Última llamada para salvar a la vaquita – Cuarto Poder
La vaquita está al borde de la extinción por la mala gestión de las autoridades pesqueras y ambientales mexicanas en el Alto Golfo de California.
Durante décadas hemos atestiguado los esfuerzos de México y Estados Unidos, pescadores, ONG, científicos y fundaciones para evitar la extinción de esta marsopa mexicana. Millones de dólares se han destinado a investigación científica, compensar a los pescadores afectados por las medidas de protección y apoyar a los que quieren usar técnicas pesqueras sostenibles que no matan vaquitas.
También hemos sido testigos de cómo la Secretaría de Pesca, Conapesca e Inapesca han socavado los esfuerzos de las autoridades ambientales para salvar a la vaquita y promover la pesca sostenible.
La vaquita desaparece ante nuestros ojos. Por miles de años su población tuvo entre dos mil y cinco mil individuos, pero a los humanos nos tomó solo décadas llevarla al borde de la extinción –en 1997 había 567 vaquitas y en 2023 quedan solo 13.
¿Qué pasó? Ilegalidad, corrupción, indiferencia, simulación.
Las vaquitas mueren en redes agalleras, un tipo de arte de pesca no selectivo que ha devastado poblaciones de otras especies marinas de importancia económica y ecológica en el Alto Golfo. Los enmallamientos en redes para pescar totoabas llevan a la vaquita a la extinción. Debido a la sobreexplotación, la totoaba fue declarada en peligro de extinción en México y Estados Unidos en 1970. Pero la pesca ilegal continuó.
En 2010 la pesca ilegal de totoaba resurgió masivamente pues su vejiga natatoria (“buche”) es utilizada en comida tradicional china muy costosa. Los traficantes pagan hasta cinco mil dólares por kilo de buche a pescadores de San Felipe y el Golfo de Santa Clara, dos poblaciones pesqueras cerca de la frontera con Estados Unidos. Pronto el buche de totoaba se convirtió en la cocaína marina.
Miles de toneladas de buches se traficaron por la frontera entre México y Estados Unidos para llegar después a China –en donde se venden en el mercado negro y valen más que el oro– dejando en México miles de totoabas muertas en la playas y vaquitas ahogadas en redes. Un kilogramo de buche seco llega a venderse en hasta 100 mil dólares.
Salvar a la vaquita en vista de esta demanda por buches de totoaba es un desafío enorme, pero no hay duda de que esta marsopa se extinguirá si la pesca ilegal no se detiene inmediatamente. Aún podemos salvar a la vaquita, pero la única manera es que el gobierno mexicano detenga –inmediata e indefinidamente– la pesca con redes agalleras en su hábitat.
Una vez se extinga la vaquita, la protección de los recursos naturales de esta región se evaporará. Y los pescadores y sus familias estarán en una situación económica aún más desesperada. Hoy no hay alternativas económicas sostenibles para los pescadores.
Podemos salvar a la vaquita si México, Estados Unidos y China toman acciones coordinadas e inmediatas. México debe aumentar la vigilancia para detener la pesca ilegal, eliminar las pesquerías con redes agalleras y compensar a los pescadores mientras se facilita su transición a artes de pesca que no matan vaquitas. Estados Unidos debe tomar acciones decisivas para detener el tráfico de buches de totoaba por su frontera. Y el gobierno chino debe detener de inmediato la entrada ilegal de estos buches a ese país.
Creemos que salvar a la vaquita es casi imposible debido a que grupos del crimen organizado están inmiscuidos en la explotación y venta de los buches de totoaba. No obstante, exigimos a Estados Unidos, China y México que tomen acciones decisivas para salvar a esta especie única, patrimonio natural de ésta y las futuras generaciones de mexicanos.