Los ambiciosos planes de Honda y GM con los robotaxis apuntan a una ciudad muy lejos de EEUU
La unidad de vehículos autónomos Cruise de GM es uno de los nombres más aventajados en este momento en el desarrollo de robotaxis, después de meses de operaciones en San Francisco y su inminente expansión por otras grandes ciudades americanas. Pero Cruise no se contenta con mantener su tecnología de robotaxi en Estados Unidos.
Y es que a provechando su colaboración ya iniciada también en el desarrollo de vehículos eléctricos, GM se está asociando con Honda para formar una joint-venture para llevar el servicio de transporte sin conductor a Japón. Las dos empresas firmaron un memorando de entendimiento esta semana con planes de formar una nueva empresa durante el primer semestre de 2024, y se espera que las operaciones comiencen a principios de 2026.
Pero no es el Chevrolet Bolt, que se ha convertido en la cara visible de la flota de Cruise en San Francisco, el que las dos compañías planean traer a Japón. Más bien, es la lanzadera Cruise Origin un vehículo especificamente diseñado para conducción totalmente autónoma con capacidad para seis personas, el que se acerca a la producción ahora que la nueva empresa conjunta planea lanzarse en Japón.
El centro de Tokio será su lugar de estreno
¿Dónde planean Honda y Cruise lanzar primero este servicio de transporte sin conductor mediante aplicaciones? Pues en el mismo corazón de Tokio, que precisamente no es uno de los entornos de tráfico más tranquilos del país, con docenas de Cruise Origins para comenzar. Con el tiempo, las dos compañías pretenden operar alrededor de 500 Origins y luego expandirán el servicio más allá del centro de Tokio.
«Todo nuestro trabajo de ampliación en los densos mercados urbanos de EE. UU. nos posicionará bien para abordar la enorme oportunidad de los vehículos autónomos en Japón», afirmó Kyle Vogt, fundador y director ejecutivo de Cruise.
Se espera que el propio Cruise Origin debute antes en Estados Unidos, a partir de 2024, una vez que comience la producción en masa del transbordador Nivel 4.
En este momento, Cruise está ocupado estableciendo un servicio de robotaxi fuera del Área de la Bahía de San Francisco y ya tiene cierta competencia de Waymo, el otro actor importante en este campo en este momento.
Se espera que el servicio de transporte Cruise Origin funcione de manera similar al robotaxi Bolt, pero con su mayor capacidad será capaz de ofrecer viajes compartidos, con hasta seis pasajeros compartiendo el servicio de transporte en el camino a diferentes destinos, y una ruta calculada automáticamente por el propio taxi. La configuración del destino y los pagos serán entregados por la aplicación.
«Ofrecer este servicio en el centro de Tokio, donde el entorno del tráfico es complejo, será un gran desafío; sin embargo, al trabajar conjuntamente con Cruise y GM, Honda realizará mayores esfuerzos para hacerlo realidad», dijo Toshihiro Mibe, director ejecutivo global de Honda.
La regulación y los costes siguen siendo los dos grandes problemas de los robotaxis
La autonomía de nivel 4, que es como se clasifican los robotaxis, sigue dependiendo completamente de las regulaciones locales en los EE. UU. y otros lugares. Las empresas de robotaxi como Cruise tienen que obtener permiso de los estados, ciudades y varias agencias municipales para iniciar operaciones en un área determinada, operaciones que podrían limitarse a determinadas horas como ocurría no hace tanto en San Francisco.
Además, a un operador de robotaxi le lleva varias semanas mapear en 3D una ciudad determinada o parte de una ciudad donde operarán los robotaxis, además de recopilar otros datos.
Esta es la razón por la que el despliegue de los robotaxis en EE. UU. se ha producido sin la rentabilidad que uno podría esperar, al menos de momento, sobre todo al compararlo con otras aplicaciones de transporte con conductor.
Los desafíos que implica lograr hacer que los robotaxis sean rentables en el futuro resaltan otras diferencias importantes para los impulsores de la economía colaborativa: una empresa que administra los robotaxis pagará los vehículos, el servicio, el seguro, las necesidades de energía y el mantenimiento, transfiriendo todos esos costes a sí misma. De hecho es interesante señalar que las compañías tradicionales de transporte compartido como Uber no han visto rentabilidad con esos costes a cargo exclusivamente de sus conductores durante la última década, por lo que es un misterio hasta dónde disparará esto las tarifas de un viaje para los pasajeros de un robotaxi.