Mientras pasaba el eclipse, inauguran las casas de Sonora y Estados Unidos
Guanajuato, Gto.- Un cielo nublado permitió disfrutar con menos riesgos para los ojos el eclipse solar de este 14 de octubre. A las 11:02 fue el momento cúspide en la ciudad de Guanajuato. De no voltear hacia el cielo, el día parecía una tarde con camino a anochecer.
Úm’a ninthú (Diosa Luna en lengua úzá’ chichimeca) abrazó a Úm’a’a Irú, el poderoso Dios Sol N’ápa (de Fuego) y bajó el color a la vieja Mo-o-ti (Lugar de metales) que los otomíes mexicas llamaron Paxtitlán (lugar de pastizales y hierba rala) y los p’urépechas renombraron Quanax Huato, zona montuosa de ranas.
Fue un eclipse que oscureció en un 68 por ciento el cielo de una ciudad que honra a ñämfo (español) que escribió las aventuras de un Hidalgo de adarga y rocín, montado en un jamelgo y resguardado por un fiel escudero, de nombre Sancho y Panza por apelativo.
Mientras el cielo se ponía gris y refrescaba las calles, la fiesta cervantina abría espacio a la cultura deportiva estadounidense, la riqueza gastronómica del desierto sonorense y el arte chicano.
Los gobernadores de Guanajuato y Sonora, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y Alfonso Durazo, así como el embajador de los Estados Unidos, Ken Salazar, la secretaria federal de Cultura, Alejandra Frausto y otros funcionarios, realizaban el ceremonial de las inauguraciones.
Alejandro Navarro, presidente municipal, los recibió en la Casa Sonora, ubicada frente al antiguo Palacio Legislativo y donde se exhiben los rasgos más importantes de yaquis, mayos, seris y otros pueblos originarios, además de las delicias del acervo culinario del estado fronterizo de 72 municipios, incluyendo la tradicional y pegadora bacanora.
Tras la ceremonia y los discursos, recorrieron la Plaza de la Paz, la plazuela del Truco, el jardín Unión y la plazuela del Baratillo, para de ahí entrar a la Casa 4, bautizada por esta vez como Benjamín Franklin y sede del país invitado.
La casa, nombrada en homenaje al diplomático e inventor norteamericano más influyente del siglo XVIII, es sede también de una muestra del arte moderno y del deporte de aquel país.
Y mientras Alejandra Frausto presumía la recuperación de piezas arqueológicas, Úm’a ninthú casi tapaba a Úm’a’a Irú. El momento cumbre del eclipse ocurrió mientras la comitiva estaba en el Museo Conde Rul, donde fue inaugurada la exposición de arte chicano “In your face”, donde se exhiben obras de Leo Limón (1952; L.A., California); Delilah Montoya (1955; Forth Worth, Texas); Larry Yáñez (1957; Chicago, Illinois); y Yolanda López (1942; San Diego, California), entre otros ejemplos de esta corriente que refleja la conexión entre Estados Unidos y México mediante sus flujos migratorios, principalmente las tradiciones mexicanas que se mantienen vivas en el suroeste del territorio estadounidense.
Después del recorrido por la Casa Sonora, la Casa Ben Franklin y la Casa Conde Rul, el gobernador del estado de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, dijo que ya se analiza junto con el alcalde Navarro un plan para revitalizar el corredor de monumentos, casonas y recintos religiosos que va de la Plaza de la Paz al jardín Unión.
Las plazas y calles de Guanajuato se volvieron a llenar de brillo y calor. El eclipse había terminado y el cielo se despejaba. Se antojaba un bacanora.