Así no me da hambre hasta mañana – Grupo Milenio
Ciudad de México /
El domingo del Super Tazón fui al supermercado a comprar unos alimentos y bebidas que faltaban para la reunión que habíamos organizado mi esposo y yo. Estando en la fila para pagar se me acercó un niño de 9 años y me preguntó si podía ayudarme a empacar mis compras y llevarlas al coche para ganarse unos cuantos pesos. En realidad, no traía tanto en el carrito como para necesitar su ayuda, pero la fila era larga y noté que él cargaba unas cuantas cosas. Después de decirle que le agradecía su disposición, pero que no era necesaria, se formó detrás de mí para pagar lo que él traía en la mano. Se llamaba Fabián y me dijo que quería trabajar para poder comprarse unos tenis para ir a la escuela.
F: Los que traigo están rotos y así no me dejan entrar.
A: (Volteo y veo la suela rota). Ok, lo entiendo y ¿qué vas a comprar ahorita?
F: Traigo un pan dulce y un refresco para comer.
A: ¿Eso será tu comida de hoy? (dije esto sin juzgar, tenía curiosidad por su respuesta)
F: Con esto no me da hambre hasta mañana y el dinero que ahorre lo uso para los tenis y no para comprarme de cenar.
A: ¿Qué te parece que yo te invito esta comida hoy? Así tú ahorras más para tus tenis y te alcanza para cenar.
F: (sonrió).
La crítica que se hace en torno a que nuestro país es el número uno en el mundo en consumo de refrescos, así como también que ocupa los índices de obesidad más altos está mal enfocada. Se culpa a las personas por no saber elegir lo que deben comer en lugar de analizar el entorno en el que viven y que los orilla a dichas elecciones. Los alimentos ultraprocesados que muchas personas, como Fabián, eligen cada día tienen un costo menor que los frescos, duran más, no requieren técnicas de cocina y, lo más importante, quitan el hambre durante más tiempo. La elección de estos alimentos parece ser la más obvia (y la mejor) cuando una persona vive en inseguridad alimentaria.
Según los datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 69 % de las familias mexicanas vive en inseguridad alimentaria. Esto quiere decir que 7 de cada 10 personas carece de un acceso regular a suficientes alimentos que sean nutritivos y contribuyan a un crecimiento y desarrollo normal y saludable. Cuando una persona vive con la incertidumbre de si podrá consumir alimento el día siguiente (o esa misma noche, como el caso de Fabián) eligen aquellos que los ayuden a sobrevivir el momento, a no pasar hambre. La salud pasa a segundo término y no por decisión personal, sino por el entorno en el que viven, difícil de cambiar, y que los deja sin opciones. Estos alimentos son la única alternativa.
¿Podrías culpar a Fabián por comer pan dulce y refresco? Su prioridad ese día no era su salud, sino ahorrar para comprarse unos tenis y así estudiar. Su mente estaba enfocada en no pasar hambre para poder saltarse una comida y tener más dinero. Juzgar la forma de alimentarse de otros es un grave error en el cual no debemos caer, pues no sabemos qué hay detrás de sus elecciones.
Así que te invito a que a partir de hoy comiences a observar el tema de la salud en México con otra óptica, una que deja de poner toda la responsabilidad en el individuo y lo culpa de sus enfermedades. Muchos de los padecimientos que nos llevan a una muerte prematura se relacionan con una alimentación baja en nutrientes y energía. Sin embargo, hagamos consciencia de que solo 31% ciento de los mexicanos podemos, en realidad, prevenir estas enfermedades, pues tenemos la suerte de contar con la seguridad de que mañana habrá comida en nuestra mesa.
Sé que no cambié en nada la vida de Fabián ese día. Espero, al menos, haber contribuido un poco comprando su comida y que así él pudiera usar el dinero para sus tenis y entrar a la escuela. Ojalá sus ganas por estudiar lo lleven a tener mejores oportunidades laborales cuando crezca y algún día deje de vivir en esa terrible incertidumbre de si poder comer o no, y no tenga que decidir entre tener hambre y estudiar.
Es importante combatir la inseguridad alimentaria para contribuir a que los mexicanos vivan más y mejor. Debemos empujar a los gobiernos a que ofrezcan alternativas de alimentos accesibles y con alto valor nutricional para que no haya más niños con hambre. Cuando una persona deja de tomar decisiones basadas en su supervivencia, tiene mayor oportunidad de crecer, aprender y vivir con salud y felicidad; y es por ello que disminuir el índice de inseguridad alimentaria debería ser la prioridad de nuestro gobierno.
Ale Ponce
* Experta en Nutrigenética y Medicina del estilo de vida