De dirigir FTX desde un ático de lujo a estar en una cárcel con ratas: así gestó Bankman-Fried un fraude histórico
En algo más de un mes Sam Bankman-Fried ha pasado de dirigir la plataforma de criptodivisas FTX desde un ático de lujo en Bahamas a ingresar en una prisión con problemas de salubridad en la misma isla. Así ha cambiado la vida del máximo responsable de uno de los fraudes más importantes de la historia de Estados Unidos.
El pasado 12 de diciembre el fundador y exCEO de FTX fue detenido por las autoridades de Bahamas a petición del Gobierno estadounidense. El conocido como Warren Buffett de las criptodivisas fue acusado por la Fiscalía del distrito de Nueva York de los cargos de fraude electrónico, fraude de valores, conspiración de fraude de valores y lavado de dinero, tal y como adelantó The New York Times.
A esos cargos se suma la demanda de la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC). El regulador del mercado estadounidense le acusa de orquestar un fraude contra los inversores.
[Auge y caída de FTX: así se ha desmoronado el imperio del ‘Warren Buffett’ de las cripto]
«Sam Bankman-Fried construyó un castillo de naipes basado en el engaño mientras le decía a los inversores que era una de las estructuras más seguras de criptomonedas«, aseguró en un comunicado el presidente de la SEC, Gary Gensler.
El regulador ha responsabilizado a Bankman-Fried de recaudar de manera fraudulenta miles de millones de dólares de los usuarios de FTX y malversar fondos pertenecientes a los clientes.
Malversación de fondos
Así, SBF -como se hace llamar en las redes sociales- habría organizado toda una trama que durante años habría traspasado dinero desde la plataforma al brazo inversor de su entramado empresarial: Alameda Research.
La clave residiría en que a mediados de 2020, el ingeniero jefe de FTX, Nishad Singh, realizó un cambio secreto en el software de la plataforma.
Modificó el código para eximir a Alameda Research de una función de la plataforma de negociación por la que sus activos se habrían vendido automáticamente si las pérdidas eran demasiado abultadas, según informó Reuters.
Esta exención permitía a Alameda seguir tomando prestados fondos de FTX con independencia del valor de las garantías que respaldaban esos prestamos. Los mencionados fondos, además, no pertenecían a la plataforma, sino que eran depósitos de los clientes.
La modificación en el código de FTX fue solo uno de los métodos utilizados por Backman-Fried. El segundo, según señala también Reuters, era el uso de las cuentas bancarias de Alameda para transferir los depósitos en moneda tradicional de los usuarios. En total, el desvío de fondos podría haber alcanzado los 8.000 millones de dólares (unos 7.555 millones de euros al cambio actual).
Bankman-Fried apuntaló su criptoimperio desde un ático de lujo en la exclusiva urbanización Albany, en Nassau, la capital de Bahamas. SBF lo compartía con varios miembros de la compañía, quienes mantenían relaciones poliamorosas y pasaban el rato jugando a videojuegos, según se hicieron eco varios medios de comunicación en el momento en el que estalló el escándalo.
El pasado martes en su comparecencia ante el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes estadounidense, el actual director ejecutivo de FTX, John Ray, admitió que no había controles internos ni distinción entre la compañía y Alameda Research.
Ray -quien ya comparó la situación con la quiebra de Enron– señaló que no cree que Bankman-Fried transfiriera fondos de FTX a Alameda Research «por error» y avanzó que el colapso del grupo parece derivarse de la concentración de poder en manos de gente sin experiencia, a la que acusó de coger dinero de los clientes para sus propios intereses.
Sin embargo, Bankman-Fried señala la venta masiva de criptomonedas que se produjo a principios de año como la razón de la quiebra. Según explicó, el criptoinvierno redujo a la mitad la garantía de FTX, de unos 30.000 millones de dólares (28.341 millones de euros).
Llegados a esa situación, según Bankman-Fried, la venta de criptodivisas continuó y, combinada con una restricción crediticia y una «huida del banco», redujo la garantía a 9.000 millones de dólares (8.502 millones de euros) antes de que FTX se declarara en bancarrota.
Ahora Bankman-Fried se encuentra encarcelado en el Departamento de Servicios Penitenciarios de Bahamas, también conocido como Fox Hill. A pesar de su bucólico sobrenombre -la colina del zorro, en inglés- estas instalaciones son famosas por el hacinamiento, la mala nutrición, el saneamiento inadecuado y la atención médica insuficiente.
Así lo denunció en 2020 un informe del Departamento de Estado estadounidense, que describía una plaga de ratas y gusanos, así como celdas diminutas que no contaban con inodoros. Backman-Fried se encontraría en el ala de la unidad de máxima seguridad, donde permanecerá hasta su audiencia de extradición el 8 de febrero.
En la primera comparecencia ante el tribunal de Bankman-Fried, que tuvo lugar el pasado martes, su abogado dejó clara la intención de luchar contra la extradición a Estados Unidos.
Pero eso fue antes de que el juez denegara su solicitud de ser puesto en libertad bajo el pago de una fianza de 250.000 dólares (236.181 euros). Las condiciones de las instalaciones donde pasará el próximo mes y medio podrían hacerle cambiar de opinión.