Cordillera, agua y minería – El Siglo Panamá
sábado 23 de diciembre de 2023 – 12:00 a.m.
En las partes altas no se puede seguir practicando actividades depredadoras del hábitat de flora y fauna
El istmo de Panamá es una estrecha cintura de tierra entre dos bloques continentales con una elevación que va de un extremo a otro, similar a una columna vertebral a la que se conoce como cordillera central, desde donde descuelgan todos los ríos que van a desaguar en ambos océanos. Sabido es que ningún líquido corre por naturaleza, de abajo hacia arriba, sino al revés.
De allí que, esa parte alta que surca nuestra República de frontera a frontera, tiene desde ya que objeto de una mirada seria y científica de atención por el estado panameño.
Es hora que los gobiernos que trascienden cada cinco años dejen de priorizar el bolsillo de unos cuantos juega vivos, sin importarles el destino de generaciones enteras que mañana, más tarde que temprano, sufrirán la escasez del vital líquido. Y se llama vital porque de ello depende la vida.
En las partes altas no se puede seguir practicando actividades depredadoras del hábitat de flora y fauna, es decir la biodiversidad; sin políticas ambientales que prioricen la conservación medioambiental, porque ya la naturaleza comenzó a pasarnos factura a ricos y pobres.
La minería es una actividad destructiva, dirigida a la acumulación de capitales extranjeros con prácticas dañinas de nefasta recordación en la historia de los países del mundo poseedores de grandes riquezas que solo nos dejaron al final muerte y pobreza.
Esa ausencia de políticas responsables para el manejo de tan importante recurso que es un milagro de la creación divina, nos ha llevado a ver cómo están siendo contaminados los cursos de aguas superficiales, la extracción de las reservas subterráneas y ahora, como si fuera poco, la alteración de las cuencas hídricas a espaldas de las grandes mayorías de panameños ajenos al futuro sombrío que nos espera.
La toma de conciencia sobre la gravedad del problema debe comenzar por los niños en las escuelas y el hogar que se levantan temprano, abren el grifo y ni siquiera preguntan dónde y cómo se forma el líquido que ingieren.
El terrible augurio de que la próxima guerra mundial no será por el petróleo, sino por la escasez de agua, ya se está haciendo realidad.
Dios coja confesada a la humanidad.
Escritor