Luz verde a la minería submarina en Noruega, ¿qué significa esto para el resto del mundo?
El lecho marino alberga gran variedad de recursos valiosos, como minerales y metales estratégicos para avanzar en la revolución tecnológica con la que se pretende descarbonizar y digitalizar la economía.
Los llamados nódulos polimetálicos son depósitos de litio, cobalto, manganeso, cobre o níquel que se encuentran en el fondo de los océanos. Se trata de pequeñas rocas esféricas, de tamaños que oscilan entre 1 y 20 centímetros, que pueden tardar más de tres millones de años en formarse.
Su extraordinario valor radica en que esos materiales son necesarios para fabricar distintos componentes que forman parte de los dispositivos electrónicos. También resultan imprescindibles para producir placas solares, aerogeneradores, baterías de litio o vehículos eléctricos.
Pero hacer frente a la crisis climática y caminar hacia una transición energética mediante el uso de estos materiales podría asestar, paradójicamente, un duro golpe a una parte esencial de la biosfera: los océanos.
Más teléfonos móviles que habitantes en el planeta
Pongámonos en contexto. En el mundo ya hay más teléfonos móviles que seres humanos. Para fabricar estos celulares que solemos desechar, de media, a los 30 meses de vida, se necesitan más de 40 elementos de la tabla periódica.
Son los ya mencionados, litio (Li) y cobalto (Co), además de carbono (C), aluminio (Al), silicio (Si), fósforo (P), galio (Ga), antimonio (Sb), arsénico (As), plomo (Pb) o estaño (Sn), entre otros. Algunos de ellos están presentes en menos del 0,001% de la corteza terrestre.
Es sólo un ejemplo que sirve para ilustrar cómo el incremento de la demanda de las llamadas “materias primas críticas” ha desatado una fiebre por un nuevo oro, esta vez en los fondos oceánicos.
¿Qué ha aprobado Noruega?
Noruega ha sido la primera en dar luz verde a la minería comercial en sus aguas territoriales. En contra del criterio de la Unión Europea y del Reino Unido, su Parlamento ha aprobado una reforma para abrir sus fondos marinos a la explotación de minerales y no descarta llegar a acuerdos para expandir esta industria a aguas internacionales.
De momento, se trata de una superficie marina de 281.000 kilómetros cuadrados entre el mar de Barents y el mar de Groenlandia. Y un dato: el país nórdico tiene una superficie terrestre de 323.802 kilómetros cuadrados.
La primera empresa en operar en esta zona será Nordic Mining, especializada en la explotación y producción de minerales y metales industriales, autorizada ya por el Gobierno noruego para verter 170 millones de toneladas de desechos mineros en el fiordo de Førde, una de las principales rutas migratorias del salmón.
Alarma entre científicos, pescadores y ecologistas, y boicot empresarial
Científicos, colectivos ecologistas y el sector pesquero se han echado las manos a la cabeza con la decisión del Parlamento noruego. Greenpeace ha mostrado su firme rechazo al proyecto y ha hablado en términos de «desastre para el océano” y de “vergüenza para Noruega”.
Según un informe de WWF, la minería submarina tendría consecuencias devastadoras para los ecosistemas marinos, la capacidad de captura de carbono de los océanos y la biodiversidad de toda la columna de agua, incluidas las poblaciones de peces que forman parte de la alimentación humana.
Ecologistas en Acción alerta sobre los efectos tóxicos de los metales pesados a lo largo de la cadena trófica y la liberación de gases de efecto invernadero secuestrados en los fondos oceánicos, además de la destrucción irreversible de la biodiversidad marina, y el obstáculo a la investigación médica y farmacéutica.
Por su parte, algunas empresas como Volvo, BMW, Google y Samsung ya se han comprometido a no financiar actividades mineras en los fondos marinos y a no utilizar minerales extraídos del océano en sus cadenas de suministro.
Lo que nos jugamos con la minería submarina
Casi tres cuartas partes de la superficie de la Tierra están ocupadas por los océanos que, además, contienen el 90% de los recursos hídricos y más del 97% de los seres vivos del planeta.
Los océanos constituyen nuestro sistema global de control climático, al mismo tiempo que regulan el clima a través de las corrientes marinas. Son la principal fuente de oxígeno y también nos proveen de agua dulce (la mayor parte de la lluvia procede del mar).
Además, nos proporcionan alimentos, medicamentos, son una importante vía para el transporte de personas y mercancías, y juegan un importante papel en la seguridad nacional de multitud de países.
Los océanos sostienen la vida en la Tierra pero, una vez más, los seres humanos no parecemos tener interés en preservarlos y en gestionar de un modo sostenible los recursos que obtenemos de ellos.