Fallece Rui Nabeiro, del contrabando a crear el café portugués más conocido en el mundo
La vida del empresario portugués Rui Nabeiro, fallecido este domingo a los 91 años en un hospital de Lisboa donde había ingresado por una enfermedad respiratoria, es tan literaria que acabó en una novela biográfica del escritor José Luís Peixoto: Comida de domingo (Literatura Random House), que saldrá en unas semanas en España. Comienza en la Raya en los días de contrabando y miseria y continúa por personajes y acontecimientos históricos que se cruzan en la vida de Nabeiro. Dice la editorial portuguesa, Quetzal, que es también un libro contra la muerte. Y así es: la novela de Peixoto es una vibrante aproximación a la vida de uno de los empresarios más populares de Portugal que adquiere otro simbolismo ahora que su protagonista ya no está.
Nabeiro nació en 1931 en Campo Maior, a 14 kilómetros de la frontera con España. Sus padres tenían una pequeña tienda y un negocio de torrefacción de café. A los 13 años deja el colegio y comienza a ayudar a la familia. Tras la muerte del padre, Rui Nabeiro consolida el negocio del café, favorecido por el vibrante comercio clandestino que se dio en toda la Raya durante la posguerra española. “Nuestro contrabando siempre fue para tapar agujeros”, declararía años después al semanario Expresso. En una entrevista con EL PAÍS en 2014 recordaba sus orígenes así: “Empecé trabajando a los 13 años en una tienda con mi tío Joaquim y mis padres. A la muerte de mi padre, a los 17, creé mi primera empresa. No sabía nada de cafés. Contaba con un almacén de 50 metros cuadrados y dos tostadoras con una capacidad de 30 kilos. Viajaba mucho, me recorrí toda España. El mercado estaba copado, así que empecé a introducirme con sucedáneos como la achicoria. Sin hacer ruido…”.
Bautizó su primera empresa Torrefacción Camelo y en 1961 constituyó Delta Cafés, que pasa de aquel pequeño local y tres empleados a una marca de actividad internacional con presencia en decenas de países. En los años ochenta creó la Novadelta, que consideraba la mayor fábrica de café de la península Ibérica, y un grupo empresarial que diversifica la actividad hacia otros negocios (agroalimentario, turístico e inmobiliario).
El Grupo Nabeiro, que cuenta con 3.800 trabajadores, ha logrado conservar la propiedad en manos del clan familiar. Para los portugueses resultó tan meritoria la creación de una marca internacional como la determinación de mantenerla en el país. Rui Nabeiro rechazó las ofertas de compra de gigantes de la alimentación como Nestlé, Kraft o Pepsi y conservó el control de la sociedad. También fue controvertida su relación con Nespresso a propósito de las cápsulas de café qué, según Nabeiro, los portugueses habían desarrollado antes. “Nosotros ya teníamos las cápsulas monodosis, pero envueltas en bolsas de aluminio para conservar el aroma. Vinieron a ver nuestras instalaciones y luego sacaron su sistema con una protección industrial total”, declaraba en la entrevista de EL PAÍS.
Tuvo también una abierta simpatía política por el Partido Socialista. En diferentes etapas de la dictadura y de la democracia, fue presidente de la Cámara Municipal de Campo Maior, que ha declarado cinco días de luto oficial por el fallecimiento. En los últimos años había recibido numerosas condecoraciones y distinciones por su labor, entre ellas la española de la encomienda de la Orden de Isabel la Católica. El presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, destacó de su trayectoria tanto la construcción “de una marca global, como hay pocas en nuestro país” como su “preocupación social y participación cívica”. También el primer ministro elogió su “humildad y responsabilidad social”.
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