El hombre que quiere enviar su ADN a la Luna para que los extraterrestres lo clonen
Todos vamos a morir, esa es una de las pocas certezas que tenemos. Y cada uno la afronta como mejor sabe. Hay quienes se van de modo silencioso, mientras que también están aquellos que deciden irse por todo lo alto… Literalmente. Uno de ellos es Kennet Ohm, un profesor de física que ha decidido que su ADN sea enviado a la Luna para que lo clonen extraterrestres.
Desde hace varios años, la compañía espacial Celestis, con sede en Texas, se destaca por poner en órbita restos incinerados. Durante su primer vuelo en 1997, la compañía disparó a la órbita de la Tierra los restos del creador de «Star Trek», Gene Roddenberry, y del visionario científico Gerard O’Neill, el físico detrás del diseño del hábitat espacial conocido como cilindro O’Neill.
Los clientes de Celestis pueden tener una amplia variedad de motivaciones para enviar sus restos al espacio: “inmortalidad”, formar parte del universo de un modo más amplio, viajar al espacio… Las razones son tantas como los individuos que contratan sus servicios. Pero Ohm se lleva la palma.
De acuerdo con una reciente entrevista, este profesor de física tiene una razón inusual para que su ADN, y no solo sus cenizas cremadas, fueran entregados al polo sur de la Luna durante una próxima misión Celestis.
Ohm espera que las civilizaciones futuras puedan eventualmente abrir un «zoológico intergaláctico con un Ken Ohm en una jaula«, o incluso un «enjambre de miles de Ken Ohm reconstituidos extendiéndose por todo el universo».
Por supuesto, debemos tomar las intenciones de Ohm, que parecen inspiradas en un episodio de la serie de dibujos animados «Rick y Morty» (Mortyplicity, 2do episodio de la 5ta temporada), con cierta ironía…
Sin embargo, en cierto nivel, la idea de guardar muestras de ADN para el examen de civilizaciones futuras, ya sean terrestres o extraterrestres, no es tan descabellada como podría parecer.
Ya hemos encontrado formas de clonar animales usando su ADN. Claro, no estamos hablando de réplicas exactas de una mascota recientemente fallecida, o de un profesor de física, pero el concepto de clonación de humanos, a pesar de las implicaciones éticas y morales, no es ciencia ficción lejana.
La primera misión de Celestis se lanzó en enero de 1998, impactando la superficie lunar dentro de un cráter permanentemente en sombra aproximadamente un año y medio después. La cápsula llevaba a bordo partes de los restos del destacado geólogo planetario Eugene Shoemaker. La ironía en este caso es que sus restos se encuentran en un cráter: Shoemaker fue quien demostró que estos eran las huellas del impacto de meteoritos y no volcanes extintos, como se llegó a pensar.
El seguimiento lunar de la compañía de entierro espacial, el vuelo espacial conmemorativo Tranquility, ahora está cerrado para reservas, pero aún no tiene una fecha de lanzamiento oficial.
«Las cápsulas conmemorativas de Celestis que transportan restos cremados y ADN permanecerán en la superficie lunar como un tributo permanente a las almas intrépidas que nunca dejaron de buscar las estrellas», se lee en el sitio web de la compañía.
Para quienes tengan interés en eternizarse en el espacio, la próxima misión será en diciembre de este año y los precios van desde unos 3.000 euros para salir de la atmósfera terrestre y volver, hasta los 12.000 euros por ser “enlunado”, es decir, enterrado en la Luna.