China ya está preparando su propio DART: una misión de defensa planetaria consistente en golpear asteroides
En la fecunda crónica de la exploración espacial el 26 de septiembre de 2022 merece una mención destaca. Y por una razón sencilla: la misión que alcanzó su punto culminante ese día, DART, no buscaba llegar a ningún planeta inexplorado, obtener muestras ni poner en órbita nuevas sondas o un telescopio milmillonario. Su objetivo era otro bastante distinto: estamparse contra Dimorphos, el satélite del sistema binario Didymos, y prepararnos así ante cualquier posible amenaza futura en forma de asteroide. Como se encargó de recalcar la NASA entonces, tirando de épica espacial, se trataba de una auténtica misión de «defensa planetaria».
Aquella misión tenía detrás a la NASA. Ahora China quiere protagonizar otra similar. Y ya tiene la vista puesta en un asteroide ideal: el 219 VL5.
¿Qué pretende China? Algo similar al planteamiento de DART. Aunque con algunas diferencias relevantes. El objetivo de China es impactar una nave contra un asteroide para alterar su marcha. Tras el choque una segunda nave se encargará de documentar los resultados y evaluar sus cambios, una labor de seguimiento que también se realizará con apoyo de telescopios terrestres y el observador espacial Xuntian, que —según las previsiones que manejaba en verano las autoridades del gigante asiático- arrancará sus operaciones en 2024 y orbitará cerca de Tiangong.
¿Cuáles son las novedades? Los planes de China los conocemos desde hace más o menos un año, antes incluso de que DART colisionase con Dimorphos. Lo que entonces trascendió es que la CNSA trabajaba en su propio plan de «defensa planetaria» y que su meta era «contribuir a la protección de la Tierra y la seguridad humana», una retórica muy similar a la desplegada por la NASA con DART. Ahora manejamos sin embargo nuevos detalles, que incluyen, por ejemplo, el cuándo y cómo de la operación china, además de cuál es su objetivo concreto.
Durante una conferencia en Austria, Chen Qi, del Laboratorio de Exploración del Espacio Profundo de China, aportó algunas pinceladas nuevas de la misión China. Su ‘diana’ será 2019 VL5, un asteroide de clase Aten con una órbita que lo acerca a la Tierra. Según su ficha en Space Reference es un objeto de pequeño tamaño, con un diámetro de entre 53 y 12 metros, similar a un autobús escolar. En cuanto a cronograma, China prevé lanzar su misión de defensa planetaria ya en 2025.
¿Cómo será la misión? Empleará un cohete chino Long March 3B con dos naves: una pensada para impactar contra el asteroide y otra que se encargará de recabar información. Las novedades sobre la operativa las ha avanzado Space News con la información desgranada por el propio Chen Qi en Austria.
La hoja de ruta de la misión prevé que en un momento dado, después del lanzamiento, ambas naves se separen. La primera en alcanzar VL5 2019 será la de observación, que se dedicará a documentar el asteroide y evaluar su topografía. El momento culminante llegará cuando —tiempo después, una vez haya finalizado la etapa de reconocimiento— la segunda nave colisione de forma deliberada contra el asteroide a una velocidad relativa de 6,4 kilómetros por segundo.
¿Y después? La nave de observación se encarga de evaluar el resultado del impacto. Para garantizar que los expertos pueden recabar toda la información necesaria la misión incluye sensores ópticos, de radar y láser, un dispositivo para analizar partículas y una cámara de alta resolución que se encargará de observar el impacto y la posterior eyección. Además de la nave o la futura ayuda de Xuntian, los científicos aprovecharán las ventanas de observación de los próximos meses —octubre y noviembre— para estudiar el asteroide con telescopios terrestres.
¿Qué resultado espera China? A finales del año pasado Wu Weiren, del programa de exploración lunar de China, dejaba algunas reflexiones interesantes durante una entrevista con la cadena CCTV plus: «El impactador seguirá nuestra orden de colisionar con el asteroide y, con suerte, desviarlo 3 o 5o centímetros de su curso. Una desviación así cambiaría la trayectoria en más de 1.000 kilómetros después de unos tres meses», señala el experto: «Cuanto mayor sea el tiempo, mayor será el cambio de trayectoria. Esta es una misión muy importante».
¿Se parece a la misión DART? Sí. Y no. De entrada hay una diferencia sustancial entre Dimorphos, que presentaba un diámetro de 160 metros, y 2019 VL5, mucho más pequeño. No es el único punto en el que difieren ambas misiones. Como apunta Space News, la china combina en cierto modo elementos de DART y la operación Hera, de la Agencia Espacial Europea (ESA) y que prevé observar Didymos y Dimorphos a finales de esta década para valorar los efectos de la colisión de septiembre de 2022. Su objetivo: «Un seguimiento detallado»
La NASA ya ha avanzado en cualquier caso que DART ha tenido efectos bien apreciables. No mucho después del impacto, en octubre, la agencia detalló que había alterado la órbita de Dimorphos: si antes de la misión tardaba casi 12 horas en orbitar Didymos, tras el choque ese ciclo se acortó en alrededor de 32 minutos. La colisión desplazó además más de un millón de kilos de roca del asteroide al espacio, suficientes escombros para llenar seis vagones de tren.