Las propinas que impulsa Ayuso: a quién se pagan, cuánto y cómo se abonan
Una campaña de comunicación de la Comunidad de Madrid ha puesto los focos sobre un asunto que rara vez atrae atención mediática o popular, más allá de la clásica charla de sobremesa sobre su importe: las propinas. Con la intención de fomentar el pago de las mismas, el Gobierno madrileño impulsó una campaña publicitaria que ha tenido una notable repercusión en redes sociales: el vídeo que pide a los madrileños ser generosos a la hora de pagar la cuenta en los bares ya acumula más de 1,4 millones de visualizaciones. La propina, expone el corte publicitario, es una manera de contribuir a que los empleados de hostelería cumplan «sus pequeños sueños», como cursos de idiomas o clases de piano.
La repercusión es, como sucede habitualmente en redes, un arma de doble filo. Buena parte de los usuarios de Twitter que aludieron a este tema han alegado que es el salario lo que debería ayudar a cumplir sueños, en vez de hacerlo una aportación voluntaria de los clientes. Es la tesis que defienden los sindicatos que representan al sector.
🔴Ni las clases del hijo de Elena, ni Roberto, ni los estudios de Sofia deberían depender de ninguna propina
🔴Son los derechos, los salarios, las condiciones de vida dignas, las que hacen posible cumplir nuestros sueños.#LuchaPorEllos https://t.co/s7fxzlmF2O
— CCOO de Madrid (@CCOOMadrid) December 16, 2022
«Creemos que en el centro del debate no tiene que estar el hecho de que las propinas ayuden a cumplir los sueños y necesidades de los trabajadores de hostelería» defiende Ángeles Balué, secretaria general de la federación de servicios de Comisiones Obreras de Madrid. «El centro del debate debería de ser los salarios dignos, regulados en convenio colectivo, que es realmente lo que otorga los derechos y la estabilidad. La negociación del próximo convenio, que la tenemos a inicios del próximo año, tendrá como principal planteamiento esta dirección, el intentar recuperar la pérdida de poder adquisitivo derivada de la inflación», adelanta.
Por su parte, Emilio Gallego, secretario general de la Confederación Empresarial de Hostelería de España, argumentó en rueda de prensa que las propinas son una relación entre el cliente y el trabajador que en ningún caso supone una política de empresa ni se regula por la misma. «Es una campaña autoría de la Comunidad de Madrid a la que deseamos el mayor de los éxitos» agregó, tras recordar que son los propios trabajadores quienes deciden cómo se gestionan las propinas y que tiene un sesgo cultural importante.
Mientras que en otros países es prácticamente obligatoria, la propina es algo voluntario en España. Tampoco es común que se incluya el concepto de pago por el servicio en la cuenta a abonar, como sí ocurre en otras latitudes. Estados Unidos es el ejemplo más conocido: la propina es parte de un acuerdo no escrito y, de hecho, supone la mayor parte del sueldo de los camareros, que tienen la obligación (al menos sobre el papel) de declarar estos ingresos.
«Siempre que uno recibe una propina tras esforzarte en dar un buen servicio es muy de agradecer», expresa F. M., camarero en un establecimiento manchego. «Este mes con las propinas he comprado tabaco y un regalo de Navidad, es una parte notable. La cantidad oscila, pero quizás pueda ser unos 50 o 60 euros al mes, con lo cual sí que viene muy bien».
No hay estudios actualizados con datos sobre cómo de generosos somos los españoles a este respecto, no obstante, la costumbre suele ligar su cuantía con el tipo de establecimiento, de servicio y el volumen de la transacción. No se esperan las mismas propinas en un establecimiento de alto standing en Ibiza que en un restaurante humilde o en un pedido de pizza a domicilio. Con todo, el lanzamiento de la campaña de Madrid no es casual. El auge de precios junto con la digitalización de pagos son claros sospechosos de haber provocado que los consumidores se piensen dos veces el dar propina.
A quién se le entrega
Como indica Gallego, la propina tiene mucho de cultural. La campaña se focaliza en los bares, pero no es el único sector que tradicionalmente recibe propinas. Peluquerías, taxistas, repartidores a domicilio o guías turísticos también son perceptores habituales. El por qué unos sectores reciben y otros no es difícil de explicar si no se atiende a la explicación de Gallego. Todos comparten una característica común: servicios en los que el trabajador atiende de forma cercana al usuario.
Cuánto
La cantidad a pagar depende de la voluntad del cliente. No obstante, según un estudio del banco N26 lo habitual es dejar alrededor de un 10% del total de la cuenta de un restaurante. El porcentaje, según el banco, es menor al que se abona en otros países.
Cómo se entregan
También influye en el reparto de propina el método elegido para abonarla. Han surgido aplicaciones para facilitar el abono de propinas de forma digital pero el efectivo sigue siendo el método más extendido a la hora de darlas. Los datos del Banco de España muestran un sólido aumento de los pagos con tarjeta desde 2020, con lo que no son buenas noticias para la salud de las propinas.
En 2019 se realizaron en España un total de 4.536 millones de operaciones con tarjeta por un importe de 161.343 millones de euros. En 2021, se produjeron 6.101 millones de transacciones con este método de pago que movieron 195.246 millones de euros. La tendencia no hace más que acelerarse. Según los últimos datos disponibles, en el segundo trimestre de 2022 los pagos con tarjeta crecieron un 23,56% respecto al mismo periodo de 2021.
«Como consecuencia de la pandemia se utiliza mucho más el pago con tarjeta que el pago en efectivo. Muchas veces las propinas estaban ligadas a las monedas que sobraban tras pagar la cuenta. Ahora depende de si el establecimiento te permite incluir esa propina a la hora de pagar con tarjeta, lo que abre otra cuestión, la del reparto. Si la propina está incluida en el pago con tarjeta es el empresario el que dispone de ella de cara a hacer el reparto. En esta situación las propinas han bajado, pero sobre todo es por el método de pago, no tanto porque la gente quiera o no quiera», detalla Balué.
Este mismo problema lo han tenido también otros que dependían del efectivo como es el caso de los músicos callejeros. Unos artistas que han tenido que seguir los pasos de los londinenses y digitalizarse también para no perder volumen de ingresos.
¿Tributan?
Oficialmente, las propinas están sujetas al IRPF. En la práctica, al ser cantidades pequeñas y que se perciben en efectivo, el control es complicado de efectuar. «La Dirección General de Tributos (DGT) interpreta el artículo 17.1 de la Ley 35/2006 del IRPF considerando que las cantidades percibidas por el trabajador en concepto de propinas son rendimientos del trabajo que, por tanto, quedan sujetas al impuesto y a su sistema de retenciones a cuenta y, a su vez, la empresa, obligada a practicarlas», recuerda la firma de asesoría legal, auditoría y abogacía Del Bas.
Carlos Cruzado, presidente de los Técnicos de Hacienda (GESTHA), reflexiona al respecto de la iniciativa madrileña. «La campaña de la Comunidad de Madrid pone dos cuestiones sobre la mesa. Por un lado, que los sueldos de la hostelería no son suficientes para cubrir los sueños de los integrantes del sector. Por otro lado, lo que se deja entrever es que las propinas pueden ser un montante importante a la hora de lograr hacer determinadas actividades».
Cruzado afirma que lo que se obvia a menudo es que las propinas están reguladas en la legislación fiscal. «Están consideradas en la ley del impuesto sobre la renta y, según la doctrina de tributos de la Dirección General de Tributos, son consideradas rendimientos del trabajo. Dentro de la ley del impuesto se establece expresamente la obligación para los empresarios de retener e ingresar la cuota correspondiente a las propinas. Esto es algo que hay que tener en cuenta», describe.
«Nosotros lo que destacamos desde nuestro sector es que las propinas, frente a lo que se piensa generalmente e incluso frente a lo que se ha estado publicando estos días en algunos medios de comunicación, sí están reguladas desde el punto de vista fiscal», concluye.