Condenan a 25 años de cárcel por «traición» al opositor ruso Vladimir Kara-Murza
- Steve Rosenberg y Kathryn Armstrong
- BBC News, Moscú y Londres
El activista opositor ruso Vladimir Kara-Murza fue condenado este lunes a 25 años de prisión por cargos relacionados con sus críticas a la guerra en Ucrania.
La justicia lo encontró culpable de los cargos de traición, difusión de información «falsa» sobre el ejército ruso y por su afiliación a una «organización indeseable».
El periodista y político, que también posee la nacionalidad británica, es el último de varios opositores al presidente Vladimir Putin que han sido arrestados u obligados a huir de Rusia.
Kara-Murza, de 41 años, había rechazado todos los cargos.
Durante años había criticado a Putin y, tras el estallido de la guerra en Ucrania, se opuso a la represión del gobierno contra la disidencia.
«Refrendo cada palabra que he dicho… No solo no me arrepiento de nada, estoy orgulloso de ello», dijo en un comunicado la semana pasada.
«Sé que llegará el día en que la oscuridad que envuelve a nuestro país se disipará», agregó en declaraciones publicadas en internet. «Nuestra sociedad abrirá los ojos y se estremecerá cuando se dé cuenta de los crímenes que se cometieron en su nombre».
A una «colonia correccional»
La sentencia de 25 años contra Kara-Murza, que ha sido ampliamente criticada, fue la sentencia máxima solicitada por los fiscales y es la más larga que haya recibido una figura de la oposición desde que Putin lanzó la invasión rusa a Ucrania.
El juez emitió su decisión en cuestión de minutos, cuando muchas veces la entrega de veredictos y el anuncio de la sentencia pueden llevar mucho tiempo en los tribunales rusos.
Dio a conocer que el activista cumpliría su condena en una «colonia correccional de régimen estricto» y que sería multado con 400.000 rublos (US$4.900 dólares).
La dura sentencia es una señal de que en la Rusia actual las autoridades no solo están decididas a silenciar a los críticos, sino también a neutralizar cualquier acto o persona que consideren que representa una amenaza para el sistema político.
A la BBC no se le permitió el acceso a la sala del tribunal y solo se permitió el acceso a un puñado de periodistas de los medios estatales rusos, así como a la madre y al abogado del acusado.
Los reporteros y diplomáticos extranjeros tuvieron que dirigirse a una sala separada para ver los procedimientos en dos pantallas de televisión.
Hablando fuera de la corte después de la sentencia, la abogada de Kara-Murza, Maria Eismon, dijo que la sentencia era «aterradora», pero también un «alto reconocimiento» al trabajo de su defendido.
«Cuando [Kara-Murza] escuchó que eran 25 años, dijo: ¡mi autoestima incluso aumentó, me di cuenta de que había estado haciendo todo bien!», señaló la abogada.
El líder de la oposición rusa, Alexei Navalny, también se manifestó por la sentencia de Kara-Murza, calificándola de «venganza» del Kremlin «por el hecho de no morir en un instante», en referencia al hecho de que el condenado sobrevivió a dos envenenamientos, presuntamente perpetrados por autoridades rusas.
Kara-Murza proviene de una conocida familia disidente soviética. Su padre, Vladimir Kara-Murza, también fue crítico del Kremlin.
Comenzó su carrera en el periodismo antes de convertirse en asesor de Boris Nemtsov, otro destacado político y líder de la oposición rusa que fue asesinado a tiros en Moscú en 2015.
Desempeñó un papel clave para persuadir a gobiernos occidentales de que sancionaran a funcionarios rusos por abusos contra los derechos humanos y corrupción.
Fue arrestado hace un año en Moscú, inicialmente por desobedecer a un agente de policía. Se le imputaron cargos más graves una vez que estuvo bajo custodia.
El caso de Kara-Murza se basó en parte en un discurso que pronunció ante políticos en EE.UU. el año pasado, en el que dijo que Rusia estaba cometiendo crímenes de guerra en Ucrania con bombas de racimo en áreas residenciales, así como «bombardeo de escuelas y hospitales de maternidad».
Esas afirmaciones han sido respaldadas de forma independiente, pero los investigadores rusos las consideraron falsas y dijeron que el Ministerio de Defensa «no ha permitido el uso de medios prohibidos… para hacer la guerra».
Insistieron en que la población civil de Ucrania no era un objetivo.
Otro de los cargos contra el activista provino de su participación en un evento para presos políticos en el que Kara-Murza se refirió a «supuestas políticas represivas» de Rusia.
La semana pasada, se publicó una copia de un discurso que pronunció ante el tribunal a puerta cerrada, en el que dijo que su juicio le recordaba los casos de acusaciones públicas de la era de Stalin en la década de 1930.
«Solo me culpo por una cosa», dijo. «No logré convencer a suficientes compatriotas y políticos en países democráticos del peligro que el actual régimen del Kremlin representa para Rusia y para el mundo».
Su sentencia ha sido ampliamente condenada. El gobierno británico convocó a su embajador ruso y dijo que buscaría medidas para hacer que los involucrados en la detención y el «maltrato» de Kara-Murza rindan cuentas.
Reino Unido ya había emitido sanciones contra el juez que presidía el caso por su participación previa en casos de violaciones de derechos humanos.
«La falta de compromiso de Rusia para proteger los derechos humanos fundamentales, incluida la libertad de expresión, es alarmante», dijo el secretario de Relaciones Exteriores británico, James Cleverly, en un comunicado.
El activista recibió la ciudadanía británica cuando se mudó a Reino Unido en su adolescencia, con su madre, y asistió a la Universidad de Cambridge.
Estuvo a punto de morir dos veces después de ser envenenado y se mudó a EE.UU. con su familia para recuperarse. Más tarde regresó a Rusia pero se negó a irse tras la invasión de Ucrania, a pesar del creciente riesgo para quienes se oponían al gobierno.
Participó en la aprobación de la Ley Magnitsky en EE.UU., una pieza clave de la legislación que ayudó a garantizar la adopción de sanciones contra los violadores de los derechos humanos en Rusia.
Naciones Unidas y el Departamento de Estado de EE.UU. también condenaron el veredicto. Este último describió a Kara-Murza como «otro objetivo más de la creciente campaña de represión del gobierno ruso».
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