El desierto de Atacama y sus secretos geológicos: investigan los primeros signos de vida en la Tierra
Uno de los parajes desérticos más intrigantes del mundo se encuentra en el norte de nuestro país y ahora es investigado por la ciencia para buscar rastros de lo que podría haber sido los primigenios signos de vida terrestre.
Se comenzó a documentar lo que podría ser un tipo único de ecosistema en la Tierra y una posible ventana a las primeras etapas de la vida en este planeta hace 3.500 millones de años, e incluso a la vida en el antiguo Marte.
Se trata de la puna de Atacama un entorno extraño formado por un sistema de lagunas rodeadas por vastas llanuras de sal. Es una altiplanicie desértica a casi 4500 metros sobre el nivel del mar y de alrededor de 80.000 km2, compartida entre el noroeste de la Argentina (85 %) y Chile (15 %).
Está surcada por cordones montañosos —de poca elevación respecto a la meseta, pero de gran elevación respecto al nivel del mar—, que corren de sur a norte y de oeste a este, en la región de la puna, en la cordillera de los Andes. El lugar está entre los ambientes más secos de la Tierra, donde la lluvia rara vez cae, o nunca, y la luz del sol golpea implacablemente, creando un entorno en el que pocas plantas o animales pueden sobrevivir.
Pero, según esta nueva investigación, las lagunas albergan algo más: exhibiciones vibrantes de estromatolitos, o comunidades microbianas complejas que forman montículos gigantes de roca a medida que crecen, un poco como los corales que construyen un arrecife milímetro a milímetro.
Estas comunidades pueden parecerse a los estromatolitos que existieron durante un período de la historia de la Tierra llamado Arcaico temprano, cuando el oxígeno era casi inexistente en la atmósfera. Esta laguna podría ser uno de los mejores ejemplos modernos de los primeros signos de vida en la Tierra. No se parece a nada que haya visto jamás o, en realidad, a nada que haya visto ningún científico”.
Junto con la microbióloga María Farías se presentaron los hallazgos el 11 de diciembre en la reunión de 2023 de la Unión Geofísica Estadounidense en San Francisco.
El hallazgo es el mayor momento eureka que he tenido en mi vida. Es simplemente sorprendente que todavía se puedan encontrar cosas así como estas en nuestro planeta.
He logrado viajar a algunos de los entornos más extremos de la Tierra para comprender cómo la vida podría prosperar en planetas y lunas extraterrestres. He subido a la cima del volcán activo más alto del mundo llamado Ojos del Salado, en la frontera entre Argentina y Chile, y ha viajado a la Antártida en busca de meteoritos caídos.
En abril de 2022, Farías lo llevó a uno de sus sitios de estudio en el noroeste de Argentina. Para llegar allí, se condujo aproximadamente 9 horas por un camino de tierra. Quedamos en una aldea de unas 35 personas que dependen de un solo manantial para obtener agua. En su última noche en la aldea, mientras se examinaban imágenes de satélite del desierto circundante se vio algo extraño: lo que parecía una red de lagunas a decenas de kilómetros de distancia.
Intrigados se condujo lo más lejos que pudo y luego caminamos varios kilómetros bajo el sol abrasador. En algunos lugares nos hundíamos hasta las rodillas en el lodo salado. Sin embargo, cuando llegaron a la laguna, Hynek supo de inmediato que habían encontrado algo especial.
La red de 12 lagunas se extendía sobre aproximadamente 10 hectáreas y estaba rodeada por montañas áridas en la distancia. Debajo de sus aguas cristalinas, se pudo ver montículos gigantes de vegetación verde, de unos 4,5 metros de ancho. Eran estromatolitos, pero diferentes a todos los que había visto jamás.
En general, los estromatolitos son una variedad de comunidades microbianas asociadas con capas de roca. Pero los estromatolitos modernos tienden a ser relativamente pequeños ya que crecen pasivamente atrapando granos de arena y otros detritos que flotan en el océano.
Los estromatolitos antiguos, por el contrario, podían medir hasta 6 metros de altura y extrajeron activamente calcio y dióxido de carbono del agua circundante, lo que provocó que los minerales se precipitaran a su alrededor. Y respecto a lo montículos de las lagunas de Atacama, éstos se parecían mucho más a algunas de esas comunidades arcaicas que a cualquier cosa viva en la Tierra hoy.
Sus capas rocosas estaban construidas principalmente a partir de yeso, un mineral común en muchos fósiles de estromatolitos pero ausente en casi todos los ejemplos modernos de estromatolitos. Biológicamente, estaban formados por una capa exterior de microbios fotosintéticos llamados cianobacterias y un núcleo rosado rico en arqueas, organismos unicelulares que a menudo se encuentran en ambientes extremos de la Tierra.
Creemos que estos montículos en realidad están creciendo a partir de microbios, que es lo que estaba sucediendo en los más antiguos. No está claro por qué se formaron en este lugar tan hostil. El entorno de la laguna podría parecerse a las condiciones de la Tierra antigua, ya que las aguas son saladas y ácidas y, debido a la gran elevación, están expuestas a niveles severos de radiación solar.
Las comunidades también podrían proporcionar a los científicos una visión sin precedentes de cómo pudo haber surgido vida en Marte, que se parecía a la Tierra hace miles de millones de años.
“Si la vida alguna vez evolucionó en Marte hasta el nivel de los fósiles, habría sido así. Comprender estas comunidades modernas en la Tierra podría informarnos sobre lo que debemos buscar cuando buscamos características similares en las rocas marcianas”, añadió el experto.
Hynek y Farías esperan realizar más experimentos para confirmar que estos nuevos estromatolitos, de hecho, están construyendo activamente sus formaciones rocosas y explorar cómo los microbios logran sobrevivir en las duras condiciones.
Sin embargo, es posible que a los científicos se les esté acabando el tiempo. Una empresa de fuera de Argentina ya arrendó el área para explotar litio. Una vez que comience la perforación, las lagunas de Atacama podrían transformarse irreversiblemente.
“Todo este ecosistema único podría desaparecer en cuestión de años. Esperamos poder proteger algunos de estos sitios, o al menos detallar lo que hay allí antes de que desaparezca o sea perturbado para siempre”, concluyó el especialista.
*Brian Hynek es geólogo de la Universidad de Boulder en EEUU, profesor del Laboratorio de Física Atmosférica y Espacial (LASP) y del Departamento de Ciencias Geológicas