El poeta y el artista transforma la fuerza del paisaje de Yagul en obra y palabra
Mónica Mateos-Vega
Periódico La Jornada
Lunes 26 de diciembre de 2022, p. 5
La fuerza y la resistencia del paisaje de Oaxaca, transformadas en poesía, arte, palabra y textil, conforman la exposición El poeta y el artista: Seamus Heaney & Jan Hendrix en Yagul que se presenta en el Centro de Artes de San Agustín (CASA), en Etla, en esa entidad.
Integrada por tapices, serigrafía, litografía y libros de artista, la muestra, que fue curada por Cuauh-témoc Medina, sobre todo es una suerte de homenaje a la visión extraordinaria que tuvo el pintor Francisco Toledo (1940-2019) al publicar en su editorial, en 1991, una traducción del libro de Heaney La isla de las estaciones, hecha por la poeta mexicana Pura López Colomé.
En 1995, el escritor irlandés ganó el Nobel de Literatura y cuatro años más tarde, gracias a un amigo común, Toledo lo invitó a conocer Oaxaca para presentar La luz de las hojas, el segundo título que le publicó al poeta.
Ese enlace fue, precisamente, Jan Hendrix (Maasbree, Países Bajos, 1949), a quien Toledo un día mandó a conocer la zona arqueológica de Yagul, pues se dio cuenta de lo que me hacía falta. Ahí encontré una fuerza que me inspira
, recordó el artista en charla con La Jornada.
Agregó: Francisco siempre supo explorar esa creatividad que uno va descubriendo en Oaxaca, y aplicarla no sé en cuántas cosas, creando espacios culturales muy importantes, que, por cierto, hay que apoyar porque están en peligro
.
Por eso, esta exposición se trata, por la temática, de un regreso a casa
, puntualizó Medina, quien explicó en entrevista con este diario que Heaney siempre habló de su colaboración con Hendrix y el impresor Hans van Eijk (de la imprenta In De Bonnefant) como un ejemplo de aquellas antiguas amistades entre el artista, el impresor y el poeta
.
Extraordinaria vuelta a casa
Seamus y Jan produjeron tres libros: La rama dorada, 1992; La luz de las hojas, 1999, y La Eneida. Libro VI, 2016 (este último de manera póstuma a la muerte del Nobel). Fue una entrañable relación de amistad y creatividad que hoy se documenta en la exposición El poeta y el artista.
El curador reiteró que “es una ocasión extraordinaria traer de vuelta a Oaxaca esta obra. Hendrix comenzó a tener tratos con Heaney a finales de los años 80 y principios de los 90 a partir de leer su libro La muerte del naturalista, e hizo una serie de grabados con la temática irlandesa de ese poemario temprano.
“En 1999, en La luz de las hojas, Heaney hace un homenaje a poetas muertos que habían sido muy importantes para él como ejemplo, referencia y como una especie de tradición moderna. Para ese libro, Hendrix realizó obras en las que usó las técnicas que había desarrollado en ese periodo, en un papel semitraslúcido, con serigrafía, hoja de oro y hoja de plata que le permitían hacer grabados que funcionan con superposiciones. En ese libro, un referente importante para el artista fue la ambivalencia del color de la luz de Oaxaca, esa luz contra la cantera que oscila entre el verde, el rojo y el amarillo de manera muy especial.
“No obstante la muerte de Heaney, Hendrix completó su libro VI de La Eneida, en el que regresa a la temática de Yagul, con un espíritu dantesco y romántico que es también un homenaje al amigo poeta muerto. La obra que realizó para este libro es el punto de partida para los tapices grandes”.
Respecto de la relación entre ambos creadores, Hendrix comentó que un hijo de granjeros holandeses y un hijo de granjeros irlandeses no son tan diferentes; los dos comimos patatas. Seamus Heaney (1939-2013) es el poeta por excelencia que supo convertir un acto muy sencillo, algo que sucede en el campo o en su infancia, en una gran historia mitológica. Esa capacidad quise aplicarla al trato de la naturaleza, al trabajo con el paisaje. Por eso apareció Yagul, porque tiene una carga mitológica, como cualquier zona arqueológica en México, llena de historia y narrativas que van cobrando importancia, y por lo mismo me inspiran a hacer la obra que he hecho durante 40 años sobre el mismo lugar
.
El artista detalló que en sus piezas se refleja esa resistencia del paisaje de Yagul en estos tiempos tan frágiles, y a la vez la gentileza de las plantas, de los cactus en particular, que son como seres mitológicos. Yagul se convirtió en un laboratorio de trabajo y ha rendido una cantidad de piezas muy sorprendentes, así como poesía e investigación botánica
.
Resaltó que el público disfrutará del placer de reconectarse con la obra de manera presencial, ya no las estamos viendo por Zoom ni por monitor; es importante que se retome la relación física con las piezas
.
El curador Cuauhtémoc Medina destacó que Hendrix “hizo una investigación bastante a fondo para ubicar todo el material que se presenta en la muestra; a manera de buen detective, encontró libros dedicados, textos, cartas y documentos que también ilustran el tiempo que ha pasado y que explican el porqué de los diferentes formatos, pues hay estampas de 10 por 10 centímetros hasta textiles de varios metros y piezas de materiales muy diferentes.
Una coincidencia mágica es que los tapices que realicé miden 6.50 metros de largo y justamente el espacio entre columna y columna en la galería de la planta baja del CASA mide 6.50 metros: ¡el ingeniero que lo trazó en 1890 coincidió con la medida de mis piezas!
, concluyó.
El poeta y el artista: Seamus Heaney & Jan Hendrix en Yagul estará abierta en el CASA, Etla, Oaxaca, hasta el 16 de abril de 2023. Luego se exhibirá en la Casa de México en Madrid, España.
Our Lady of Guadaloupe
Seamus Heaney
Our Lady of Guadaloupe. Nothing remains
Except daylight across the light of the screen,
The ratchety projector no match for the afternoon, Disappointment blanching the sense of occasion.
An Indian face in close-up. Tropical rainfalls
Blasting too loudly out of lousy speakers,
But none of the miracle cures or the characters.
Nothing at all. Except for the tightening shawls
Of those l’s in the title, hoisting their burdensome vowels.
Nuestra señora de Guadalupe
Seamus Heaney
Nuestra Señora de Guadalupe. No queda nada
más que la luz del día a través de la pantalla,
el proyector rechinante, indigno del mediodía,
desencanto que decolora el sentido de la ocasión.
Acercamiento a un rostro indígena. Aguaceros tropicales caen escandalosamente desde las infames bocinas,
mas ninguna de las curas milagrosas o los personajes. Nada en absoluto. Salvo los rebozos apretados
de consonantes que enarbolan la opresión de sus vocales.
Del libro The Light of the Leaves, 1999. Traducción de Pura López Colomé