El fenómeno de la baba de caracol para el cuidado de la piel: cómo funciona y cuáles son sus beneficios
Los caracoles de jardín, la especie de caracol más estudiada para el cuidado de la piel, producen una baba que se anuncia como hidratante, llena de antioxidantes y capaz de estimular el nuevo colágeno, lo que puede reducir los signos del envejecimiento, según Joshua Zeichner, dermatólogo del Hospital Mount Sinai.
Los consumidores compran productos a base de moco de caracol para reparar la piel dañada y retener la humedad, según la dermatóloga Elizabeth Bahar Houshmand, miembro de la Academia Americana de Dermatología.
El moco está repleto de vitaminas naturales A y E, antioxidantes que pueden reducir la inflamación y los signos de envejecimiento, y contiene péptidos que estimulan la producción de colágeno, añade Houshmand. Sin embargo, el especialista afirma que se necesitan más ensayos clínicos a gran escala para probar algunos de los supuestos efectos de la baba de caracol y conocer mejor sus principios activos.
Se ha demostrado que el extracto de baba de caracol crea una barrera protectora entre la piel y la contaminación atmosférica. En un estudio se utilizó un modelo tridimensional de piel y se expuso al ozono; la «piel» desprotegida por el extracto de baba de caracol se inflamó y mostró signos de envejecimiento por estrés oxidativo, que provoca arrugas y un tono desigual de la piel. La «piel» protegida por el extracto de mucus mostró menos inflamación.
Los científicos también están estudiando el uso de las secreciones de caracol más allá del cuidado de la piel. Hay pruebas de que el moco de caracol puede ayudar a cicatrizar heridas y tratar quemaduras. También tiene propiedades antibacterianas y antifúngicas.
En otro estudio se comprobó su capacidad para detener las bacterias de las heridas, y algunos de sus efectos fueron mejores que los de los antibióticos comerciales, como la amoxicilina y la estreptomicina. Las primeras investigaciones sugieren que el moco también podría tener propiedades anticancerígenas: la baba de caracol de jardín inhibió con éxito el crecimiento de células cancerosas de la piel en un laboratorio.
Para comprender mejor la baba del caracol, Antonio Cerullo, bioquímico de la City University de Nueva York, recogió caracoles de una granja de escargots y analizó sus tres tipos de baba: el moco protector del dorso, el moco adhesivo del pie y el moco lubricante del pie.
Cada tipo tenía propiedades distintas, como rigidez y pegajosidad, y composiciones bioquímicas diferentes.
“En la naturaleza, estos distintos tipos de mucosidad cumplen funciones diferentes”, explica Cerullo. La que se utiliza principalmente para lubricar tiene más colágeno, lo que la hace más rígida; la que se utiliza para adherirse tiene más calcio, lo que la hace más pegajosa. Estas propiedades ayudan al caracol a moverse y a adherirse a las superficies.
Aislar las moléculas específicas que crean estas propiedades y sintetizarlas para su uso comercial es una tarea complicada. Aunque el moco protector de los caracoles tiene proteínas antimicrobianas, por ejemplo, múltiples moléculas del moco podrían interactuar para crear el efecto antimicrobiano en la piel humana, dice Cerullo.
La microbióloga Roberta Rizzo y el químico Claudio Trapella, de la Universidad de Ferrara (Italia), han analizado más de 100 productos distintos de moco de caracol y han descubierto discrepancias en la calidad. Según explican,, todo influye en el producto final, desde las diferentes prácticas de alimentación y cría en las granjas de caracoles hasta la forma de recoger la baba.
Pero la baba de caracol tiene potencial más allá del cuidado de la piel, afirma Adam Braunschweig, químico orgánico de la City University de Nueva York.
Puede utilizarse como pegamento reparador de heridas para tratar úlceras e infecciones internas, y como adhesivo natural en bioingeniería. El moco de caracol también funciona bien como sustancia de administración de fármacos, sostiene Braunschweig. Cuando se administra con medicamentos, ayuda a las membranas mucosas del cuerpo a absorber el tratamiento.
Rizzo y Trapelli también están trabajando en el uso del moco natural de caracol de formas poco convencionales: su extracto de moco de caracol se ha utilizado para producir colirios que utilizan la lubricación natural de los caracoles para tratar la sequedad ocular.
Los científicos aún no han aislado los componentes específicos del moco de caracol que le confieren sus propiedades curativas, pero es posible fabricar versiones sintéticas del moco, lo que ayuda a reducir la necesidad de criar caracoles en granjas.
La forma de recolectar el moco de caracol varía de una granja a otra -en algunas, los caracoles se arrastran sobre redes para que el moco gotee en bandejas situadas debajo; en otras, se utiliza una cámara de nebulización que induce la secreción del caracol-, pero la sustancia se excreta cuando el caracol está sometido a estrés.
La síntesis de moco bioinspirado también facilita el aumento de la producción. Se necesitan muchos caracoles para satisfacer la demanda actual, y es costoso recolectar suficiente baba. Además, el producto puede cambiar de un día para otro en función de la alimentación de los caracoles, por lo que su mucosidad no siempre es homogénea.
El uso de moco sintético también permite a los químicos modificar el producto con más facilidad. Con la mucosidad natural, «te quedas con lo que te da el animal», dice Braunschweig. «¿Y si quieres cambiar la receta o las propiedades?
Su equipo espera producir sintéticos por una fracción del coste y que se puedan adaptar, por ejemplo, para que sean más adhesivos o más lubricantes, según la aplicación.
«El moco hace muchas cosas asombrosas», dice Cerullo. «Ahora, con nuestro trabajo, esperamos que se abra camino para que podamos aprender mucho más de la baba en la próxima década de lo que hemos aprendido en los últimos 2.000 años».