Megaminería, ¿desarrollo sustentable o muerte y saqueo?: debates del campo popular
La minería a cielo abierto puntualmente genera preocupación por sus impactos ambientales y sociales. ¿Es inevitable su práctica o se puede prohibir? ¿Mejora la calidad de vida de las comunidades o las desintegra? ¿Genera fuentes de trabajo o es un mito?
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“De la montaña hay que hacer uso como un recurso para el desarrollo de la comunidad. Menos del 1% del agua se dedica a minería. Cualquier actividad económica debe tener requerimientos como cuidados ambientales, laborales, cumplimiento de las leyes. Eso no se discute. Apostamos a una industria minera sustentable”, dice Ramiro Cascón, secretario de Agua y Energía de San Juan.
Le sale al cruce Ana Chayle, integrante de la Asamblea el Algarrobo de Andalgalá: “Lo que se vende como minería sustentable es un verso, es imposible; ese supuesto desarrollo y progreso es una gran mentira. Rechazamos la megaminería en cualquiera de sus formas: es muerte, saqueo y despojo”.
Ese fue el tema de discusión central en el episodio 13 de “De Ida y Vuelta, debates del campo popular”, la producción sonora del Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) que se difunde en las emisoras de la organización y que también suena en Spotify.
La exploración minera continúa creciendo en todo el país. Según datos oficiales, en 2022 el sector invirtió más de 370 millones de dólares en Argentina, alcanzando así el nivel más alto en la última década.
La minería a cielo abierto puntualmente genera preocupación por sus impactos ambientales y sociales. ¿Es inevitable su práctica o se puede prohibir? ¿Mejora la calidad de vida de las comunidades o las desintegra? ¿Genera fuentes de trabajo o es un mito?
“Muerte, saqueo y despojo”
Ana Chayle, integrante de la Asamblea el Algarrobo de Andalgalá, cuenta que la organización nació el 14 de diciembre de 2009. Se inició un bloqueo en un camino comunero que conduce al yacimiento de Bajo La Alumbrera, el primer establecimiento explotado a cielo abierto en el país. Hubo una violenta represión en febrero de 2010 y eso lejos de aplacar la resistencia la potenció.
Andalgalá está en el noroeste de la provincia de Catamarca y es territorio donde la megaminería es cuestión cotidiana.
Chayle dice que “se utilizan toneladas de dinamita por día y se consumen millones de litros de agua, también por día. Es una actividad extractiva de grandes dimensiones, que genera muchísimo impacto ambiental y también en otros aspectos, en lo social, lo humano, lo económico”.
“Se utilizan sopas químicas, concentraciones de minerales y químicos altamente contaminantes, además de la destrucción que significa dinamitar cerros y sus ecosistemas vitales, y de un consumo de agua impresionante en un contexto de emergencia hídrica. Los impactos negativos son tremendos, en el agua, en el aire, en el suelo”, insiste.
Asevera además que “ningún estudio de impacto ambiental desmiente que es extremadamente dañino y además irreversible”.
“Las mineras cuando entran a las comunidades hacen su trabajo maquiavélico de conquistar a las personas, se meten en todas las instituciones, clubes, museos, escuelas, y empresas, y empiezan a comprar voluntades. Estas empresas foráneas manejan millones de dólares que producen una gran fragmentación social. Se divide dolorosamente a las comunidades y a las familias”, remarca. Y agrega que “se determina la muerte de las economías regionales. El agua que usan las extractivistas se la quitan a la agricultura, a la fabricación de dulces y a las poblaciones”.
-¿La postura de la Asamblea es que este tipo de minería directamente no se realice o que se haga bajo determinadas condiciones?
-La Asamblea, que tiene años de formarse y estudiar, y padecer los efectos en el territorio, en el cuerpo y en el tejido social, sostiene que la megaminería es totalmente inviable. Lo que se vende como minería sustentable es un verso, es imposible; ese supuesto desarrollo y progreso es una gran mentira. Rechazamos la megaminería en cualquiera de sus formas: es muerte, saqueo y despojo.
“Hacer uso de la montaña”
Dice Ramiro Cascón, secretario del Agua y Energía de San Juan: “La minería es una actividad que se viene promoviendo y desarrollando desde el siglo pasado, o fines del Siglo XIX. Cielo abierto es una de sus modalidades, pero San Juan tiene un 3% de su superficie con aptitud agrícola, y en menos de eso está concentrada el resto de las actividades económicas. Del resto de la montaña hay que hacer uso como un recurso para el desarrollo de la comunidad. En nuestra provincia, menos del 1% del agua se dedica a minoría, y es factor esencial en el desarrollo de cualquiera de las actividades. Tenemos que encontrar la manera que provean de trabajo y de recursos para el desarrollo”.
-¿Qué beneficios económicos o sociales tiene la minería?
-Genera cobro de impuestos, regalías, y el aporte a los fideicomisos. La provincia genera fondos específicos por cada proyecto, y que nos permiten desarrollar obras, se construyen canales, hospitales, acueductos. La política asegura fondos para el desarrollo de las comunidades, y que además mitigue el impacto de la actividad minera.
-¿Está medida la cantidad de empleos que genera el rubro?
-Es importante, hay estudios al respecto, que ha ido encargando la provincia para ver el efecto multiplicador de la economía. Se ha hecho hincapié en eso y en la generación de infraestructura.
-Hay sectores que directamente se oponen al ejercicio de la minería a cielo abierto. ¿Según tu mirada la minería mejora la calidad de vida de quienes habitan la provincia?
-Tiene que ver cómo se encara como política, si lo vemos englobado en las demás necesidades de la población y mirando a las empresas locales, porque a las mineras se les pide que tengan una política clara de contratación de proveedoras locales. No es analizarla como hecho aislado, sino ver el porqué. Cualquier actividad económica debe tener requerimientos como cuidados ambientales, laborales, cumplimiento de las leyes. Eso no se discute. Apostamos a una industria minera sustentable. Casi todas las actividades económicas tienen algún tipo de impacto, no lo podemos negar, hay que ver la magnitud, severidad y riesgo, y poner a la par la parte positiva. Algunos impactos son severos y hay que analizarlos, los otros son parte de las discusiones.