Fea radiografía de la educación en México – Grupo Milenio
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La estadística tiene la virtud de derrumbar el discurso político. Refleja un retrato que corresponde a una realidad porque no lleva maquillaje, por más discursos y vanaglorias se proclamen. Al final, son los resultados puestos en gráficas y dígitos los que muestra.
Así como el genial escritor irlandés Oscar Wilde creo la imagen de un joven hermoso llamado Dorian Grey que no envejecía, al final de su vida destruido su retrato, se encaró con su realidad: era un monstruo como consecuencia de su vida insana.
Igual pasa cuando se arrojan resultados de una encuesta científica con el sello del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) , como ha sido el caso de la medición del nivel educativo de México, que demanda que el sistema educativo es una responsabilidad de todos, incluyendo alumnos, maestros, padres de familia, autoridades e instituciones educativas.
Según la Encuesta Intercensal, que fue levantada en 2015, el porcentaje de población de 6 a 14 años que asisten a la escuela ha aumentado. Sin embargo, los números entre las entidades del país no son homogéneos.
Los estados que presentan una población de entre 6 y 14 años mayor al 97% en las escuelas son Baja California Sur, Sinaloa, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Hidalgo, Estado de México, Ciudad de México y Yucatán.
Un tema pendiente de reconocer impulsado por la OCDE es el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), que mide los conocimientos y habilidades que los alumnos adquieren y que son necesarios para su participación en la sociedad. En la última aplicación de la prueba PISA (2015), los resultados en el país mostraron que el rendimiento de los alumnos mexicanos (423 puntos) está por debajo del promedio de los países de la OCDE (493 puntos).
Además de evaluar habilidades de lectura, matemáticas y ciencia, la prueba PISA también califica la capacidad de trabajar en equipo, y ni México u otro país de Latinoamérica figuran entre los 20 primeros lugares de países que mejor resuelven los problemas en conjunto.
Sin embargo, la Secretaria de Educación no ve viable nuevas mediciones y les rehúye ante un teórico intento democratizador e incluyente… lo que afecta la natural búsqueda de la mejora continua del estudiante, quien busca calificar. Si no hay competencia, a la larga caerá en la incompetencia. _