Energía y medio ambiente: la lista de deseos 2024 – Opinión 51
Por Rosanety Barrios
Llegamos al inicio del 2024 y como cada año tendemos a sentirnos renovados y con nuevos bríos para recibir, con los brazos abiertos, las promesas que la incertidumbre y la esperanza nos traen a la mesa.
Terminamos el año que rompió todos los récords de temperatura en el verano boreal y en el cual, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea (Copernicus), concluye que al planeta le tomaría solamente 7 años más para romper el límite de 1.5 grados centígrados de aumento en la temperatura respecto a la era pre industrial, lo que evidencia que la velocidad del calentamiento se ha acelerado.
Este riesgo, la amenaza más seria para el planeta de acuerdo con el World Economic Forum, tiene afortunadamente, una solución. No es fácil ni inmediata, pero es posible lograrlo si todos los países y todas las personas hacemos lo que nos toca hacer: modificar nuestros hábitos de consumo, disminuir el consumo de energía y sustituir el uso de combustibles fósiles por electricidad limpia a la mayor velocidad posible.
Está claro que no podemos dejar de usar petróleo para mover la economía en el corto plazo. Pero sí existen vías para reducir su uso: desarrollar transporte eléctrico, la generación eléctrica renovable y la adopción de tecnología que nos haga mucho más eficientes en nuestro consumo energético. También podemos establecer reglas claras para que la producción de hidrocarburos y todas las actividades relacionadas con su procesamiento industrial, transporte, almacenamiento y venta, se realicen con una estricta regulación que obligue a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Es decir, sabemos qué hacer para evitar la catástrofe. Entonces, ¿por qué la amenaza sigue viva? No hay una sola respuesta. Tiene que ver mucho con comportamientos inerciales, con la existencia de subsidios difíciles de remover y también con falta de voluntad política.
Y es justo la voluntad política para corregir el rumbo la que quiero poner en el número 1 en mi lista de deseos 2024. Espero con todo mi ser, que el mecanismo de discusión y propuestas que acompañen el proceso electoral se construya con el mejor ánimo de elevar el nivel de discusión, dejar atrás las acusaciones sin pruebas, las descalificaciones personales y por fin se haga uso de datos duros y comprobables para contrastar propuestas.
Empezaría por esperar que, cuando se hable de Petróleos Mexicanos, queden atrás las mentiras y datos falsos y se enfrente la realidad: la producción de crudo de Pemex no ha dejado de caer, se quema metano sin control en el sur del país, sus seis refinerías pierden dinero todos los días ya que producen 30 veces más combustóleo que una refinería ubicada en Houston y los enormes descuentos que otorga al vender gasolina para retener clientes son un error que la tiene posicionada en la peor crisis de su historia, sin poder pagar a proveedores ni acreedores financieros y por lo tanto, fuera del mercado de deuda, lo que nos obliga a todos a mantener indefinidamente, las transferencias directas para evitar la catástrofe.
Dentro de mi lista de deseos, quiero incluir que cuando se hable de electricidad, se comente de manera abierta y transparente que en tos cinco años no hubo inversión alguna en líneas de transmisión (las grandes carreteras de los electrones), que se tiene abandonado el proyecto de contar con un servicio de distribución eléctrica inteligente y tampoco hay plantas de generación nuevas qué presumir, que la CFE sigue aumentando sus costos de operación y que sus pérdidas entre enero de 2019 y septiembre de 2023, llegaron a los 96 mil millones de pesos, a pesar de que los subsidios directos que pagamos todos los mexicanos con nuestros impuestos suman más de 366 mil millones de pesos.
También espero que se reconozca que el 75% de la generación eléctrica en México se realiza con combustibles fósiles, que las plantas a combustóleo que debían haber sido dadas de baja siguen operando y que es imposible saber cual es la verdadera deuda de CFE, ya que existe una porción de deuda fuera de balance cuyo monto no está revelado en ningún lado.
Anoto en mi lista que se tome en cuenta que es de esperar que este verano la temperatura vuelva a romper récord, de forma tal que la expectativa de nuevos cortes es el escenario más seguro. No vaya a ser que, durante las elecciones, se caiga el sistema eléctrico.
Mi mayor deseo es que la sociedad mexicana exija que durante la campaña se hable con la verdad y se expongan sin cortapisas, las propuestas que nos permitan identificar quien tiene la voluntad política suficiente para terminar, de una vez por todas, con un sector energética atrapado en el siglo XX y nos conduzca hacia el futuro moderno y limpio que merecemos.
Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autoras y son absolutamente independientes a la postura y línea editorial de Opinión 51.