Philip Lane, economista jefe del BCE: “Bajar los tipos demasiado pronto sería autodestructivo”
Nuevo jarro de agua fría para aquellos que anhelan bajadas de tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). En una entrevista con el diario italiano Corriere della Sera publicada este sábado, el economista jefe del BCE, Philip Lane, ha advertido una relajación del precio del dinero demasiado prematura, echaría por tierra todos los esfuerzos que se han realizado desde la máxima autoridad monetaria europea para contener la inflación.
“Un paso en falso, un cambio de rumbo demasiado rápido, sería autodestructivo”, ha sentenciado el experto economista antes de recurrir a la hemeroteca. “La historia de los episodios hiperinflacionarios nos ha enseñado que si los bancos centrales intentan normalizar los tipos con demasiada prisa, antes de que los problemas estén realmente resueltos, entonces se produce una nueva ola de inflación y su consiguiente etapa de nuevas alzas de tipos. Ese sería el peor de los escenarios, uno que no es probable”, ha expresado.
Los banqueros del BCE permanecen en una estancia que podría ser descrita como “esperar y ver”. Las altas instancias de Frankfurt buscan datos que les confirmen que la inflación se ha frenado lo suficiente como para permitirles aflojar el cerco de los tipos. Los inversores, mucho más optimistas respecto a la laxitud esperable que los mensajes que se lanzan desde la órbita del banco central, apuestan por seis rebajas de tipos este año, con la primera empezando tan pronto como en abril. Las autoridades se han afanado en repetir que todavía es demasiado pronto para tener esa esperanza.
No obstante, recientemente se ha producido un notable cambio de discurso. Esta misma semana, el pasado jueves, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, habló de bajadas de tipos abiertamente. Si bien, conviene reparar detenidamente los términos en los que lo hizo. En un primer momento, Lagarde confirmó lo que los inversores llevan anticipando meses: “Estamos en lo más alto”, comentó en una entrevista con el canal francés de televisión France 2. Después, advirtió que no puede dar una respuesta sobre cuándo bajarán los tipos de interés, evitando dar fechas concretas. En todo caso, sí que reiteró que “los tipos no van a seguir subiendo” y añadió la frase que dejaba entrever un atisbo de luz al final del túnel: “Si ganamos la batalla de la inflación, los tipos van a empezar a bajar”. Hoy Lane ha venido a decir que todavía queda batalla por delante.
Con un BCE “dependiente de los datos”, Lane ha sugerido que algunas de las cifras más importantes sobre salarios no estarán disponibles hasta bien entrado el segundo trimestre. “Los datos más completos son los que vienen recogidos en las cuentas nacionales por Eurostat – los datos del primer trimestre no estarán disponibles hasta finales de abril, para nuestra reunión de junio, tendremos esos críticos datos”, ha afirmado.
Además de desear imperiosamente que los datos fluyan por parte de Eurostat, el BCE estima que la inflación bajará este año, pero no de forma tan pronunciada como sí lo hizo en 2023. En diciembre, la inflación en la zona euro estaba en el 2,9%, mientras que el objetivo y el mandato del BCE es la estabilidad de precios, lo que equivale a una tasa del 2% a medio plazo. Pese a la mayor cercanía a la meta, las proyecciones de la institución no contemplan alcanzarla hasta 2025, cuando según sus cábalas, estará en el ansiado 1,9%. Un año para perder un punto porcentual, cuando en 2023, la inflación perdió 4,9, pasando del 8,4% de 2022 al 3,5% del 2023.
Siguiendo con la receta de una de cal y otra de arena, muy típica en Frankfurt, Lane, en una misma frase, advirtió de las subidas salariales y alabó la evolución de la inflación subyacente (la que se calcula eliminando los elementos más volátiles a la hora de calcular los precios, como son la energía y los alimentos, dos partidas que todavía amenazan de cuando en cuando con dar disgustos adicionales, pero cuya tendencia es a la baja). “Los continuos progresos a la hora de rebajar la inflación subyacente son bienvenidos, pero seguimos viendo cierta resistencia en la inflación de los servicios este año, y, hasta ahora, los salarios siguen creciendo a un ritmo muy superior al de cualquier punto de equilibrio a largo plazo”, ha recapitulado.
¿Por qué se desea una bajada de tipos?
Además del efecto más obvio del que pueden dar fe los hipotecados a tipo variable a la hora de pagar su cuota o aquellos que estén buscando nuevas hipotecas a buenos precios, los tipos de interés altos tienen repercusiones tanto en las empresas como en los Estados. En palabras de Beltrán de la Lastra, presidente y director de inversiones de Panza Capital, “en un entorno de tipos en máximos de dos décadas, el elevado endeudamiento es el principal talón de Aquiles para Estados y empresas”. Desde la gestora consideran que las empresas que tengan que refinanciarse en los próximos dos años pueden pasar por apuros e incluso ver como se les cierra el acceso al mercado. Dicho de otra forma. Empresas y Estados pagan más cara su deuda, tanto la nueva como la que tienen que refinanciar. Esto, cuando ya se está profundamente endeudado, es un problema de primer orden porque retrae recursos de otras partidas y porque dificulta el amortizarla. Con todo, los apuros de unos son las oportunidades de otros, y así, penalizadas por el entorno de tipos, las pequeñas empresas cotizan en Bolsa con el mayor descuento en 20 años, dejando una oportunidad para los que crean que efectivamente van a bajar los tipos de interés… Y tengan dinero para sacar partido.
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