La acción colectiva y el medio ambiente – | El Universal Puebla
En la ciencia económica, un bien público es aquel que cumple con dos características: no exclusión y no rivalidad. La no exclusión se refiere a que es imposible excluir a una persona del goce del bien y la no rivalidad se refiere a que el uso de una persona no altera el uso o goce de otras.
Por ejemplo, en una ciudad que es segura es imposible excluir a algún habitante de disfrutar de dicha seguridad, y al mismo tiempo, el que una persona disfrute una ciudad segura no implica que otra la deje de disfrutar. Sin embargo, al no poder excluir a la gente de disfrutar un bien público surge lo que llamamos el problema del “free-rider”. Es decir, cada individuo tiene incentivos a no cooperar para el mantenimiento del bien común y dejar que los demás lleven toda la carga.
¿Cómo se puede resolver este problema? Una opción son los impuestos. Si se dejara a la libre cooperación, es probable que muchos de los bienes que todos usamos (calles, alumbrado público, seguridad) dejen de existir ya que muchos no cooperarían. Por tanto, el gobierno obliga a las personas a contribuir para el financiamiento de estos servicios.
No siempre es necesario que el gobierno intervenga de manera coercitiva para lograr un bien común. Existen muchas circunstancias en las que las personas cooperan de manera voluntaria para mejorar sus comunidades. Sin embargo, este tipo de situaciones suelen pasar solo en grupos relativamente pequeños y homogéneos, donde las comunidades desarrollaron ya una serie de normas y costumbres que de cierta forma tienen un papel similar al de las instituciones gubernamentales.
No obstante, hay un bien común muy importante en el cual es difícil que el gobierno pueda intervenir directamente para asegurar su provisión: un medio ambiente limpio. El cambio climático es uno de los retos más importantes para los seres humanos en el presente siglo. Una de las razones por las cuales es un reto difícil es que reducir el impacto climático tiene características similares a las de un bien público: todos y todas nos beneficiaríamos de un ambiente más limpio, pero nadie quiere asumir los costos de reducir su impacto en el ambiente.
En otras palabras, los costos de reducir las emisiones son soportados por un solo país mientras que los beneficios se distribuyen entre todo el mundo. Es por esta razón que reducir el impacto negativo del cambio climático requiere de una estrategia de cooperación internacional, donde los actores principales tengan una voz justa y equitativa en todos los aspectos del problema, y se presenten soluciones tangibles y asequibles para todos los actores involucrados.