La quiebra de FTX agrava la crisis de las criptomonedas en América Latina
El “criptoinvierno” ya está aquí. Las ondas expansivas de la quiebra de FTX, con sede en Las Bahamas, han alcanzado de pleno a América Latina. Allí, las plataformas de compra y venta de criptomonedas habían encontrado en los últimos años un terreno fértil, gracias a la inestabilidad política y a la alta inflación. La fiesta ha terminado. Con la pérdida de valor del bitcoin y la reducción de la financiación disponible, los principales jugadores del sector se enfrentan a su peor momento en un lustro. Aunque afirman que su exposición a FTX es casi inexistente, las empresas han recortado plantillas y congelado los planes de expansión. La prioridad ahora es sobrevivir al bache.
2021 fue un gran año. Subidas a la ola de un bitcoin que no dejaba de batir récords, las principales plataformas de criptomonedas en América Latina nadaban en dinero y se convertían en “unicornios”, como se conocen las startups valoradas en más de 1.000 millones de dólares. La mexicana Bitso levantó 250 millones, y la brasileña Mercado Bitcoin, 200. Más que promesas de enriquecimiento rápido, en América Latina estas plataformas vendían otros atractivos: envío de remesas, como en el caso de México, y refugio del valor de los ahorros ante la alta inflación, en los casos de Argentina y Venezuela.
Un año después, el panorama ha dado la vuelta. El bitcoin, la principal moneda, ha pasado de valer 66.000 dólares la unidad a los 17.000 de esta semana. Los fondos de capital riesgo, la mayor fuente de financiación de las empresas del sector, se han secado o han preferido invertir en otros ámbitos menos volátiles. De 664 millones de dólares invertidos en el sector en 2021, se ha pasado a 142 en el periodo que va de enero a septiembre, según datos facilitados a este periódico por la Asociación de Inversión de Capital Privado en América Latina (Lavca).
Roberto Dagnoni, CEO de 2TM, empresa matriz de Mercado Bitcoin, habla de una actitud más “conservadora” en la industria. “Todos aquellos que se capitalizaron en 2021 están siendo más conservadores para que esa caja dure más. Estamos más enfocados en la eficiencia y en la rentabilidad que en el crecimiento”, señala. La pregunta es cuánto durará esa “caja”. “Es un combo difícil”, apunta Andrés Engler, editor para América Latina del medio especializado CoinDesk. “Son compañías que sobreviven gracias al capital de riesgo, que comenzó a escasear. Y, por otro lado, sucesos como el de FTX aumentan la desconfianza de los usuarios”.
La base de clientes ha crecido, pero a un menor ritmo que en años anteriores. Con un total de 5,5 millones de usuarios, Bitso añadió en el tercer trimestre tan solo 300.000, la peor cifra en dos años. Las plataformas han pospuesto sus planes de expansión y han pasado la tijera. La empresa mexicana despidió a 80 personas en mayo y acaba de anunciar una nueva ronda de “ajustes estructurales”. La argentina Lemon ha recortado un tercio de su plantilla, y unas 100 personas han salido de Mercado Bitcoin.
Precaución ante la debacle de FTX
La mayoría de despidos sucedieron antes de la quiebra de FTX, pero la caída del gigante este mes ha agravado la crisis. Valorada en 32.000 millones de dólares, la empresa y su fundador Sam Bankman-Fried están bajo la investigación de las autoridades estadounidenses por un mal manejo de fondos. Sus competidoras latinoamericanas, mucho más pequeñas, se han apresurado a minimizar su exposición a FTX. Lemon afirma haber retirado todos los fondos de usuarios que tenía en la plataforma estadounidense en cuanto empezaron a emerger los problemas financieros. Bitso y Mercado Bitcoin, por su parte, aseguran que no invirtieron fondos de clientes en FTX.
Además, apuntan a las diferencias de modelo de negocio. Las más repetidas son que ellas no reinvierten los fondos de sus clientes sin su consentimiento y tampoco poseen su propia criptomoneda. “No operamos con ninguno de los elementos tóxicos con los que trabajaba FTX; tenemos una estructura muy diferente. Hay una segregación al 100% entre los recursos de nuestros clientes y los que la empresa levantó en las rondas de financiación”, afirma Dagnoni. “Bitso no toca los fondos de los usuarios de ninguna manera a menos que expresamente nos indique lo hagamos. Es una regla de oro de las finanzas”, señala, a su vez, Felipe Vallejo, encargado de asuntos regulatorios en la compañía mexicana.
El momento llama a la precaución. Las plataformas latinoamericanas, que llevan años muy enfocadas en diseñar productos que sirvan para el día a día, buscan reforzar esa línea de negocio. Mercado Bitcoin acaba de lanzar MBRL cuyo valor está ligado al real y, por lo tanto, es mucho menos volátil que el bitcoin. Bitso, por su parte, confía en el crecimiento de las remesas de mexicanos en EE UU —de enero a mayo, procesó el 4,5% de los 22.400 millones de dólares enviados— y en Argentina ha lanzado un método de pago con código QR. “En tres o cuatro años queremos ser más que solo un lugar de compra y venta de criptos; buscamos ser un lugar donde puedas hacer toda tu vida financiera”, apunta Vallejo.
Tras los últimos batacazos, recuperar la confianza del usuario no va a ser fácil. Algunas plataformas están trabajando en lo que llaman “pruebas de solvencia” para que el usuario pueda examinar en todo momento si los activos de la compañía empatan con los pasivos. En Brasil, el Congreso aprobó esta semana una ley que establece un órgano regulador para el sector y crea un nuevo tipo penal para el fraude con criptomonedas. Dagnoni aplaude la nueva regulación como el “camino más efectivo” para evitar debacles como la de FTX, y cree que esta crisis servirá para “depurar” las manzanas podridas. Para el editor Andrés Engler, en cambio, el futuro del sector es todavía incierto: “Aún no podemos saber cuáles serán las consecuencias finales de la quiebra de FTX”.
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