2023: Un añoc on lluvias y llamas como las protagonistas ambientales – El Tiempo
Este año el mundo se incendió. En Canadá, en Chile, en Grecia, en Tenerife y en Hawái. Pero también el planeta vio devastadoras inundaciones. En Brasil, en República Dominicana y el sureste de Estados Unidos. Tan solo en este país, de acuerdo con la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) el 2023 fue el peor en cuánto a catástrofes climáticas multimillonarias, con más de 57.600 millones de dólares en costos. Pero también 2023 rompió varias veces los récords en días más cálidos, y se espera, según análisis de Copernicus, que sea el año más caluroso de la historia.
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Y es que este año estuvo marcado por el final del fenómeno de La Niña, e inicio del fenómeno de El Niño. Las altas temperaturas, la baja humedad y los fuertes vientos llevaron a que se perdieran 3’800.000 hectáreas de bosque en Canadá por las llamas; también causaron 27 fallecidos, 2.180 heridos y 5.559 damnificados en el centro y sur de Chile por incendios; pero también un ciclón extratropical provocó la muerte de al menos 47 personas en Brasil; y un huracán que se intensificó a rápida velocidad, llegando a categoría cinco, azotó México destruyendo Acapulco y dejando 16 mil millones de dólares en pérdidas y 51 fallecidos.
El 2023 fue indudablemente un año donde los eventos climáticos extremos marcaron, nuevamente, la agenda. Y aunque parece que el clima enloqueció, lo cierto es que lo que estamos viendo, apuntan expertos, son los primeros síntomas de la emergencia climática que hoy nos afecta debido al llamado calentamiento global.
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Guardadas las proporciones, lo que estamos viviendo en la Tierra es como si una persona enfermara por llevar un mal estilo de vida. Si una persona se alimenta de manera saludable, hace ejercicio constantemente y no consume alcohol ni cigarrillo, probablemente vivirá muchos años y no se enfermará (aunque de vez en cuando le dé una gripita). Si, en cambio, hace todo lo contrario, muy seguramente padecerá de distintas patologías.
En el caso de la Tierra, el problema es que esa enfermedad la está generando las actividades antrópicas, es decir, las que realizamos las personas: quema de combustibles fósiles, contaminación de las cuencas hídricas, degradación de las coberturas naturales, entre otras acciones, afectan la capacidad del planeta de funcionar correctamente y lo llevan a ‘enfermarse’.
Es por eso que ayer se celebró el acuerdo logrado en la Cumbre Climática de la ONU (COP28). Allí, por primera vez desde que se realizan estos encuentros, se nombró a los ‘combustibles fósiles’ como los causantes de las emisiones y se realizaron compromisos para disminuir la quema de los mismos. En todo caso, el texto generó críticas, pues solo busca una “disminución” gradual de los combustibles fósiles, y no una “eliminación” de los mismos.
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“La era de los combustibles fósiles debe terminar, y debe hacerlo con justicia y equidad”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, después del anuncio del acuerdo. “La salida de los combustibles fósiles es inevitable, les guste o no. Esperemos que no llegue demasiado tarde”, subrayó, dirigiéndose a “quienes se opusieron a una referencia clara” a esta noción de eliminación en el texto de la COP28.
Lo cierto es que lo visto en 2023, según expertos, podría empeorar en los próximos años si seguimos quemando combustibles fósiles al ritmo actual. El mundo iniciará un 2024 con un fenómeno de El Niño que podría ser “históricamente fuerte”, según la NOAA.
“Para nosotros los climatólogos este es un abrebocas del futuro que se viene porque no estamos haciendo nada para frenar el calentamiento. Estos fenómenos que estamos viendo, de calor sobre todo, se convertirán en el clima normal si no actuamos en mitigación para frenar el cambio climático”, señala el experto en clima Benjamín Quesada.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
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