Macron aprueba la reforma de las pensiones sin pasar por la Asamblea
El Ejecutivo francés saca adelante su reforma de las pensiones sin pasar por la votación de la Asamblea. Finalmente, el presidente de la República, Emmanuel Macron y la primera Ministra, Elisabeth Borne, decidieron adoptar la vía directa a través del artículo 49.3 de la Constitución gala, ya que había falta de consenso en la Cámara Baja.
Así, la carta magna permite que el texto se pueda aprobar directamente tras la deliberación previa del Consejo de Ministros. Este artículo dice que solamente se puede echar atrás la aprobación si le presentan «una moción de censura durante las 24 horas posteriores». El requisito es que esta debe ser firmada, al menos, por una décima parte de la Asamblea Nacional.
Hacia las 15.30 horas de este jueves, la primera Ministra, Elisabeth Borne, se enfrentaba a una tensa Asamblea Nacional cargada de abucheos por parte de los grupos de la oposición.
«No podemos apostar por el futuro de nuestras pensiones», dijo a la bancada. «Si todos votaran de acuerdo a su conciencia y de acuerdo con sus posiciones pasadas, no estaríamos donde estamos esta tarde», se justificó la mandataria ante los representantes públicos en el hemiciclo.
Por su parte, Emmanuel Macron justificó el uso del 49.3 para aprobar la reforma por los «numerosos riesgos financiaros» que habría provocado su rechazo. Al mismo tiempo, aseguró que su intención «es ir a la votación», dijo durante el Consejo de Ministros extraordinario. Así, el jefe de Estado francés aseguró que la votación será «durante la moción de censura» y reiteró que «no podemos jugar con el futuro del país».
Por tanto, la edad de jubilación en Francia se ampliará de los 62 a los 64 años en 2030, según reza el texto de la reforma estrella de Macron.
Según el Consejo Asesor de Pensiones de Francia, si el sistema de prensiones se mantiene sin cambios, se registrará un déficit anual del 0,8% durante los próximos 10 años. El elevar la edad a los 64 años va a permitir, explican, aumentar el período mínimo de aportes para acceder a una pensión completa y eliminará el déficit del sistema para 2030, según el Gobierno.
Tanto Macron con Bonet se han arriesgado optando por la opción más impopular, que va a levantar ampollas entre la opinión pública y la oposición.
El líder del sindicato mayoritario CGT, Philipe Martínez, dijo a la prensa ante la Asamblea Nacional que, «aunque el 49.3 está en la Constitución, para nosotros representa una falta de respeto a la democracia». Tras eso, animó a continuar con las jornadas de protestas: «Las movilizaciones y las huelgas deben escalar».
El pueblo francés ya mostró su desacuerdo con diversas jornadas de huelgas sectoriales. De hecho, las numerosas encuestas que se han hecho sobre esto han dado como resultado que la mayoría de franceses rechaza esta reforma.
Es cierto que las movilizaciones están perdiendo fuelle, pero siguen contando con el apoyo de la opinión pública. En París, por ejemplo, el Gobierno ha decidido tomar el brazo de hierro en el enfrentamiento que tiene con el Ayuntamiento de la capital durante el décimo día de la huelga de basureros que están en contra de la reforma de las pensiones.
Pero Macron poco o nada tiene que perder ya que la ley no le permite postularse de nuevo como candidato a la presidencia de la República en el 2027 y está decidido a sellar su legado como reformista y obtener la victoria para su movimiento de centro.
La tesis de la traición a la democracia con el artículo 49.3 también la mantuvo la presidenta del partido La France Insoumise (LFI), Mathilde Pannot: «Esto es un momento gravísimo de traición democrática», aseguró al diario económico Les Echos.
Por su parte, el líder del Partido Socialista (PS), Oliver Faure, aseguró que esto forma parte de «los caprichos» del presidente. En concreto Faure dijo que el Elíseo «no es un parque para albergar los caprichos del presidente».