Estos son los defensores del planeta ganadores del Goldman 2023, el 'Nobel' del medio ambiente
No son tan famosos como los Nobel pero los premios Goldman se han ganado reconocimiento internacional por el rigor de su convocatoria y, sobre todo, porque desde hace 33 años dan a conocer a escala mundial la labor de personas que dedican buena parte de su vida (alguno de ellos incluso la ha perdido, han sido asesinados) a la defensa de la naturaleza, la calidad del medio ambiente y los derechos de las poblaciones indígenas en practicamente todo slos rincones del planeta.
Un año más, desde 1990, la organización sin ánimo de lucro The Goldman Environmental Prize ha hecho entrega de sus galardones en un acto celebrado en San Francisco (Estados Unidos) el 24 de marzo.
Las personas distinguidas en esta ocasión representan la diversidad en la defensa en todas las partes del mundo y ante muchas de las grandes amenazas ambientales actuales, desde las explotaciones mineras que no respetan el entorno hasta la sobrepesca, la contaminación por plásticos y el cambio climático.
Activistas destacados
Zafer Kizilkaya, en colaboración con las cooperativas pesqueras locales y las autoridades turcas, ha hecho posible la ampliación de la red de áreas marinas protegidas (AMP) de Turquía a lo largo de 310 millas de la costa mediterránea. Las áreas recientemente designadas fueron aprobadas por el gobierno turco en agosto de 2020 e incluyen una expansión de la red de AMP en 135 millas cuadradas (350 kilómetros cuadrados) sin pesca de arrastre ni cerco, y 27 millas cuadradas adicionales (70 kilómetros cuadrados) de zonas de no pesca. El ecosistema marino de Turquía ha sido severamente degradado por la sobrepesca, la pesca ilegal, el desarrollo del turismo y los efectos del cambio climático, y estas áreas protegidas ayudan a mitigar estos desafíos. Zafer Kizilkaya, de 53 años, es el presidente y fundador de Akdeniz Koruma Dernği (la Sociedad de Conservación del Mediterráneo), que lanzó en 2012. Ingeniero civil de formación, creció en Ankara viendo documentales de Jacques Cousteau y se enamoró del mar.
Alessandra Korap Munduruku organizó esfuerzos comunitarios para detener el desarrollo minero de la empresa Anglo American en la selva amazónica de Brasil. Gracias a su trabajo y el de su organizació, en mayo de 2021, la empresa involucrada se comprometió formalmente a retirar 27 solicitudes de investigación aprobadas para explotaciones dentro de territorios indígenas, incluido el Territorio Indígena Sawré Muybu, que contiene más de 400.000 acres de selva tropical. La decisión protege un área críticamente amenazada del Amazonas. Alessandra Korap Munduruku, de 38 años, es miembro del grupo indígena Munduruku de Sawré Muybu. Es presidenta de la Asociación Indígena Pariri, que apoya a las comunidades de la región del río Tapajós. Alessandra trabajó anteriormente como maestra y, durante la última década, se involucró en la lucha contra la deforestación, el desarrollo hidroeléctrico y la contaminación del río Tapajós. Inicialmente, encontró una fuerte resistencia a que una mujer se involucrara en el movimiento para proteger el territorio, pero persistió y, gradualmente, cambió el paradigma; eventualmente se convirtió en la primera mujer coordinadora de la Asociación Indígena Pariri. En 2018, Alessandra decidió estudiar derecho para representar y proteger mejor a las comunidades munduruku y la selva amazónica de una mayor extracción ilegal por parte de intereses mineros, madereros y perforadores.
Chilekwa Mumba inició su más destacada acción ambientalista alarmado por la contaminación producida por la operación de las minas de cobre Konkola en la provincia de Copperbelt de Zambia. Organizó una demanda para responsabilizar a la empresa matriz de la mina, Vedanta Resources. La victoria de Chilekwa en la Corte Suprema del Reino Unido sentó un precedente legal: fue la primera vez que un tribunal inglés dictaminó que una empresa británica podía ser considerada responsable del daño ambiental causado por las operaciones de una subsidiaria en otro país. Desde entonces, este precedente se ha aplicado para responsabilizar a Shell Global, una de las 10 corporaciones más grandes del mundo por ingresos, por su contaminación en Nigeria.
Tero Mustonen dirige desde abril de 2018 la restauración de 62 antiguos sitios industriales de extracción de turba y silvicultura severamente degradados en toda Finlandia, con un total de 86.000 acres, y los transformó en humedales y hábitats productivos y biodiversos. Ricas en materia orgánica, las turberas son sumideros de carbono altamente efectivos; Según la UICN, las turberas son las reservas naturales de carbono más grandes de la Tierra. Aproximadamente un tercio de la superficie de Finlandia está formada por turberas.
Delima Silalahi lideró una campaña para asegurar la administración legal de 17.824 acres de bosques tropicales para seis comunidades indígenas en el norte de Sumatra. El activismo de su comunidad recuperó este territorio de una empresa de papel que lo había convertido parcialmente en una plantación industrial de monocultivo de eucaliptos no autóctonos. Las seis comunidades han comenzado a restaurar los bosques, creando valiosos sumideros de carbono de los bosques tropicales biodiversos de Indonesia.
Diane Wilson ganó en diciembre de 2019 un caso histórico contra Formosa Plastics, una de las empresas petroquímicas más grandes del mundo, por el vertido ilegal de desechos plásticos tóxicos en la costa del Golfo de Texas. El acuerdo de 50 millones de dólares es la compensación más grande en una demanda ciudadana contra un contaminador industrial en la historia de la Ley de Agua Limpia de Estados Unidos. Como parte del acuerdo, Formosa Plastics se comprometió a alcanzar la «descarga cero» de desechos plásticos de su fábrica de Point Comfort, pagar multas hasta que cesen las descargas y financiar la restauración de los humedales, playas y vías fluviales locales afectados.
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