Agave 'devora' los cultivos de alimentos en los Pueblos del Rincón; piden regulación
Campesinos criticaron que la siembra de agave disminuye las superficies disponibles para la producción de alimentos
Jonathan Juárez
San Francisco del Rincón.- El incremento de siembra de agave en la región de los Pueblos del Rincón causa afectaciones a los campesinos que se dedican a la siembra de granos y hortalizas.
Con ello, también se disminuyen las superficies disponibles para el cultivo de plantas que sirven para la alimentación de las personas. Así lo señalaron los propios trabajadores del campo.
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Emmanuel Hernández siembra en La Estancia de los Sapos, en los límites de León y San Francisco del Rincón.
Expresó que el agave solamente se aprovecha su para la producción de bebidas alcohólicas, y no de alimentación. Esto sumado a los daños que se causan al medio ambiente.
“Al haber más espacio de agave, hay menos superficie para cultivar lo básico de la cocina, más alimento. El agave se aprovecha para el alcohol, y no tiene otro uso, además de que están deforestando y se acaba el ecosistema”, dijo.
Siembra de agave se da por motivos económicos
Agregó que lo anterior se da debido a que la siembra de agave genera deforestación en varias zonas de los municipios. Esto motivado por fines económicos.
Consideró que es necesario que los gobiernos intervengan para que haya un control de la superficie para la siembra. Esto para evitar una deforestación a mayor grado.
A ello se suma lo dicho por Gaudencio Muñoz en la comunidad La Estación. Él mencionó que hay una situación crítica en la actualidad por el incremento de los precios en los insumos, además de la maquinaria que suelen ocupar.
Dijo que durante el año pasado los trabajadores de las tierras buscaron una recuperación tras las afectaciones generadas por la pandemia.
Agregó que durante el año 2022, el sector pudo ver una mejoría en sus actividades, así como en su economía. Por ello, señaló que esperan que durante este 2023 las cosas mejoren en cuanto al clima y a sus finanzas, ya que actualmente muchos no reciben apoyo gubernamental.
En Pénjamo ya advertían sobre los peligros del cultivo de agave
En octubre pasado, ejidatarios penjamenses mostraron su preocupación ante el incremento de las parcelas que se están sembrando con agave azul Weber para la fabricación de tequila. Alertan que el uso de pesticidas y otras técnicas de control de plagas y plantas no deseadas para el agave, podría dañar sistemáticamente la tierra y convertir a Pénjamo en parte de la conocida “maldición del oro azul”.
Don José, originario de la comunidad de Churipitzeo en Pénjamo, es un campesino que lleva más de 40 años sembrando cultivos tradicionales cómo sorgo, maíz, cebada, garbanzo o trigo, dependiendo la temporada. Y aunque familiares y amigos han optado por rentar sus tierras para la siembra de agave, él sembró maíz esperando una cosecha buena para vender y además para el consumo propio y de su familia.
Él es uno de los productores de Pénjamo que se oponen al cultivo del agave.
“Ahorita todos quieren hacerse ricos, la planta de agave se paga muy bien pero deben de esperar entre cuatro y cinco años para poder cosecharla. Pero ese no es el problema, existe un daño que se genera a la tierra porque el agave necesita químicos muy potentes para poder desarrollarse y combatir las plagas. Eso les pasó en Jalisco: las tierras sembradas con agave ahora no producen nada”, explicó el experimentado agricultor.
“La maldición del oro azul”
El 18 de febrero de 2012, los investigadores Peter R.W. Gerritsen de la Universidad de Guadalajara, y Jaime Morales Hernández del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, publicaron un trabajo denominado “La maldición del oro azul”. En el expusieron parte de la problemática y el impacto ecológico y social del cultivo acelerado del agave azul.
“Igual que en varios cultivos representativos de la agricultura agroindustrial, la expansión acelerada del cultivo de agave azul ha tenido efectos negativos en los ámbitos ecológico, económico y social y se ha convertido en fuente de fuerte preocupación para los campesinos y otros actores regionales. Entre los efectos negativos que actualmente se observan, se cuentan: erosión de suelo, contaminación de suelo y agua por el uso de agroquímicos (altamente tóxicos y prohibidos en otros países) y destrucción de los bosques nativos de los ejidos”.
“Se pierde el amor por la tierra”
El estudio también señaló el impacto a las costumbres y tradiciones sociales de la región por el cambio al cultivo de agave.
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“Además, como es el caso del ejido Modelo, el cambio de cultivo ha causado consecuencias en la vida campesina. Allí 80 por ciento de los parcelas se convirtieron en plantaciones de agave y dejaron de lado las siembras de maíz y frijol, que habían sido el sustento de todas las familias hasta la llegada de este engaño fatal. Se ha ocasionado la escasez de maíz y frijol, la compra-venta de tortilla de fuera y la pérdida del amor y respeto por la tierra”.
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