Sobrevivientes de la dictadura militar cuentan sus experiencias de miedo y dolor
▲ El origen del libro es un mapa de las cárceles clandestinas y centros de tortura del Chile de la dictadura, realizado en 2002 a iniciativa de Wally Kunstmann, izquierda. El Estadio Nacional se convirtió en 1973 en el campo de detención más grande de Santiago de Chile (derecha).Foto UACM y tomada de Internet
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Lunes 21 de agosto de 2023, p. 3
Como un ejercicio de la memoria, una manera de que sigamos luchando unidos contra el silencio y el olvido, que no son otra cosa que impunidad
, define la ex presa política y activista chilena Wally Kunstmann al libro Cien voces rompen el silencio: Testimonios de ex presas y ex presos políticos de la dictadura militar en Chile (1973-1990), del cual es la recopiladora.
Esta obra referencial acaba de ser publicada en México por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y el Fondo de Cultura Económica (FCE) con motivo del cincuentenario del golpe militar en aquel país andino, que se cumple este 11 de septiembre. En 2008 se editó por primera ocasión en Chile, por el Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, en la Colección Fuentes para la Historia de la República.
Su presentación será hoy a las 13 horas, como parte de la jornada inaugural de la Feria del Libro de la UACM, cuya edición de este año tiene como eje la conmemoración de ese negro pasaje de la historia chilena que terminó con el gobierno y la vida del presidente Salvador Allende (1908-1973).
Los comentarios estarán a cargo de la rectora de esa institución educativa, Tania Rodríguez Mora; el director del FCE, el escritor Paco Ignacio Taibo II, Wally Kunstmann y los sociólogos chilenos Darío Salinas y Ricardo Yocelevzky, moderados por Beatriz Torres, responsable general del Centro Académico de la Memoria de Nuestra América (Camena).
Cien voces rompen el silencio es un acto de resistencia y dignidad, coro testimonial que recupera las historias de un centenar de sobrevivientes, tanto mujeres como hombres de diversas edades y estratos sociales, para denunciar lo que fue el infierno de la dictadura de Augusto Pinochet (1915-2006).
Su origen se deriva de un mapa de las cárceles clandestinas y centros de tortura del Chile de la dictadura, realizado en 2002 a iniciativa de Wally Kunstmann, con ayuda del geógrafo Sebastián Araya, como parte del trabajo de Memoria Histórica que realiza al frente del Regional Metropolitano de ex presas y ex presos políticos, agrupación que preside.
Secuelas sicológicas, físicas y morales
Este libro, escribe la ex activista chilena en el prólogo, es parte fundamental de nuestro trabajo de Memoria Histórica. No fue fácil reunir los testimonios que aquí se presentan. Para nuestros compañeros y compañeras fue muy doloroso recordar, y muchos optaron por guardar silencio, al no poder con la angustia que les provocaba una hoja y un lápiz para escribir sus duras experiencias de prisión y tortura
.
Aclara que guardaron silencio por pudor, porque no pudieron asumir públicamente que hubiesen sido víctimas de tan aberrantes vejámenes. Los daños sicológicos, físicos, morales y materiales son muy difíciles de superar
.
A su decir, esta obra testimonial es un valioso documento de consulta para estudiantes e investigadores de aquella nación andina y extranjeros, que acuden de forma permanente a su agrupación en busca de información.
“Toda la angustia, la impotencia, el dolor, los miedos están aquí, en estas páginas que escribieron hombres y mujeres de nuestro país (Chile). La cercanía que se establezca con quienes la lean permitirá que cada uno pueda formarse su propio juicio y hacer su condena a los criminales.
Esa condena moral nos hará sentir que hemos logrado nuestro objetivo
, apunta Wally Kunstmann, quien militaba en el Partido Comunista chileno y defendió el gobierno de Salvador Allende desde instancias organizadas del pueblo, como las Juntas de Abastecimiento y Precios, que enfrentaban el desabasto, el mercado negro y la especulación de precios.
Desde el golpe militar del 11 de septiembre de 1973 se incorporó a trabajar políticamente en la clandestinidad; a finales de 1975 fue apresada y un año después, por gestiones familiares, salió exiliada a Venezuela, donde residió 19 años.
A sus esfuerzos se debe que el Estadio Nacional, el mayor campo de concentración de ese país, fuera declarado monumento histórico.