Los desafíos ambientales que enfrentará América Latina en 2023 – El Observador
La riqueza ambiental y la diversidad biológica de América Latina se ve minada año tras año por actividades extractivas agresivas como la minería (ilegal, criminal y a gran escala), la deforestación y la potrerización de las tierras para la ganadería extensiva, entre otras actividades depredadoras.
En 2023 las principales naciones latinoamericanas se verán enfrentadas a crecientes amenazas a su capital ambiental y sólo la implementación de políticas activas podrá impedir una mayor degradación de la tierra, el agua y el aire, si bien las amenazas ambientales se extienden prácticamente a todos los países de la región.
Colombia
La asunción del nuevo presidente Gustavo Petro que mantuvo como una de sus banderas de campaña la protección “absoluta” del medio ambiente significó la apertura de diálogos con las organizaciones sociales que trabajan en el tema y un logro importante: la ratificación del Acuerdo de Escazú.
Persiste, sin embargo, una lacra que viene de gobiernos anteriores: el asesinato sistemático de líderes ambientales. Según la organización Somos Defensores, entre el día de la posesión de Petro, el 7 de agosto, y el 30 de septiembre se registraron 25 asesinatos de defensores ambientales, y según la organización Global Witness, el país cumplió dos años, 2020 y 2021, como el más letal para los líderes ambientales en el mundo; es el lugar donde más los asesinan. 33 de los 200 homicidios registrados de líderes ambientales en el mundo sucedieron en Colombia.
Aunque el Acuerdo de Escazú permite sentar las bases para la protección de los defensores del medioambiente, el gobierno Petro debe asegurarse de que se le ponga fin a la violencia criminal contra ambientalistas.
La segunda gran problemática que Colombia tendrá que enfrentar en 2023 es la deforestación. Según la nueva ministra de ambiente colombiana, Susana Muhammad, entre 2001 y 2021 la Amazonía colombiana perdió casi dos millones de hectáreas, lo que equivale a 2 millones de campos de futbol reglamentarios. Entre las razones de la deforestación están la minería ilegal, la potrerización, los incendios y las talas masivas. El próximo año debe ser el inicio de un plan que comience a ponerle coto a las prácticas que ahondan la deforestación en el país.
Ecuador
Ecuador es un país donde, según su constitución, la naturaleza es protagonista. Sin embargo, en 2022 hubo múltiples derrames de petróleo. Según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), entre 2012 y 2022 ha habido 1.584 derrames, principalmente debido a la falta de inversiones en el mantenimiento de los oleoductos. En el caso de que el gobierno ecuatoriano no obligue a las petroleras a cumplir con las normativas de prevención, el desastre ambiental del país puede ser aún mucho mayor.
Otro tema pendiente en Ecuador es la falta de datos actualizados sobre la deforestación. A la fecha no hay cifras actualizadas en las entidades gubernamentales, lo que no permite entender cuál es la verdadera situación de la Amazonia ecuatoriana. Finalmente, es urgente que cesen los ataques y persecuciones a líderes ambientales. Solo en octubre de 2022 se registraron tres ataques armados contra defensores y varios han denunciado que son perseguidos.
Argentina
Con una inflación interanual desbordada, Argentina es un país en crisis y el medioambiente no es la excepción.
Las pérdidas económicas debido a la sequía han sido enormes y el país debe pagar una deuda de US$ 44.000 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI).
El problema real de las sequías, más allá de la muerte de animales y el aumento de las tierras infértiles, es que alimenta una proliferación de incendios que han producido un enorme impacto acumulado. Según el sitio Chequeado, “desde 2019 y hasta el 18 de agosto último, se registraron en todo el país un total de 6.716 incendios que afectaron una superficie de 2.360.215 hectáreas”. Si el gobierno argentino no logra poner freno a los incendios, más allá del enorme daño ambiental, la productividad agropecuaria, pilar de la economía del país, podría seguir bajando en 2023 de manera alarmante.
Otra cuestión compleja en Argentina es el enfrentamiento persistente con los pueblos indígenas a causa de desplazamientos y disputas territoriales en diferentes puntos del país, aunque se ha intentado llegar a soluciones acordadas, éstas no han sido efectivas. Instancias para poner en marcha iniciativas, como mesas de diálogo, para acercar a representantes de los pueblos originarios a órganos políticos no han sido exitosas por la falta de confianza de los pueblos originarios en la acción del Estado y la ausencia de políticas específicas y soluciones para sus problemas.
Bolivia
En Bolivia habrá dos retos principales en materia ambiental en 2023: parar el avance de la deforestación, que ubicó al país como el segundo con mayor pérdida de bosques en América Latina y detener el aumento de la minería de oro en las áreas naturales protegidas que en muchos casos coinciden con los territorios indígenas.
Para lograrlo, el gobierno debería repensar las políticas y disposiciones legales que benefician a la gran minería aurífera en detrimento del medio ambiente y de los derechos indígenas ancestrales sobre el territorio que habitan.
México
En 2022 México fue el país donde más líderes ambientales fueron asesinados en el mundo, superando incluso a Colombia. Según el último informe de Global Witness, publicado en septiembre de 2022, en el país murieron 54 defensores ambientales en 2021.
En abril de 2022 se cumplió el primer año de la entrada en vigor del acuerdo de Escazú en México, aunque no parece haber tenido efecto en la violencia que se vive en los territorios.
Por otro lado, el área que se ocupa del medio ambiente en México tiene un presupuesto paupérrimo. En 2022 el gobierno federal destinó unos MEX$ 40.800 millones al sector ambiental, una cifra mucho menor a los MEX$ 67.000 millones que tenía en 2015. La falta de recursos ha tenido como consecuencia un sector débil, que no tiene cómo proteger las áreas de conservación ni cómo hacer investigaciones profundas de la situación ambiental del país.
Brasil
Brasil, el país más diverso del mundo, sale de un gobierno especialmente agresivo con el medioambiente y se enfrenta a un año complejo en 2023.
Después del mandato de Jair Bolsonaro, el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva enfrenta dos retos: la deforestación más alta de la región, y la vulneración constante de los derechos de los pueblos indígenas.
Durante su campaña, Lula prometió poner freno a ambas problemáticas con el nombramiento de la líder ambiental Marina Silva en Medioambiente y la creación de un ministerio para los pueblos indígenas.
Regionalmente, el reto más grande a superar es, sin duda, la deforestación, sobre todo en la Amazonia, el bosque tropical más extenso del mundo y una de las reservas naturales y de biodiversidad de la humanidad. Si no se crean planes estructurales y que se reflejen en políticas públicas eficaces que defiendan el medio ambiente, no habrá forma de detener esta dinámica de consecuencias catastróficas para el clima y el planeta.
Crisis climática
Sequías prolongadas, incendios gigantescos, deforestación sin freno, y deshielo de los glaciares andinos han marcado la agenda ambiental en América Latina en 2022. Según un nuevo informe del Banco Mundial (BM), la acción climática es urgente en la región para lograr acelerar una transición efectiva hacia economías resilientes y bajas en carbono.
El informe del BM, titulado “Hoja de ruta para la acción climática en América Latina y el Caribe 2021-25”, afirma que los desastres y eventos relacionados con el clima como sequías, deslizamientos e inundaciones, entre otros, serán cada vez más frecuentes e intensos por lo que la región es una de las más vulnerables al avance destructivo del cambio climático. La entidad estima que los costos causados por estos desastres en materia de infraestructura, energía y transporte equivalen al 1% del Producto Interno Bruto (PIB) regional y hasta el 2% en algunos países centroamericanos
El informe muestra además que para 2030, sólo en América Latina hasta 5,8 millones de personas podrían caer en la pobreza extrema como resultado de los efectos del cambio climático y que, para 2050, 17 millones serían desplazados climáticos.
(Global Witness, Open Democracy, Banco Mundial)