Reindustrialización y minería – LaRepublica.co
En mi columna anterior, planteé la necesidad de que debería existir coherencia en lo institucional y gubernamental entre la definición de los 17 minerales estratégicos y el borrador del documento Conpes: Política Nacional de Reindustrialización.
Lo anterior, ya que, si somos capaces de mirar al sector minero como un sector que puede mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de los colombianos, tendremos la oportunidad de oro o cobre o plata o níquel, para ser un país mejor con miras al año 2040.
Si el país desea tener una política de reindustrialización con el horizonte temporal al año 2040, debe darse prioridad a develar el sofisma del extractivismo, sofisma en el sentido de apalancar los procesos de reindustrialización con base en la actividad minera.
Por actividad minera, definimos todas aquellas actividades relacionadas con los procesos de extracción de los recursos del subsuelo. Desde las actividades de prospección y exploración geológica, hasta el cierre y abandono de esas operaciones mineras, pasando por la construcción, montaje y procesos metalúrgicos y de refinación.
Desde la exploración minera, indudablemente tenemos el deber de definir indicadores cuantitativos de crecimiento en esta actividad (teniendo como referente el Artículo 229 del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 o Plan Nacional de Conocimiento Geo científico), tal como lo hacen en la actualidad nada más y nada menos que países potencias mundiales en los temas geológicos, mineros, metalúrgicos y de refinación como Estados Unidos y China.
Y desde la refinación, es en este proceso que se debe hacer énfasis en el país. No solo en el tema del cobre, como se define en el Borrador del Conpes (…el Ministerio de Minas y Energía en 2024 realizará un estudio para el desarrollo de un proyecto para la construcción y operación de una planta de fundición y refinación de cobre en territorio colombiano), sino en por lo menos 4 o 5 minerales estratégicos adicionales que permitan mejorar la composición del valor de las exportaciones de minerales y metales por grado de elaboración, y pasar de ese extractivismo a procesos de industrialización minera con la integración de las cadenas de valor agregado que nos hagan un país que priorice los productos semielaborados y productos elaborados, sobre los productos primarios.
Vale la pena plantear las siguientes inquietudes:¿Cuánto hemos avanzado en exploración geológica del cobre (u otros minerales)?; ¿Cuántos metros se han perforado en Colombia en búsqueda de cobre (u otros minerales)?; ¿Es posible una refinadora regional (Chile, Perú, Ecuador, Panamá y Colombia) de cobre (u otros minerales)?; ¿La economía del cobre (u otros minerales) en Colombia permitiría sustituir a largo plazo las rentas de hidrocarburos? y ¿Qué infraestructura debemos desarrollar para lograr la reindustrialización de Colombia al año 2040?
Es una excelente oportunidad para el gobierno nacional alinear las políticas públicas que definen el Ministerio de Minas y Energía, el Departamento Nacional de Planeación, entre otras y crear mecanismos de “fast track” o Proyectos Nacionales de Interés Estratégico (Pines) para que antes de los 32 meses que faltan de este gobierno, podemos empezar a disfrutar como país los beneficios de la coherencia de esta políticas públicas mineras y de reindustrialización.
Para terminar, es adecuado pensar en procesos de reindustrialización desde todas las variables que ello implica, es decir, desde la geología, minería, metalurgia, economía, comunidades y medio ambiente y la infraestructura.