Falleció Antonio Gala, intelectual entregado a las letras y el conocimiento
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 29 de mayo de 2023, p. a10
Madrid. El novelista, poeta, dramaturgo y ensayista Antonio Gala murió a los 92 años, en el monasterio en el que se enclaustró para vivir sus últimos años, dedicado a la contemplación y la meditación. Este escritor andaluz era un erudito de varios temas, entre ellos, la huella que dejó la cultura árabe en la civilización y las tradiciones española y andaluza. Entre sus obras más leídas destacan El manuscrito carmesí, su texto más celebrado hasta convertirlo, a la fecha, en el escritor más vendido en una Feria del Libro en Madrid.
Antonio Gala nació, según una versión nunca reconocida por él, en Brazatortas, en la provincia de Ciudad Real, en 1936. Otros aseguran que nació en 1930, pero Gala, siempre misterioso, nunca desmintió ni confirmó ninguna versión. Se sabe que nació en un pueblo de Castilla-La Mancha, y a los nueve años fue a vivir con su familia a Córdoba, donde descubrió su virtuosismo natural para la escritura y su vocación de erudito: a esa edad escribió sus primeros poemas y a los 14 años dio su primera conferencia sobre el mestizaje de las culturas históricamente predominantes en su ciudad.
A partir de ahí, Gala se convirtió en una de las voces más universales de la literatura contemporánea española, ya que sus libros, además de tener prosa afilada y lenguaje culto y rico, poseía un bagaje histórico y filosófico profundo. Nadie ha podido superar las cifras de ventas que logró Gala durante la Feria del Libro de Madrid en varias ediciones.
En 2010, cuando aún vivía en Madrid, se enfrentó a un cáncer de colón que lo llevó a someterse a quimioterapia. Sólo eso propició su primer distanciamiento de la vida pública, de sus paseos por Madrid con su inseparable bastón (tenía más 3 mil).
La quimioterapia curó su cáncer, pero mermó su capacidad física, que sobrellevó en la celda
que habitaba en el monasterio cordobés del siglo XVII que fue su hogar en los últimos 10 años. Rodeado de monjes de clausura y escuchando sus cantos benedictinos decidió crear lo que, en sus palabras, fue su gran obra
, la fundación que lleva su nombre y cuya prioridad es otorgar becas a escritores jóvenes.
Durante su prolífica vida de escritor, Gala fue de todo, aunque, en sus orígenes y en su etapa final, fue sobre todo poeta. Su primer poemario fue Enemigo íntimo (1959), reconocido con el Premio Adonais. Después publicó otros textos, como Sonetos de la Zubia (1981), Poemas cordobeses (1994), Poemas de amor (1997), Testamento andaluz (1998) y El poema de Tobías desangelado (2005), éste, definido por Gala como su testamento literario
, y en el que desplegó con profundidad su virtuosismo literario y la sabiduría que había acumulado.
Otra de sus grandes facetas fue la de dramaturgo, que inició cuando se fue a vivir a Florencia, Italia, donde dirigió la galería La Borghese. De vuelta a España, comenzó su carrera teatral con Los verdes campos del edén (1963), Premio Nacional de Teatro Calderón de la Barca, a la que siguieron Los buenos días perdidos (Premio Nacional de Literatura 1972), Anillos para una dama (1973), ¿Por qué corres, Ulises? (1975), Petra regalada (1980), Samarkanda (1985), Carmen, Carmen (1988) y La truhana (1992).
En 1990 publicó su primera novela, El manuscrito carmesí, con la que ganó el premio Planeta y se volvió popular. Después lanzó otros relatos con el mismo éxito, como La pasión turca (1993) y Los papeles de agua (2009), entre otros.
Fue periodista e historiador autodidacta, ya que con el paso del tiempo se convirtió en uno de los hombres más sabios sobre la cultura andaluza, por lo que lo nombraron, en 1992, hijo predilecto de Andalucía, por sus libros Al-Andalus: Granada de los nazaríes (1992), Andaluz (1994) y Córdoba de Gala (1993).
El 20 de noviembre de 2015 dio su último discurso público, antes de retirarse al monasterio. En los Premios Turismo de Granada 2015 intervino a través de una grabación en la que reconoció sentirse en las últimas
; sin embargo, aún dirigió en 2021, desde su retiro, la apertura de la casa-museo de Antonio Gala en la finca La Baltasara de la localidad malagueña de Alhaurín el Grande, que hoy es un centro cultural.
Gala deja una obra rica y leída, pues sigue siendo un autor popular y admirado, siempre presente en librerías y bibliotecas, el mejor homenaje a una vida entregada a las letras y al conocimiento.