La UE prepara su nueva ronda de sanciones y apunta a aquellos que intentan evitarlas
Tras 10 rondas de sanciones contra Rusia, la UE se centra en evitar que se sorteen las actuales.
La Unión Europea está preparando una nueva ronda de sanciones contra Rusia que tendrá como objetivo a empresas y países que se considera que están ayudando al Kremlin a eludir la extensa lista de sanciones que el bloque ha impuesto desde febrero de 2022.
Para ello será necesario aplicar la extraterritorialidad, un principio jurídico controvertido que puede permitir a la UE sancionar a entidades que quedan fuera de su jurisdicción.
La radical medida obedece a la necesidad de mejorar la aplicación de la normativa y acabar con la elusión, una tarea complicada tras diez rondas de sanciones que abarcan un abanico sin precedentes de sectores económicos y productos, como microchips, camiones, billetes de banco, productos químicos y bolsos de lujo. El borrador diseñado por la Comisión Europea fue enviado a los Estados miembros el viernes y se espera que los embajadores sigan debatiéndolo en una reunión el miércoles.
«Este paquete se centra en la aplicación de las sanciones, su eficacia y la forma de evitar que se eludan, así como en los bienes cuya exportación a Rusia se ha prohibido, para impedir que lleguen a Rusia y a su complejo militar-industrial», ha defendido el lunes un portavoz de la Comisión Europea, confirmando informaciones aparecidas en los medios.
El portavoz ha declinado hacer comentarios sobre el contenido de la propuesta, que se espera sea objeto de intensas negociaciones en las próximas semanas. Bruselas está cada vez más preocupada por el notable aumento de productos fabricados en la UE destinados a países del Cáucaso Meridional y Asia Central, que se sospecha se desvían a Rusia.
Las exportaciones de la UE a China e Irán -dos estrechos aliados del Kremlin- también están bajo escrutinio, así como los intercambios comerciales con Turquía, país que, pese a ser miembro de la OTAN, intenta mantener relaciones equidistantes entre Moscú y Kiev.
Se está prestando atención a los productos fabricados por empresas europeas cuyo envío a Rusia está hoy prohibido porque pueden -directa o indirectamente- apoyar la maquinaria bélica rusa, como semiconductores, radares, drones, sistemas de radio y otros componentes electrónicos.
Según un informe del Financial Times, el proyecto de propuesta de la Comisión incluye a siete empresas chinas acusadas de vender equipos con posibles usos militares. Algunas de las empresas incluidas ya son objeto de sanciones por parte de Estados Unidos.
Tomar medidas contra China, el mayor socio comercial de la UE en términos de mercancías, representaría un paso audaz en la política exterior del bloque y casi con toda seguridad desencadenaría una furibunda respuesta de Pekín en un momento en que las relaciones UE-China atraviesan profundas turbulencias.
El principio de extraterritorialidad se ha utilizado en el pasado, sobre todo en el caso de las sanciones estadounidenses contra Irán. En 2018, la Administración del presidente Donald Trump decidió retirarse del acuerdo nuclear iraní e imponer una estrategia de «máxima presión» para volver a imponer al régimen de Teherán las sanciones levantadas previamente en virtud del acuerdo internacional.
En aquel entonces, la extraterritorialidad, también conocida como sanciones secundarias, fue utilizada por las autoridades estadounidenses para penalizar a las empresas no estadounidenses que seguían haciendo negocios con Irán. Por temor a las represalias, muchas empresas europeas se retiraron del mercado iraní, a pesar de poder operar perfectamente en el país según la legislación de la UE.
Aunque Bruselas criticó a Washington durante el conflicto iraní, ahora parece dispuesta a seguir su ejemplo para garantizar la aplicación efectiva de las sanciones de la UE contra Rusia y acabar con las lagunas jurídicas.
Sin embargo, dada la novedad de la medida, se espera que el nuevo paquete de sanciones -el undécimo desde febrero de 2022- sea objeto de acalorados y prolongados debates entre los Estados miembros, algunos de los cuales podrían temer un efecto de reacción si el bloque persigue a las empresas chinas.
Las sanciones de la UE requieren la unanimidad de los 27 Estados miembros.