Ucrania y el medio ambiente lideran la agenda de Biden en Gran Bretaña – Proceso
LONDRES (AP).— Un toque de pompa y una dosis de política esperan a la escala en Gran Bretaña del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. El mandatario hablará de medio ambiente con el rey Carlos III y de la guerra en Ucrania con el primer ministro, Rishi Sunak.
Biden aterrizó en Londres el domingo por la noche, en su camino a la cumbre de la OTAN que se realizará en Lituania. Está previsto que se entreviste el lunes con Sunak en el 10 de Downing Street antes de dirigirse al Castillo de Windsor, para reunirse con Carlos por primera vez desde el funeral de la reina Isabel II en septiembre.
Aunque ésta no es una visita de Estado con honores militares y banquete en palacio, el encuentro con el monarca en un castillo con mil años de historia subraya la importancia de la «relación especial» entre ambos socios, puesta a prueba por el Brexit pero reforzada por la invasión rusa en Ucrania.
Sunak y el presidente celebrarían reuniones centradas en Ucrania antes de que ambos asistan esta semana a la reunión de la OTAN en Vilna, donde se abordará hasta qué punto debería la alianza militar abrir sus puertas a Ucrania. Los líderes del grupo dijeron en 2008 que Ucrania se convertiría en miembro en algún momento, pero no han fijado un calendario pese a las vehementes peticiones del presidente Volodímir Zelenski.
«Esa es un área en la que Estados Unidos es un poco más reacio que muchos otros aliados de la OTAN», señaló Julie Norman, codirectora del Centro sobre Política Estadunidense en el University College London. «Puede que haya algo de conversaciones a puerta cerrada sobre dónde se posiciona Gran Bretaña en eso antes de ir a la reunión (de la OTAN) en su conjunto».
Estados Unidos y Gran Bretaña están entre los principales aliados occidentales de Kiev. Norman señaló que «en todo caso, Gran Bretaña ha tomado un poco la iniciativa en algunos de los compromisos militares», instando al gobierno de Biden a ir más allá en asuntos como el de los tanques y un esfuerzo internacional para dar cazas F-16 a Ucrania.
«Creo que en algunos aspectos eso ha beneficiado a Biden, que ha encontrado una creciente resistencia en su país de algunos sectores del Partido Republicano sobre no sobrepasarse en la ayuda a Ucrania», indicó. «El hecho de que Gran Bretaña esté presionando y liderando en esto, le da a Biden un poco de impulso y un importante apoyo de aliados para avanzar».
Biden enfrenta malestar de algunos aliados, como Gran Bretaña, por la decisión estadunidense de proporcionar bombas de racimo a Ucrania, las cuales están prohibidas por una convención con más de 120 países firmantes, incluida Gran Bretaña. Sunak dijo el sábado que su país «desaconseja su uso».
Decidido a mostrar unidad entre los aliados de Ucrania, Londres ha evitado quejarse por no haber conseguido apoyo de Washington para nombrar a su secretario de Defensa, Robert Ben Lobban Wallace, como próximo líder de la OTAN. En lugar de eso se ha extendido en un año el mandato del actual secretario general, Jens Stoltenberg.
La relación trasatlántica ha sido accidentada en los últimos años por la salida británica de la Unión Europea (UE), algo que Biden ha dejado claro que perjudica a su socio.
El presidente, quien habla con orgullo de sus raíces irlandesas, se mostró especialmente preocupado por el impacto del Brexit sobre el proceso de paz en Irlanda del Norte. Washington respondió con alivio cuando Gran Bretaña y la UE alcanzaron un acuerdo en febrero para resolver una espinosa disputa comercial sobre Irlanda del Norte, la única parte de Reino Unido que comparte frontera con un miembro de la UE.
Biden visitó brevemente Belfast en abril para conmemorar los 25 años desde el acuerdo de paz del Viernes Santo en Irlanda del Norte, antes de pasar varios días visitando localidades de sus ancestros en la República de Irlanda. Más tarde enojó a algunos en Reino Unido al decir que había visitado Irlanda del Norte para asegurarse de que «los británicos no andaban fastidiando».
Aunque algunos conservadores británicos han objetado lo que perciben como desprecios del presidente demócrata, ésta es la sexta reunión de Biden con Sunak, que lleva en el cargo desde octubre. El líder británico visitó Washington el mes pasado y regresó con una «Declaración Atlántica» que prometía más cooperación económica en campos como inteligencia artificial, energía limpia y minerales críticos.
Era un consuelo tras el fracaso británico a la hora de conseguir un tratado de libre comercio con Estados Unidos, un sueño ya roto de los partidarios del Brexit.
Para Sunak, mostrarse junto al presidente de Estados Unidos es un breve respiro de sus crecientes problemas internos por una economía que no termina de arrancar y un partido fragmentado. Como Biden, enfrenta un juicio electoral el año que viene y tiene hasta finales de 2024 para convocar elecciones nacionales. La inflación británica en torno a 8.7% en el año hasta mayo -el doble que en Estados Unidos- mantiene a millones de personas atenazadas en una crisis de costo de la vida, y el Partido Conservador está por detrás de la oposición laborista en los sondeos de opinión.
La cita también es una oportunidad de ganar presencia para el rey Carlos III, de 74 años. Biden asistió al funeral de la reina en septiembre, pero no asistió a la coronación del príncipe Carlos en mayo y envió a la primera dama, Jill Biden, en su lugar.
El rey Carlos III no tiene la celebridad de su madre, que se reunió con 13 presidentes estadunidenses e hizo más de 100 visitas de Estado durante sus 70 años de reinado. Pero se ha ganado una reputación de activista medioambiental que defendía la protección de la naturaleza y la lucha contra el cambio climático mucho antes de que fuera popular.
«Carlos III es una figura importante en el mundo de la energía limpia y el clima», indicó George Gross, historiador real en el King’s College London. «Es un rostro muy familiar. De modo que creo que no hay desventajas en que un presidente de Estados Unidos sea fotografiado a su lado».
Gross señaló que si bien el monarca británico no tiene poder político real, sí dispone de una «tremenda» influencia porque muchos líderes mundiales quieren experimentar la mística de la corona.
«Hay cosas que el gobierno británico puede impulsar a través del rey Carlos III, si quieren, que pueden plantearse y hablarse en una forma que no puede hacer el primer ministro de la misma manera», explicó.