Desde la Capital | Reflexión y arrepentimiento – El Sol de Parral
“De los doce a los treinta años de edad, Jesús vivió y trabajó en Nazaret como carpintero. ¿No es este el carpintero? Decían las multitudes asombradas, cuando él empezó a predicarles. Según opinión mayoritariamente aceptada en medios académicos, basada en una lectura crítica de los textos sobre su persona, Jesús de Nazaret predicador judío que vivió a comienzos del siglo I en pueblos cercaníos a la costa de Galilea y Judea. Se dice, fue pescador de hombres con su ejemplo. Nació bajo el reino de Herodes Antipas; fue crucificado en Jerusalén alrededor del siglo treinta, gobernaba Poncio Pilato”.
Cuaresma, tiempo de reflexión, llama a la conversión, volver a Dios; tiempo apropiado para purificarnos, tiempo para creer, recibir a Dios en nuestra vida; “poner su morada en nosotros” (Juan 14,23) conversión llega mediante la confesión de nuestros pecados. El calendario cristiano abarca del Miércoles de Ceniza al Domingo de Resurrección, tiempo especial, significativo para el pueblo católico que participa en diversas actividades religiosas, culturales. Jesús de Nazaret nació y vivió en el Oriente Medio, espacio aún llamado Palestina, cerca de Galilea, mar y pescadores. Desde el año 64 A.C la región formaba parte del imperio romano, históricamente recibió diferentes nombres: Judea, Canaán, Israel, Tierra Santa, etc.
En la gastronomía de esta temporada, consumir productos del mar; se considera alternativa tradicional saludable y sabrosa a base de pescados y mariscos que deben prepararse con ingredientes frescos y acompañados de salsas y guarniciones típicas de la región; es sin embargo importante tener en cuenta que venta y consumo de productos del mar deben hacerse de manera responsable sostenible; desde proteger los ecosistemas marinos hasta garantizar la salud y economía de los consumidores. De ahí el importante trabajo de dependencias de salud y verificadoras de muestreos de productos de pesca para garantizar que todos sean debidamente preparados con agua y hielo purificados, en restaurantes con o sin alberca y demás establecimientos que vendan mariscos, bajo control y cumplimiento de medidas sanitarias, a precios justos; de ahí los operativos que garanticen la seguridad y los derechos del cliente.
Las Amas de casa adquieren los conocimientos básicos en la materia mediante la experiencia diaria y recomiendan que, adquiridos estos productos se mantengan en camas de hielo limpio, en refrigeración o congelados, nunca bajo temperatura ambiente. Al revisar el producto, el pescado fresco debe tener una consistencia firme, ojos saltones, brillantes y transparentes; piel brillante; agallas de color rosado o rojizo; escamas bien adheridas a la piel y olor característico, agradable y fresco.
En el caso de los mariscos: almejas, ostiones y mejillones se debe revisar que la concha esté bien cerrada. En el caso de pulpo o calamar, se debe revisar que su textura sea suave, firme, lisa, húmeda y sin presencia de manchas. Si compra productos del mar congelados, evite descongelarlos a temperatura ambiente pues permite que se desarrollen bacterias. En el caso de los camarones, cangrejos o langostas debe buscarse que el exoesqueleto esté levemente húmedo, brillante y consistente, adherido firmemente en sus secciones; las patas, antenas y pinzas deben ser resistentes, firmes y bien adheridas al cuerpo; el olor debe ser marino salino, suave o neutro; el color debe ser característico de cada especie.
Tomar en cuenta estas recomendaciones garantiza la calidad de los productos del mar que se consumen en abundancia durante la cuaresma; además, tener seguridad alimentaria del consumidor. Disfrutemos en paz con Dios, esta deliciosa comida de cuaresma.