Bárbara Jacobs: El arma invencible
En estos días, debido a estos días por los que paso, desde Tenerife, desde las Islas Canarias, Palenzuela, Nilo Palenzuela, me mandó una frase de Vladimir Jankélévich en el original francés que dice así: “Celui que a été ne peut plus désormais ne pas avoir été: désormais ce fait mystérieux et profondément obscur d’avoir été est son viatique pour l’éternité”, palabras que Palenzuela, Nilo Palenzuela, según me escribe, recuerda en cada ocasión en que pierde a alguien muy cercano, alguien muy querido, alguien único, alguien esencial. Me impactó, de modo que la traduje, para hacerla más inequívocamente mía. “Aquel que ha sido no puede en adelante dejar de ser: en adelante ese hecho misterioso y profundamente oscuro de haber sido es su viático para la eternidad.” Con mi más firme voluntad quiero creer que esta reflexión señala una verdad, más allá, o más acá, de la abstracción en la que entienden la vida y la muerte los filósofos, lo que es la vida que no pasa nunca a ser muerte, muerte según la entendemos los desolados, y quisiéramos no entender. Pero, ante la incógnita con la que a pesar de todo la reflexión me deja, frente a la inquietud y el desconcierto en que a pesar de todo me deja, permito más bien que el texto me atraiga más bien hacia lo que tiene de poético, aun cuando se trate de una poesía tan contundente que silencia lo que guarda de musicalidad. No puedo evitar tropezar en el orden y la elección de las palabras, como uno tropieza, encantado, con la aparente descomposición del lenguaje de e. e. cummings, o E. E. Cummings, redacción por la que parece que al final optó.
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