La «red cósmica’ escondida en los confines más oscuros del universo, vista como nunca antes
Una inmensa red se extiende a lo largo y ancho de nuestro universo, una red compuesta de filamentos que conectan el espacio intergaláctico. Esta red permanecía oculta en la oscuridad, invisible a los mecanismos de detección creados por la humanidad. Hasta ahora.
Filamentos cósmicos. Un equipo de astrofísicos ha logrado «ver» una red de filamentos oculta en el vacío del espacio intergaláctico. La existencia de esta red cósmica, como suele denominarse, era bien conocida, pero hasta ahora sólo había podido detectarse en contextos puntuales, en regiones “iluminadas” por cuásares. El nuevo trabajo permite visualizar esta inmensa estructura que se extiende entre las galaxias.
“Antes de este descubrimiento habíamos visto las estructuras filamentarias bajo el equivalente a una farola,” explicaba en una nota de prensa el astrofísico Christopher Martin, uno de los autores de la investigación. “Ahora podemos verlas sin una lámpara.”
Materia oscura e hidrógeno. ¿Qué es esta exactamente red? Se trata de una red compuesta de filamentos que se extienden entre las galaxias de nuestro cosmos. A lo largo de estos filamentos se acumula y fluye el hidrógeno del espacio intergaláctico, uniendo no sólo galaxias sino también cúmulos de estas.
¿Qué es lo que hace que este gas se acumule en estas regiones? En base a los modelos cosmológicos dominantes los científicos creen que, antes que por gas, estos filamentos estarían compuestos de materia oscura.
La arquitectura de nuestro universo. Esta red es más que un mapa de carreteras, es el sistema vascular a través del cual llega a las galaxias el hidrógeno que acaba condensándose en determinadas regiones donde alimenta el nacimiento de las estrellas. Se estima que cerca del 60% del hidrógeno de nuestro universo se encuentra en esta red.
“Esta red cósmica delinea la arquitectura de nuestro universo,” explica Martin. “Es donde resida la mayor parte de la materia normal, o bariónica, de nuestra galaxia y traza directamente la localización de la materia oscura.”
De la farola al mapa. El hidrógeno de estas regiones, frío y poco denso es difícil de observar, en contraste al hidrógeno que ilumina estrellas y otras regiones del universo. Los investigadores lo lograron creando un instrumento para la búsqueda de emisiones Lyman-alfa, la “huella espectral” que deja el hidrógeno cuando absorbe y reemite radiación.
Surgió así el Keck Cosmic Web Imager del Keck Observatory, situado en Hawai. Los investigadores aprovecharon la expansión del universo y el fenómeno asociado, el corrimiento al rojo, para convertir las imágenes tomadas en mapas tridimensionales de estos filamentos. Los detalles de su trabajo han sido publicados en un artículo en la revista Nature Astronomy.
Un vistazo al pasado. El mapa no sólo se extiende en el espacio, también en el tiempo ya que la escala de los filamentos cartografiados abarca regiones a unos 10.000 o 12.000 millones de años luz de nuestro planeta.
El trabajo podría servir para entender diversos aspectos del universo que nos rodea más allá de la ubicación de estos filamentos, quizá el más importante tiene que ver con la materia oscura. Esta materia está presente en una mayor proporción en nuestro universo que la materia común o bariónica. Ubicar estos filamentos nos ayuda a ubicar también, al menos en parte, la materia oscura de nuestro cosmos.
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Imagen | Caltech/R. Hurt (IPAC)