El futuro de la aviación se llama SAF y puede revitalizar la España rural
El futuro de la aviación pasa por la utilización de un nuevo combustible, cuyo nombre es SAF por sus siglas en inglés (Sustainable Aviation Fuel). El objetivo del sector es la descarbonización y este Combustible Sostenible para la Aviación ya se emplea como alternativa a los combustibles fósiles contaminantes, aunque su uso es todavía escaso.
El SAF minimiza las emisiones de gases de efecto invernadero en los vuelos, puesto que reduce entre un 60% y un 100% las emisiones de CO2 del combustible desde el momento de su producción hasta su utilización.
Puede ser de origen orgánico si se produce a partir de aceites vegetales, grasas animales, biomasa u otros residuos como los agrícolas, o sintético si se genera a partir de la captura de CO2 con el empleo de hidrógeno verde, y en ambos casos se muestra eficaz.
El uso del SAF, además, no requiere de ninguna adaptación de las aeronaves ni de los aeropuertos. Puede utilizarse ya y de hecho ya se usa. Los aviones actualmente ya están certificados para operar con hasta un 50% de este combustible de origen sostenible y respetuoso con el medio ambiente, que reduce las emisiones de CO2 de media un 80% a lo largo de todo su ciclo de vida.
España tiene todo lo necesario
Estados Unidos, Reino Unido y Francia se han embarcado en el impulso de la industria del SAF, que se presenta para España como una inmejorable oportunidad para revitalizar zonas rurales. El impulso de la producción del SAF en nuestro país puede permitir que se dinamicen distintas zonas rurales, algunas enclavadas en esa España vacía que ve cómo se escapa su futuro cada día por la falta de población.
El SAF es una nueva opción de negocio para nuestro país, que no solo es líder en energías renovables, también tiene la posibilidad de ser también un gran productor mundial del nuevo combustible limpio, ya que dispone de todo lo necesario para desarrollar una nueva industria de producción de SAF, tanto SAF biológico, por la abundancia de residuos forestales, agrícolas y ganaderos; como SAF sintético. Además, España se está posicionando como líder en la producción de hidrógeno verde que, también se utiliza para producir SAF.
La España rural puede ser la gran beneficiada porque allí se ubican los residuos necesarios para producir el SAF biológico. Puede ser un modelo de economía circular y de mejora de la cohesión territorial. Las regiones que presentan mayor capacidad para producir SAF de origen orgánico son Andalucía, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Aragón y Extremadura.
Hasta 270.000 nuevos empleos
El reto ha comenzado, aunque para descarbonizar por completo la aviación española sería necesario producir cinco millones de toneladas de SAF al año en 2050. Según un estudio de PwC, si se reparten por todo el país entre 30 y 40 plantas de producción, España tendría capacidad para cubrir toda la demanda nacional.
Además, como el potencial de producción es muy superior a la demanda local, con la instalación de más plantas se podrían exportar grandes volúmenes de SAF al mercado internacional.
El impacto en el PIB de la construcción y puesta en funcionamiento de 32 plantas de producción sería de 56.000 millones de euros hasta el año 2050, lo cual se traduciría en la creación de 270.000 nuevos puestos de trabajo.
Implantación progresiva
Las distintas compañías aéreas se han marcado el uso del SAF como objetivo y la aerolínea nacional por excelencia, Iberia, que forma parte del grupo IAG, se ha implicado en la cuestión como el resto de compañías que integran su grupo. IAG va a invertir cerca de 900 millones de dólares en SAF en los próximos 20 años mediante la compra a la firma estadounidense Gevo.
Se trata del primer grupo de aerolíneas del mundo que se ha comprometido a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050. Puede sonar aún lejano, pero el reto ya es una realidad y comenzará a concretarse mucho antes, ya que IAG reducirá en 2030 sus emisiones en un 20% y ese mismo año operará un 10% de sus vuelos con SAF.
Todo son ventajas. Sin embargo, la producción de SAF es aún escasa en comparación con la demanda. Con las instalaciones actuales, no se alcanza a cubrir ni un 1% de la demanda global de este combustible.
Hojas de ruta
Para incrementar su producción es necesario un esfuerzo por parte de todos los actores implicados, tanto públicos como privados, que contribuyan a movilizar los fondos necesarios para poner en marcha las plantas de producción.
En Europa existen más dificultades, aunque el pasado 9 de septiembre la Unión Europea aprobó la ruta de ruta de la descarbonización en la aviación comercial para los próximos 30 años, con la adopción de un nuevo reglamento de la denominada ReFuelEU Aviation, que fija el porcentaje de SAF que deberán cargar las aerolíneas en sus vuelos hasta 2050: un 2% en 2025, un 6% en 2030 y un 70% en 2050.
En España, IAG mantiene acuerdos con Cepsa y Repsol y ya ha realizado vuelos demostrativos en el mercado doméstico y en algún vuelo intercontinental. A nivel nacional, el impulso del SAF no es una ambición fácil por la necesidad de que se comprometan las empresas productoras y fijen acuerdos con el Gobierno y con las Administraciones locales y autonómicas para el impulso del nuevo carburante. Pero favorecer la industria del SAF se torna ya como una necesidad, especialmente para un país que cuenta con todo lo necesario como es España.