Agricultura: «La agricultura moderna cuida el Medio Ambiente y ahorra costes»
Cuando la empresa aGrae comenzó a ofrecer sus servicios en el año 2014, la agricultura de precisión sonaba en España casi «a ciencia ficción». «Empezamos comprando un sensor de Estados Unidos para mapear los suelos y hacer tipo radiografías a diferentes niveles de profundidad, y la verdad es que nos costó empezar», recuerda el director técnico de aGrae, Jorge Miñón Martínez, consciente de que la realidad hoy es muy distinta. «Ahora nos llaman a nosotros para que les asesoremos», señala el experto.
Y es que, la agricultura de precisión y la fertilización variable, advierte, no son cuestiones menores. «Significa sobre todo ahorrar en costes», defiende mientras pone algunos ejemplos. «En maíz el ahorro puede oscilar entre los 150 y los 240 euros por hectárea al año; en el cereal podemos hablar de una horquilla entre 40 y 60 euros por hectárea, y en cultivos como la remolacha, el ahorro puede estar entre los 100 y los 200 euros».
En el caso del viñedo, concreta, es un cultivo «curioso» porque se tiende a aportes de materia orgánica, «que están muy bien, pero hay que tener en cuenta el nitrógeno, el fósforo y el potasio que deja esta materia orgánica». «La viña por lo general está subfertilizada y puede repercutir en una reducción de la producción», asevera.
Aunque ahora trabajan con todo tipo de cultivos, en el inicio se centraron en el viñedo, al ser «un sector más abierto a las nuevas tecnologías y con mayores márgenes». «Tanto en Ribera del Duero como en Rioja ofrecemos un asesoramiento completo, que empieza incluso antes de comprar o alquilar un terreno. Así el viticultor puede tener toda la información sobre el suelo y ver si podrá cumplir sus expectativas», señala.
El precio varía. «No es lo mismo mapear una parcela de 30 hectáreas, todas juntas, que distribuidas en un radio de 5 kilómetros, pero a título orientativo una jornada de mapeo cuesta unos 1.800 euros».
Con los años han ido sumando experiencias, respaldadas con una red de ensayos de fertilización que sirven para validar nuevas estrategias y «demostrar a los agricultores que hay margen de optimizar la fertilización de sus cultivos». De ello se encargan los tres trabajadores: dos ingenieros agrónomos y uno especializado en Telecomunicaciones. «Somos una empresa de Burgos, pero trabajamos en toda Castilla y León, La Rioja, Navarra y Aragón».
Servicio integral
Agrae ofrece así un servicio integral, que empieza desde el mapeo y análisis de los suelos, teledetección satelital, «dando valor agronómico a los datos, asesorando en la elección de la fórmula fertilizante, y facilitando la prescripción de fertilizante optimizada para cada metro cuadrado». «Es decir, el agricultor no tiene que dedicar su tiempo a manejar ninguna aplicación informática y además va a tener la certeza de que va a tener a su disposición al mejor equipo».
Con esta tecnología empezaron de forma pionera en España en el año 2017. «El problema es que muchos agricultores no tenían la maquinaria necesaria para poder aplicar estos mapas de dosis variable de fertilizante: tractor y abonadora ISOBUS, pero ya es algo generalizado», afirma a sabiendas de que ellos son como los médicos: analizan la situación y realizan el diagnóstico. «La consultora es muy útil porque con la escalada alcista de precios de fertilizantes hay que buscar más que nunca la eficiencia del campo», argumenta.
Máximo rendimiento
Según explica, para conseguir que las cosechas alcancen un máximo nivel de rendimiento y sostenibilidad hay que unir ciencia, tecnología e innovación. Jorge traduce la sostenibilidad agrícola en 9 pasos: mapeo de suelos, análisis de suelos, balance de nutrientes en el suelo, potencial productivo, mapa de necesidades, optimización de combinación de fertilizantes, seguimiento de cultivo, control de fertilizantes y mapa de rendimiento. «Con todo ello, el agricultor conseguirá una mayor rentabilidad de sus cosechas, pero también reducirá el impacto medioambiental y la huella de carbono; un objetivo fundamental en la agricultura sostenible».
A este respecto, apunta, en los últimos meses se está hablando mucho de la huella de carbono en la agricultura, de cómo un agricultor puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero e incluso capturar carbono en sus suelos. «Pues bien, realizar una correcta fertilización supone reducir esta emisión de gases, ya que por ejemplo, si empleamos menos fertilizante nitrogenado para conseguir la misma producción, estamos primero ahorrando, y segundo evitando que la industria que produce este fertilizante tenga que producir menos; por lo que quemará menos gas. Además de otras relaciones físico-químicas en el suelo que van a permitir a medio-largo plazo incrementar la materia orgánica y por ende el carbono en los suelos. Esto va a suponer una oportunidad de ingresos complementarios a la agricultura, una vez que la Comisión Europea en 2025 publique las reglas de cálculo», termina.