La cumbre UE-Latinoamérica cierra con una aguada condena la guerra pero sin Nicaragua
Los países de la UE y Latinoamérica culminan su cumbre de dos días en Bruselas pactando una declaración que menciona de forma débil la guerra en Ucrania y que no consigue el apoyo de Nicaragua.
A pesar de las promesas de inversión y de la firma de varios acuerdos, la guerra en Ucrania ha deslucido la cumbre entre la Unión Europea y los países de América Latina y el Caribe.
Un solo país, Nicaragua, no ha estado de acuerdo con la declaración final ya que incluye una referencia a la guerra contra Ucrania. Sin embargo, debido a las diferentes sensibilidades a ambos lados del Atlántico, el texto se ha suavizado y no condena la agresión. «Estamos muy satisfechos de haber podido alcanzar una posición muy fuerte de 60 países. 60 países en torno a la mesa de la UE y la CELAC. Y simplemente constaté, con mi compañero Ralph Gonsalves, que es el copresidente de esta cumbre, que un sólo país no ha sido capaz de acordar un párrafo», ha explicado el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
El otro tema controvertido ha sido como referirse al pasado comercio transatlántico de esclavos. Algo que se ha resuelto con un párrafo en el que se reconoce y lamenta el indecible sufrimiento infligido a millones de personas. Pero no se ha incluido ninguna reparación.
La cumbre ha servido, sobre todo, para relanzar los lazos comerciales entre las dos orillas del Atlántico. La Comisión Europea ha prometido inversiones por valor de 45.000 millones de euros en proyectos concretos. Y se han firmado varios acuerdos, entre ellos un Memorándum de Acuerdo con Chile por el que se establece una asociación sobre materias primas.
Para el presidente de Argentina, Alberto Fernández, el encuentro ha servido para que Latinoamérica pudiera impulsar su propia producción industrial. «Es la primera vez que pudimos discutir y hablar con toda claridad un mecanismo para acabar con el extractivismo en América Latina. Esta idea de que América Latina es sólo proovedora de producción primaria y pareciera que siempre fue impedida de industrializar esa producción primaria. Y es la primera vez que con todas las letras podemos hablar del extractivismo sin culpas. Medio en broma, medio en serio, demandó cinco siglos, pero finalmente lo conseguimos», ha apuntado Fernández.
La Unión Europea está intentando contrarrestar la creciente influencia de China en la región, ya que el gigante asiático ha conseguido convertirse en su segundo socio comercial, por detrás de Estados Unidos y por delante de la UE.