Análisis de NBA 2K24, la entrega más continuista en muchas temporadas
El pasado Mundial de baloncesto celebrado en Asia ha dejado claro que los estadounidenses, definitivamente, tienen rival. No ya en la selección española, cuya mejor época ya pasó por desgracia –a pesar de un esplendoroso futuro-, sino en otras nuevas potencias como Canadá, la siempre presente Serbia y por supuesto, la campeona Alemania. Es algo que no le ocurre a NBA 2K24, que no solo es que no tenga rival, es que ni siquiera se le espera, lo que no es óbice para que, temporada tras temporada, presente una buena cantidad de cambios, aunque a veces sean insuficientes o incluso para mal. ¿Es el caso de este año? Vamos a verlo…
¿Es realmente el ProPLAY un salto de calidad?
El gran reclamo a nivel de gameplay en NBA 2K24 es el ProPLAY, una nueva tecnología que permite a Visual Concepts tomar imágenes y movimientos directamente de los partidos de la NBA en lugar de llevar a cabo largas y tediosas sesiones de captura de movimientos. Estas se han hecho igualmente, pero está claro que el futuro pasa por esta novedad que, a pesar de todo, no sentimos que suponga un paso adelante realmente grande.
Es cierto que muchas animaciones en tiros, bandejas o bote, por ejemplo, se sienten mucho más naturales, pero siendo honestos, el gameplay tampoco ha sido nunca el mayor de los problemas de esta saga, al menos de inicio. Los veteranos de la franquicia ya sabemos lo que hay, y es el disfrute máximo durante los primeros días o semanas, después llegan los parches y todo se tuerce. Crucemos los dedos.
El caso es que aunque sigue habiendo animaciones rotas cerca del aro, que suponen que la IA te va a anotar una canasta porque sí sin que puedas hacer apenas nada en defensa, la jugabilidad sigue siendo de Final de Conferencia, o de Final de NBA, aunque no de anillo. Se siguen arrastrando algunos vicios, como algunas diferencias físicas exageradas entre jugadores que no lo deberían ser tanto, o sobre todo, y lo que más echamos de menos, una mayor agresividad por parte de la defensa.
Los buenos equipos defensivos no reaccionan al ataque: son aquellos que obligan al ataque a reaccionar a su defensa, y es algo que no se consigue transmitir en NBA 2K. La iniciativa siempre es de la ofensiva, y aunque sí tenemos una mayor cantidad de herramientas defensivas en el 1 vs 1, no es así a nivel colectivo. Los mejores defensores son capaces de recuperar su posición tras haber sido rebasados, pero si no lo consiguen, quedan prácticamente vendidos, ya que la IA en defensa delos jugadores que no están sobre el balón no reacciona siempre de la manera que debería: una ayuda desde el lado fuerte –lado balón-, un interior que sale a defender un triple tras un cambio en pick & roll a un jugador con malos porcentajes cuando lo preferible sería que mantuviera su posición para el rebote defensivo… Hay bastante margen para la mejora en este apartado.
Pero obviamente hay más cosas positivas. La primera de ellas es el añadido, de nuevo, del medidor de tiro a las bandejas y tiros cercanos, lo que hace que estos dependan más de la habilidad del jugador: tanto el que lleva el balón como el que está al mando. También ha cambiado el sistema de Adrenalina, y es que hasta ahora, si llevábamos a cabo tres acciones que reduzcan el medidor de la misma, nuestro jugador se convertía en prácticamente un muerto viviente en esa posesión. Ahora, sin embargo, lo que sufrirá es un descenso en sus parámetros de tiro, algo que sinceramente nos parece más acertado, y que al mismo tiempo recompensa una buena defensa y penaliza un ataque con exceso de ímpetu y poca cabeza.
Baloncesto para una temporada completa
Como es habitual, NBA 2K24 ofrece prácticamente un juego para cada jugador de la saga. El mejor añadido de la temporada pasada- qué narices, el mejor añadido en mucho tiempo en cualquier juego deportivo- fueron las Eras, aplicadas al modo Mi NBA. Como recordamos, las Eras nos trasladaban directamente a los momentos más icónicos de las últimas cuatro décadas de la NBA, partiendo de los míticos años 80, con la rivalidad entre Lakers y Celtics, Magic y Bird, y la irrupción de Michael Jordan a mediados de la misma, hasta los tempranos años 2000, cuando el juego preciosista de equipos como los Phoenix Suns, los Sacramento Kings o los Dallas Mavericks, o la sobriedad, a la par que eficacia extrema, de los San Antonio Spurs, desafiaban el dominio de los Lakers de Kobe y Shaq. Entre medias, los durísimos años 90 y la hegemonía de los Bulls, con equipos como los Pacers, los Sonics o los Jazz intentando, sin éxito, hacerles frente.
Faltaba una década, la que parte de 2010, y la tenemos. Esta estuvo marcada, sin lugar a dudas, por La Decisión, así en mayúsculas, de LeBron James, de “llevar su talento a South Beach” y unirse a Dwayne Wade y Chris Bosh en los Miami Heat, con la intención de ganar múltiples anillos y dominar la liga. A pesar de jugar cuatro finales y ganar dos títulos, no fue para tanto, y como recordamos, el equipo realmente demoledor en ese periodo fueron los Golden State Warriors. Ahora tenemos la oportunidad de cambiar también esta historia. ¿Y si los de la bahía de San Francisco no hubieran elegido a Stephen Curry? ¿Y si aquel prometedor y joven equipo de Oklahoma City nunca se hubiera desmembrado? ¿Y si Kawhi Leonard no se hubiera enemistado con la franquicia y se hubiera quedado muchos años más en San Antonio?
Pero no es la única manera de rememorar la historia, y es que tres años después de su triste pérdida, NBA 2K24 homenajea a Kobe Bryant, disponiendo de seis de sus actuaciones más emblemáticas, como el récord de triples, los 62 puntos en tres cuartos… Aquí tenemos sensaciones encontradas, ya que por un lado nos parecen pocos desafíos, pero por otro, también es cierto que Kobe no tuvo tantos momentos icónicos como, por supuesto, Michael Jordan, sobre todo en playoffs. Vemos absurdo que se critique el no haberse incluido el partido de los 81 puntos a los Toronto Raptors, ya que sería un desafío casi imposible de llevar a cabo en el videojuego –la realidad suele superar a la ficción-, pero sí echamos de menos, por ejemplo, el séptimo partido de la Final de Conferencia del año 2000, cuando los angelinos remontaron 15 puntos en el último cuarto para superar a Sabonis, Wallace y compañía.
Por supuesto, no faltan los dos modos estrella en los que la mayoría de jugadores invertirá gran parte de las horas que dediquen a NBA 2K24. Por un lado, Mi Carrera nos vuelve a poner en la piel de nuestro alter ego, en un recorrido en el que hemos descubierto algunas decisiones discutibles. No encontramos criticable, de nuevo, que se haya prescindido de un mayor componente narrativo y escenas cinemáticas para narrar la historia, ya que en muchas ocasiones, este no dejaba de tener poco interés y ser casi una molestia antes de meternos “en el meollo” del modo. Sin embargo, justamente su premisa argumental es incoherente a nivel jugable.
Nos explicamos. Se supone que somos el nuevo “Elegido”, el prospecto joven más esperado en llegar a la NBA desde LeBron James, pero sin embargo, desembarcamos en la liga –en el equipo que deseemos- con una triste media inicial de 65, lo que nos impide siquiera competir contra los grandes jugadores de la NBA en nuestra posición. Nos encontramos jugadores con medias de 80 o 90 y tantos, y no tenemos absolutamente ninguna manera de hacerles frente, ni en ataque ni en defensa, en niveles de dificultad con un mínimo desafío.
Sí se ha implementado, con acierto a nuestro juicio, la posibilidad de pasar de largo por los partidos más intrascendentes, gracias a la función de partidos clave. Rivalidades con otros jugadores, entre los equipos, partidos importantes de cara a la clasificación… Podemos disputar tan solo estos grandes encuentros si así lo deseamos, obviando encuentros contra equipos menores que nos aportarán más bien poco.
Sin embargo, como sabemos, lo que más disfrutan los jugadores de Mi Carrera es la Ciudad. Más allá de su cambio de ambientación, a la orilla del mar, el juego nos emplaza en un entorno abierto plagado de canchas, actividades secundarias, partidos single player o multijugador… El contenido es, una vez más, ingente, pero como es tradición, la brecha entre los jugadores nuevos y los veteranos –o los no money spent y los que pasan por caja-, es de nuevo grande.
Mientras, los fans del coleccionismo deportivo tienen una cita ineludible con My Team, un modo que nos ha dejado sensaciones contradictorias. Por una parte, es innegable que la cantidad de actividades y desafíos a llevar a cabo es abrumadora. Realmente, es una cantidad que cualquiera con una vida normal –y llamamos normal a no pasarse 8 horas al día frente a la pantalla- no puede abarcar. Ese no es el problema, casi nunca lo ha sido. De hecho, el cambio en el modelo de temporadas ha sido un acierto, ya que la experiencia para progresar en los niveles de estas se consigue simplemente jugando.A nuestra manera.
Efectivamente, ya no tenemos que coger 30 rebotes en varios partidos con una carta de oro cualquiera, o anotar 100 puntos con jugadores de los Brooklyn Nets, por poner dos ejemplos, para conseguir puntos de experiencia. Jugamos un partido y progresamos en el nivel, así de sencillo. Esto es un alivio enorme que libra de la esclavitud de los desafíos a quienes jugaran por avanzar en el pase de temporada, que recordamos, ya no es solo gratuito, sino que hay dos tiers de pago. A pesar de ello, no hemos vislumbrado ventajas reales in game entre quienes prefieran el pase gratuito o cualquiera de los que da opción a invertir dinero real en mayores recompensas, salvo obviamente, suponer un atajo.
Lo que sí ha cambiado, y mucho, es el modelo de negocio en lo que se refiere a la obtención de cartas. Ahora es Visual Concepts quien controla el mercado, habiéndose eliminado la casa de subastas. ¿Qué supone eso? Que nos podemos olvidar de mercadear y conseguir MT con la compraventa de cartas. Esto tiene sus puntos positivos, como el hacer todas las cartas asequibles a precios relativamente razonables, y sus negativos, como el ya mencionado. Por otro lado, desconocemos si todas las cartas estarán disponibles durante todo el año, y si podremos hacernos con una carta que se lance ahora el próximo mes de febrero, por ejemplo.
Por el momento, y a estas alturas de juego, nos es prácticamente imposible discernir si este modelo es más amigable o menos con el jugador, ya que es completamente novedoso no ya en la saga, sino en el género deportivo. El largo plazo dictará sentencia, pero de lo que estamos seguros es de que la que no saldrá perdiendo, obviamente, es 2K Games, y nuestra pregunta es inevitable: ¿es compatible maximizar su beneficio económico con un modelo más generoso con el jugador? La respuesta nos parece evidente.
NBA 2K24 es una entrega continuista que será capaz de satisfacer a todos los fans, al menos durante las primeras semanas, o tal vez meses, de la temporada. Como sabemos, a largo plazo algunas decisiones cuestionables y el modelo de negocio ponen en entredicho la capacidad de entretener y enganchar al jugador, algo que se lleva arrastrando durante tantas temporadas que no podemos evitar enarcar las cejas ante lo que está por venir en el juego. No obstante, a nivel gráfico y jugable se trata de un juego solvente, qué duda cabe, pero algunas decisiones cuestionables en algunos modos de juego y el aún más cuestionable modelo de negocio nos pone en alerta.
Lo mejor
- Gameplay mejorado gracias al ProPLAY
- Las Eras se expanden gracias a la Era de LeBron
- Cantidad de contenido completamente inabarcable
Lo peor
- Técnicamente a buen nivel, pero ya no sorprende
- El homenaje a Kobe Bryant no está a la altura de su legado
- Omnipresencia, una vez más, de micropagos