Parcela única en Latam, genera alimentos y energías limpias – Diario de Yucatán
MÉXICO (Xinhua).— En busca de generar energías limpias e incrementar la cantidad de alimentos y la calidad de productos agrícolas, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) instaló en el país la primera y única parcela agrovoltaica de América Latina.
La planta se localiza al sur de Ciudad de México y funciona con la tecnología agrovoltaica, en la que los paneles solares conviven con los cultivos sobre la misma superficie.
“La idea principal es llevar tecnología a los pequeños productores con el objeto de incrementar la calidad de sus cultivos y, obviamente, una mejora de vida al tener cultivos de mejor calidad y mayor venta comercial”, dijo a Xinhua el responsable técnico de la parcela, Aarón Sánchez Juárez.
Asimismo, el especialista de la UNAM enumeró algunos beneficios de la tecnología fotovoltaica, que forma parte del establecimiento. “La generación fotovoltaica no quema combustible, es de larga duración, no emite ruidos y es muy amigable con el ambiente”, dijo, y agregó que también contribuye a enfrentar los efectos del cambio climático, pues se emplea la energía solar, la cual disminuye la necesidad de combustibles fósiles, ayuda a conservar los recursos naturales y reduce las emisiones de dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero que se deriva de las actividades humanas.
“Esta planta es aproximadamente de 40 kilowatts de potencia, que está evitando arrojar al ambiente por año del orden de 520 toneladas de dióxido de carbono”, dijo.
De acuerdo con el investigador, la planta también reduce hasta en un 80 por ciento el consumo de agua a través de un sistema de captación de lluvia que almacena 145 metros cúbicos de líquido, lo que garantiza su riego en la época en que no hay precipitaciones.
“En una temporada de lluvias podemos capturar unos 140 metros cúbicos de agua, así que tenemos un proyecto que puede considerarse un proyecto sostenible, pues tenemos electricidad, agua y recursos humanos disponibles para la capacitación”, refirió.
La instalación agrícola también permite investigar e identificar qué tipo de cultivos pueden crecer satisfactoriamente con mejor calidad debajo de la cubierta fotovoltaica que a cielo abierto y qué cultivos no se pueden asociar a este tipo de proyectos.
“El maíz necesita radiación solar, no podría estar debajo de una cubierta fotovoltaica, pero aquí tenemos una gama amplia de hortalizas que, estamos viendo, crecen satisfactoriamente, como es el caso de las acelgas”, ejemplificó.
Como un pulmón
En Ciudad de México la parcela funciona como un pulmón que evita que la mancha urbana siga creciendo y, a través de la cubierta fotovoltaica, consigue generar energías limpias que se pueden utilizar en los proyectos productivos agrícolas de la región.
Generalmente, explicó el entrevistado, en el suelo de conservación no hay redes de distribución eléctrica y los agricultores necesitan de electricidad para fines productivos como la extracción de agua, tratamiento de esta y, sobre todo, riego.
“Al no tener electricidad, ellos tienen que obtener esta energía a partir de sistemas convencionales que queman combustibles fósiles como es gasolina, los motogeneradores o motobombas; con ellas, extraen el agua y la tienen disponible para riego”.
Por ello, la idea de utilizar esta tecnología es evitar el uso de este tipo de sistemas de bombeo a través de generar electricidad en el sitio de producción y que ésta se use para el suelo de riego.
De un vistazo
Primordial
Augusto César Lizarazo Chaparro, alumno de la Facultad de Medicina Veterinaria de la UNAM, refirió que esta iniciativa es primordial ante el cambio climático, que demanda ser más efectivos en producción agrícola y ganadera y optimizar recursos como el agua y la energía solar.
Alternativas
“El proyecto es fundamental para que más adelante sea una plataforma para que más agricultores y más gente dedicada a la producción pecuaria tengan más alternativas de mejorar la eficiencia de la utilización del suelo y la captación de agua”.
Proyecto de altura
La parcela forma parte de estudios comparados con instituciones internacionales como las universidades de Kenia, Arizona, Israel y Marruecos, así como el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia.