Desde hace unos años se ha querido potenciar el uso de energías renovables con el propósito de ir disminuyendo la dependencia de las fósiles. Y lo cierto es que se está consiguiendo: el
pasado año 2022, eólica y solar
generaron el 22 % de la electricidad en la Unión Europea (UE).
Aunque parezca una cifra baja, se trata de la primera vez que la energía limpia ha superado a la generada a partir de combustibles fósiles. Esta última constituyó un 20 % del total, y dentro de la cual destaca el carbón, que se incrementó en 1,5 puntos porcentuales hasta alcanzar el 16 % de la energía generada.
Pero desde la Unión Europea no se muestran satisfechos y quieren acelerar esa llamada transición ecológica para que la gran parte de la energía provenga de fuentes limpias. Para ello, han querido potenciar el
hidrógeno verde, la
gran apuesta energética de Europa que tiene como protagonista al H2Med, el corredor submarino que conectará Barcelona con cnetroeuropa y al que se han adherido España, Alemania, Francia y Portugal.
Riesgo medioambiental
La UE aprobó recientemente un
reglamento para acelerar la tramitación de algunos proyectos de energías renovables a costa de reducir las garantías de que no producirán impacto medioambiental al considerarlos de interés público superior. Casi a la vez, el Gobierno de España aprobaba un real decreto que permite que los proyectos de energía renovable
no tengan que pasar por el procedimiento de evaluación de impacto ambiental y por un proceso de información y participación pública.
Con esto, se pretende crear proyectos de energía renovable a gran escala que, aunque permitirían depender menos de los combustibles fósiles, podrían causar un daño visual y medioambiental grave y su consecuente gasto para la sociedad.
De igual manera, esta apuesta por las renovables despierta
grandes dudas entre los expertos. Por un lado, las infraestructuras que se necesitan para desarrollar estas energías tienen una gran dependencia de las
tierras raras. Como su nombre indica, este tipo de elementos son escasos en el mundo y Europa depende, en un gran porcentaje, de países como China.
Por otro lado, los ecologistas cuestionan que este crecimiento repentino de las renovables sea beneficioso para luchar contra el cambio climático. Y es que una de las formas más efectivas de hacerle frente es la preservación de los ecosistemas, que podían verse dañados por estas construcciones que no necesitarán evaluación previa.
Guerra en Ucrania
Desde la Comisión Europea argumentan estas «medidas de emergencia» para acelerar la implantación de las renovables en el empeoramiento de las perturbaciones en el suministro de energía y los precios «impulsadas por la invasión rusa de Ucrania». Por ello, creen que es «aún más urgente» acelerar la implantación de las energías renovables en toda la UE.
Lo cierto es que la espiral inflacionista en la que vivimos inmersos se debe, en gran medida, a la dependencia del gas ruso. Por ello, las instituciones comunitarias ven necesario implantar opciones alternativas para no tener que comprar energía a Vladimir Putin. Algunos países, como Reino Unido o
Alemania, han llegado incluso a apostar por el carbón, un combustible fósil que estaba prácticamente extinto.