El mundo 'se cocina': Los fenómenos extremos que anticipan un futuro inquietante
Olindo Zuanon, un panadero de 63 años que trabajaba en el pueblo italiano de Santa Giustina in Colle, en la provincia de Padua, colapsó frente a su esposa, Michelle, en la mañana del 18 de julio pasado. Fue trasladado de urgencia al hospital de Castelfranco Veneto, donde falleció poco tiempo después, a pesar de los seis intentos de reanimación. Los médicos aseguraron a la prensa que al ingresar al centro de salud registraba una temperatura corporal de 42 grados. La causa de muerte fue un infarto provocado por el calor extremo.
Las muertes asociadas a fenómenos climáticos extremos no son aisladas en este momento. Desde las olas de calor en el hemisferio norte, las inundaciones en Asia, hasta los incendios forestales en Canadá, la alarma se expande en el mundo.
La combinación entre el verano y el fenómeno de El Niño – que tiende a aumentar los registros globales- contribuyeron a esta seguidilla de situaciones. Pero el telón de fondo es el mismo: el cambio climático, cuyo principal responsable es el hombre a través de la emisión constante de gases de efecto invernadero que se concentran en la atmósfera y elevan las temperaturas terrestres.
Esta semana, y en medio de olas de calor en numerosos puntos del planeta, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de Naciones Unidas y el observatorio europeo Copernicus aseguraron tener suficientes datos para anunciar que julio será “muy seguramente el mes más cálido jamás registrado”. De confirmarse, el récord de este mes batirá el anterior, establecido en julio de 2019. Este calor probablemente “no tiene precedentes” en miles de años, indicaron ambas instituciones.
Y mientras se conocían estas cifras sobre la temperaturas de julio, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, hizo una afirmación más dramática: “la era del calentamiento global ha terminado, ahora es el momento de la era de la ebullición global”. “No necesitamos esperar hasta finales de mes para saberlo. A menos que se produzca una miniedad de hielo en los próximos días, julio de 2023 batirá todos los récords”, lamentó Guterres ante la prensa. Y añadió: “El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es sólo el principio”, añadió.
La respuesta ante esta amenaza latente está lejos de mantener el calentamiento global por debajo del 1,5°C de los niveles preindustriales, la ambiciosa meta del Acuerdo de París. La inacción, no solo en materia de mitigación sino también en cuanto a la adaptación al cambio climático, tendrá consecuencias dramáticas, indican los expertos.
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Cada 0,5°C adicional provoca aumentos claramente perceptibles en la intensidad y frecuencia de los extremos cálidos, incluidas las olas de calor
Bajo un escenario de 2°C de calentamiento global, los fenómenos extremos se agravarán a ritmos acelerados. “Cada 0,5°C adicional provoca aumentos claramente perceptibles en la intensidad y frecuencia de los extremos cálidos, incluidas las olas de calor”, señaló el último reporte del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC).
“El clima extremo está teniendo un gran impacto en la salud humana, los ecosistemas, las economías, la agricultura, la energía y el suministro de agua. Esto subraya la creciente urgencia de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la manera más rápida y profunda posible”, sostuvo el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petterri Taalas. “Veremos más olas de calor, veremos más inundaciones, sequías y huracanes más intensos”, anticipó.
Ante este panorama, Taalas aseguró que los gobiernos tendrán que “redoblar los esfuerzos para ayudar a la sociedad a adaptarse a lo que, lamentablemente, se está convirtiendo en la nueva normalidad”.
Para Clair Barnes, investigadora del World Weather Attribution (WWA), un equipo de científicos con base en Londres que estudia la relación entre el cambio climático y los desastres naturales, existe una ventana de oportunidad: “Si paramos de emitir gases de efecto invernadero, evitamos que esta situación empeore”. Pero, mientras los gobiernos adopten solo medidas para adaptarse a las consecuencias del cambio climático, esta “nueva normalidad” será peor, explicó.
Lo cierto, recuerda Guterres, es que el mundo vive por estos días fenómenos devastadores en simultáneo que tienen un mismo origen: la alteración climática. “En grandes partes de Norteamérica, Asia, África y Europa, este verano es cruel. Para todo el planeta, es un desastre”, dijo. Y “para los científicos, es inequívoco: los humanos son los responsables”, insistió, señalando que “la única sorpresa es la velocidad del cambio”.
“Las consecuencias son claras y trágicas: niños arrastrados por las lluvias monzónicas, familias que huyen de las llamas, trabajadores que se desmayan bajo el calor abrasador”, remarcó Guterres.
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El Ártico tiene un pronóstico ‘apocalíptico’
Por La Nación (Argentina)
Un estudio publicado esta semana en la revista Nature basado en observaciones satelitales de la NASA y en modelos de simulaciones climáticas advirtió que el hielo del Ártico podría derretirse por completo durante el mes de septiembre en las próximas décadas, inclusive si los gobiernos logran hacer reducciones significativas de las emisiones de gases de efecto invernadero que impulsan el cambio climático.
“Vemos que el océano Ártico estará libre de hielo en verano entre 2030 y 2050 en todos los escenarios de emisión que consideramos”, contó a El País de España el investigador del Laboratorio de Investigación del Cambio Climático de la Universidad de Pohang (Corea del Sur), Seung-Ki Min, coautor del estudio.
El grupo de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU había advertido que “es probable que el Ártico en septiembre, el mes de superficie mínima anual de hielo marino, quede prácticamente libre de hielo” antes de 2050 en escenarios de emisiones medias y altas, a menos que se redujeran drásticamente las emisiones y se limitara el aumento de la temperatura global a los 2 grados.
La nueva investigación advierte sobre un Ártico sin hielo “incluso en un escenario de bajas emisiones”, y adelanta este escenario a 2030. Los científicos proyectan con estos modelos un deshielo más rápido. Además, en los escenarios de emisiones intermedias y altas, el Ártico podría quedar sin hielo en agosto y octubre hacia 2080. “Desgraciadamente, ya es demasiado tarde para salvar el hielo marino estival del Ártico”, dijo a The Guardian el profesor Dirk Notz, de la Universidad de Hamburgo, que formó parte del equipo del estudio.
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Tifones y ciclones, más intensos
Los ciclones, tifones y huracanes -dependiendo de la región en la que impacten- tienen un efecto devastador comparable al de las bombas atómicas. Potenciados por los efectos del cambio climático, estos fenómenos aumentarán “la ocurrencia de las tormentas más intensas y destructivas”, según World Weather Attribution.
El 18 de julio, casi 230.000 personas fueron evacuadas solo en la provincia china de Guangdong y un total de cuatro millones, en todo el sur de China y Vietnam por la llegada del tifón Talim, el cuarto del año en esta zona.
En la provincia de Cantón, los vientos alcanzaron una velocidad máxima de 136,8 kilómetros por hora, según la oficina meteorológica local, dejando a su paso viviendas, autos y árboles destruidos.
En Brasil, un ciclón con vientos de más de 140 kilómetros por hora provocó estragos en 43 municipios de los estados de Rio Grande do Sul y Santa Catarina. Al menos una persona murió, decenas resultaron heridas y unas 800.000 sufrieron cortes de energía. Sao Pablo experimentó ráfagas de viento de 100 kilómetros por hora y Río de Janeiro registró olas de hasta cuatro metros de altura.
“Es normal en esta época del año tener un ciclón, pero precisamente por el cambio climático, los eventos extremos son cada vez más frecuentes”, explicó el meteorólogo Fábio Luengo, consultado por GloboNews
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