Estados Unidos sanciona a un banco húngaro, una «tapadera de los servicios secretos rusos»
Estados Unidos sanciona a un banco húngaro, el Banco Internacional de Inversiones, vinculado a Rusia. Concretamente, a tres de sus ejecutivos: dos ciudadanos rusos y uno húngaro, Imre Laszlóczki, vicepresidente de la entidad y antiguo embajador húngaro en Kazajistán y Azerbaiyán.
Todos ellos han sido incluidos en la lista de sanciones de Estados Unidos, según se encargaba de anunciar el embajador estadounidense en Hungría, David Pressman.
«Desde que esta entidad controlada por Rusia se trasladó de Rusia a Budapest en 2019, el Gobierno de Estados Unidos se ha dirigido al Gobierno húngaro en numerosas ocasiones para dejar constancia de nuestra preocupación por los riesgos que su presencia en Hungría supone para la alianza de la OTAN», explicaba Pressman.
«Con este anuncio, Estados Unidos demuestra que tomará medidas y responderá a las decisiones de Hungría y frenará el acceso de Rusia y de las personas rusas sancionadas al sistema financiero internacional», añadía el embajador.
Según Estados Unidos, el Banco Internacional de Inversiones es una tapadera de los servicios de inteligencia rusos, y sus funcionarios habrían recibido por parte de Hungría inmunidad diplomática. Los propietarios europeos del banco (Eslovaquia, Rumanía y Bulgaria, entre otros), se han retirado del proyecto, dejando a Hungría como último interesado.
La controvertida posición de Hungría
En Budapest, unos pocos manifestantes protestaban frente a la embajada de Estados Unidos, con un mensaje claro: «Yankees, marcharos a casa». El mensaje tiene aún más significado sí se compara con los muchos carteles que hay por el país en apoyo a Ucrania exigiendo lo mismo a los rusos.
De hecho, dichos carteles fueron los causantes del penúltimo episodio de tensión entre Budapest y la embajada estadounidense, después de que esta apoyara económicamente la campaña, que comparaba la revolución húngara del 56 —suprimida por la Unión Soviética—con la guerra ucraniana contra la agresión rusa. El Gobierno húngaro tachó la campaña de «probélica», frente a su postura, aseguran, «propaz».
En el fondo de la cuestión está en efecto la postura del Ejecutivo de Viktor Orbán respecto a la guerra en Ucrania, con una posición clara a favor de un alto el fuego inmediato seguido de conversaciones de paz que, defienden, no significa que Ucrania tenga que ceder territorio al agresor.
Y es que algunas declaraciones y posturas de Orbán respecto al conflicto en Ucrania hacen dudar a Estados Unidos de su posición en este asunto. Las declaraciones del presidente húngaro alertando de las consecuencias de una derrota rusa o su posición atravesada frente a la incorporación de Suecia a la OTAN son solo algunos ejemplos. El pasado mes de marzo el propio David Pressman ya instaba a Orbán a «distanciarse cuanto antes de Rusia».