Descubren gusano de especie nunca vista que permaneció 46000 años congelado
Por Julio García G. / Periodista de Ciencia
Existen algunos organismos en la Tierra cuyas características físicas les permiten entrar en un tipo de estado de hibernación muy prolongado, a veces hasta de varios miles de años, lo cual les impide reproducirse y desarrollarse.
Este estado -denominado criptobiosis y que sirve como un mecanismo de adaptación- se produce cuando, en un ser vivo, dejan de funcionar los procesos metabólicos ante condiciones ambientales extremas y adversas.
Entre los organismos que tienen la capacidad de entrar en un estado de criptobiosis están los tardígrados, los rotíferos, algunas bacterias y los nematodos.
El asunto de que los científicos den por sentado que algunos organismos pueden entrar en criptobiosis se conoce ya desde hace muchas décadas, pero, de lo que están sorprendidos es que un gusano encontrado recientemente en el permafrost siberiano, en el ártico nororiental, haya estado “dormido” durante más 46,000 largos años, desde el Pleistoceno.
A este gusano, cuyo cuerpo es cilíndrico y alargado, se le denomina también nematodo y, en otras ocasiones, los científicos ya habían encontrado nematodos congelados, pero nunca con el tiempo que llevaba congelado éste.
Por ejemplo, nematodos que pertenecen a especies como Plectus murrayi y Tylenchus polyhypnus, fueron resucitados con anterioridad.
De hecho, los investigadores han podido constatar, a través del análisis de su genoma, que el nematodo recientemente encontrado en el permafrost siberiano (el cual ha mostrado ya capacidad para reproducirse y, por lo tanto, para dejar descendencia) pertenece a una especie desconocida denominada Panagrolaimus kolymaensis.
Ahora bien: para poder determinar la especie de nematodo, compararon su genoma con el de un organismo muy parecido denominado Caenorhabditis elegans, por lo que pudieron identificar genes en común que están involucrados con la criptobiosis.
Además, cuando a ambas especies se les eliminó levemente el agua que tenían (en un proceso denominado desecación), comenzaron a incrementar la producción de un azúcar llamado trehalosa la cual ayuda a los organismos que producen criptobiosis a compensar la falta de hidratación que sufren cuando se encuentran en condiciones adversas con temperaturas que pueden rondar los 80 °C bajo cero. Y, por cierto, la producción de trehalosa los prepara para la criptobiosis.
En una parte de la investigación, la cual fue publicada el pasado 27 de julio en la revista Plos Genetics, los autores del trabajo mencionan acertadamente que “en conjunto nuestros hallazgos demuestran que los nematodos desarrollaron mecanismos que potencialmente les permitían suspender la vida en escala de tiempo geológicas”. Y es que, el suspender la vida de esta manera, dichos organismos pueden mejorar no solamente su capacidad de supervivencia sino también preparase para los cambios importantes que puedan ocurrir en los procesos geológicos de nuestro planeta.
Lo que sería interesante saber, pero los científicos aún no se han pronunciado al respecto -tal vez porque es un tema que por ahora le concierne más a la ciencia ficción- es si la criptobiosis podría ser utilizada para que los futuros humanos puedan hibernar durante largos periodos de tiempo, quizá por años, cuando los viajes a otros planetas y otras estrellas se conviertan en una realidad. Porque, ¿cabría la posibilidad de manipular el genoma humano para que nuestro organismo sea capaz de producir también criptobiosis? Por ahora no sabemos si esto es técnicamente factible o no.
Por otro lado, habría que preguntarse también qué podría suceder en el caso de que el hielo de los casquetes polares se siga derritiendo a la velocidad a la que lo hace actualmente debido al cambio climático. ¿Resucitarían bacterias y otros organismos que han estado por miles de años en criptobiosis? De ser así, ¿estaríamos preparados para que nuestro organismo pueda defenderse de posibles nuevos patógenos aún desconocidos?
Creo que no hay que alarmarse demasiado ya que, hasta la fecha, se desconoce si estos hipotéticos organismos tendrían la capacidad de resucitar y, si lo hicieran, tendrían que poseer la habilidad para adaptarse a las condiciones geológicas y climáticas actuales ya que, el planeta que dejaron hace miles de años, seguramente es muy distinto al que ahora se encontrarían.
El reto ahora para los científicos es saber si existen más especies de organismos que tengan la capacidad de lograr la criptobiosis y, a partir de ello, determinar cómo se puede aplicar este complejo proceso de hibernación al desarrollo de nuevas tecnologías que puedan beneficiar a la humanidad.