalmente: cobre, litio, níquel, manganeso, cobalto, grafito, cobre, zinc y tierras raras, entre otros, que son el corazón de los carros eléctricos, las turbinas eólicas y los paneles solares, entre otras energías de bajas emisiones. En 2021, el Ministerio de Minas y Energía y la Unidad de Planeación Minero-Energética (Upme) declararon estratégicos o críticos: el oro, platino, cobre, aluminio, fosfato, potasio, magnesio, carbón (metalúrgico y térmico), uranio, hierro y el coltán (niobio y tantalio) para hacerle frente a las renovables, especialmente a la solar o fotovoltaica. Mientras para la eólica, que es la que más utiliza materia prima geológica (especialmente cuando las turbinas están ancladas en alta mar), requiere de: cobre, zinc, aluminio, acero, fibra de carbono y tierras raras (un grupo de 17 elementos químicos que no es fácil encontrar de forma pura.
¿Qué está haciendo el sector minero para que sus prácticas sean sostenibles?
En 2021, la Mining Association of Canada nos otorgó la licencia de uso del estándar de minería sostenible TSM (Towards Sustainable Mining), que contempla las mejores prácticas nacionales e internacionales, a través de nueve protocolos sobre: relacionamiento, crisis y comunicaciones, trabajo forzoso y forzado en niñez, cierre de minas, relaves, biodiversidad, gestión del agua, seguridad y salud y cambio climático. Lo importante es que las empresas que hacen parte de la ACM están comprometidas con su adopción e implementación, con el fin de que haya mejor sostenibilidad tanto en la exploración como en la producción de todos los minerales: los que sirven para cultivar los alimentos y los fundamentales para la medicina, la electricidad, la tecnología, la infraestructura, el transporte y también para las energías renovables. A la fecha, ya tenemos adaptados los nueve protocolos, contando con la participación de 415 expertos designados por las empresas afiliadas, siendo los más destacados la capacitación de los actores de la cadena de valor en la medición de su huella de carbono y la generación de proyectos enfocados en la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI).
Para Colombia, la transición energética y la seguridad alimentaria constituyen un gran reto, pero también una gran oportunidad para suministrar, a nivel global, la producción sostenible de los minerales necesarios y, de esta manera, transformar la riqueza de nuestro subsuelo en empleo y desarrollo para los territorios, reduciendo los índices de pobreza, como sucede actualmente en los municipios donde se realiza la minería empresarial