Exhibe Londres la mayor colección de arte español en el extranjero
▲ Manuscrito ilustrado en papel (de 41 por 65.7 cm), incluido en el texto Origen, costumbres y estado presente de mexicanos y filipinos (1763), del mercader español Joaquín Antonio de Basarás.Foto ©Royal Academy of Arts, London / David Parry
Alejandra Ortiz Castañares
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 16 de marzo de 2023, p. 4
Londres. El cierre por restauración de la galería de arte de la Hispanic Society of America (Sociedad Hispánica de América) en Nueva York ha permitido mover sus mayores joyas a la capital londinense para mostrarlas en la Royal Academy (Academia Real) entre el 21 de enero y el 10 de abril bajo el título España y el mundo hispánico, con la curaduría de Adrian Locke y Per Rumberg. Es la mayor colección de arte español en el extranjero, compuesta por una galería de arte y una biblioteca de libros raros, inspirada en el modelo mixto del Museo Británico.
La colección fue creada por Archer M. Huntington (1870-1955) en una época de profundo crecimiento económico en Estados Unidos, después de concluir la guerra civil, en 1865. Junto a los grandes magnates de la industria como el padre de Archer, dedicado a la construcción del ferrocarril, se formaron las primeras colecciones de arte del país. En el mismo año del nacimiento de Archer abrieron sus puertas el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York y el de Bellas Artes en Boston.
Dos eventos durante un viaje a Europa a los 12 años dinamitarían la imaginación infantil de Archer, decidiéndose a crear un museo enciclopédico dedicado a España. El primero, el encuentro con los grandes museos europeos; reveladora, según narró, fue su visita al Louvre, recinto al que describió como una caja mágica que lo transportó a mundos asombrosos y distantes. El segundo, el sorprendente encuentro en una librería de Liverpool con un volumen dedicado a los gitanos.
Entrenado con una preparación rigurosa que incluyó el estudio de la lengua árabe, acopió personalmente a lo largo de su juventud una inmensa colección, abierta al público en 1908, enriqueciendo la aún restringida oferta museística en Nueva York, su ciudad.
Fue de los primeros museos privados que florecieron en Estados Unidos, poco después del Isabella Stewart Gardner en Boston y el Instituto Carnegie en Pittsburgh. La diferencia es que no albergaba pintura europea, sino etnografía, único por mucho tiempo en el país.
Si los ojos se ponen momentáneamente en los retratos de El Greco, Goya o Velázquez, el interés de la colección está en escrutar elementos excepcionales de calidad excelsa. El interés primordial de Huntington fue destacar la complejidad cultural de España debido a su variada conformación multiétnica y religiosa (iberos, musulmanes, judíos, cristianos, celtas, entre otros), en cuatro milenios de civilización, a través de objetos cotidianos. Las primeras obras son las vasijas de barro de la llamada cultura del vaso campaniforme de la época de bronce hasta la pintura de sus protegidos Joaquín Sorolla (1863-1923) e Ignacio Zuloaga (1870-1945).
Embellecer la vida cotidiana
La muestra narra una microhistoria que permite imaginar los utensilios que embellecieron la vida de sus habitantes, con especial interés por Al-Ándalus, la España medieval de dominio musulmán. Expone la obra maestra de Sorolla Idilio en el mar (1912-13) y bosquejos del ciclo monumental que capta las diferencias regionales en Visiones de España, símbolo mismo del museo neoyorkino.
De las 62 obras presentes, un espacio protagónico lo tiene Latinoamérica, en especial México, representado con la misma lógica del resto de la colección, formada por piezas heterogéneas de varios siglos: pintura, escultura, manuscritos, textiles, vasijas.
El objeto más antiguo de arte mexicano presente es el Mapa de Tequaltiche (1584), realizado por un artista indígena, integrado en las Relaciones geográficas (1579-1585) ordenadas por Felipe II para el conocimiento gráfico de su gente y el territorio de la Nueva España.Completamente cubierta de ilustraciones, destaca la cruenta representación de la Guerra del Mixtón(1540-1542). Una posible propaganda
política para resaltar la barbarie de los indios, mostrando a los españoles forrados de vestidos y armamento contra la desnudez de los indios con sus arcos. A pesar de ello, los únicos muertos en la escena son españoles, ensangrentados y decapitados, y se destaca también el cruel sacrificio humano de un niño.
El manuscrito Origen, costumbres y estado presente de mexicanos y filipinos (1763), de Joaquín Antonio di Basará, contiene uno de los más completos registros visuales del México del siglo XVIII. Entre las láminas resalta la representación de una pulquería callejera, donde el líquido viene servido en platos hondos. Acuden en su mayoría criollos, incluyendo mujeres. La imagen transmite la algarabía de los alegres comensales, amenizado por los gritos de un vendedor de rosquetes de pan.
Destacables también por su rareza son tres búcaros de Indias del siglo XVII de Tonalá: uno de ellos es un vaso de forma mesoamericana con una lujosa montura en la base en ormolú (bronce dorado). Otro es una de las primeras bateas existentes en laca de Peribán, Michoacán (ca. 1650); un rebozo de seda (1775-1800) con motivos geométricos y florales; el retrato de un afro-hispánico, El Costeño (ca. 1843), del pintor costumbrista José Agustín Arrieta, entre otros.
Huntington fue excepcional para su época por haber adquirido tesoros españoles que poco interesaban a los grandes acervos estadunidenses, pero, sobre todo, anticipó la fiebre del coleccionismo mexicano en su país, que detonaría un par de decenios después.