Francia quiere nuevas medidas contra la «competencia desleal» de agricultores de países como España e Italia
El primer ministro de Francia, Gabriel Attal, ha asegurado que pondrá en marcha «nuevas medidas» para contrarrestar lo que considera una «competencia desleal» por parte de los agricultores extranjeros que venden sus productos en Francia, entre ellos España e Italia.
«No es normal que haya países vecinos que usan ciertos productos (fitosanitarios) que vosotros no podéis usar y ellos sí», ha dicho Attal durante su visita este domingo a una explotación agrícola en Indre-Loire.
El primer ministro ha dicho que verán ese asunto en el ámbito europeo y ha dado la razón a la queja de uno de los agricultores, quien aseguró ante las cámaras que «es muy hipócrita» importar verduras y frutas de países como España que «están fastidiando todo su ecosistema».
Attal: «Vamos a seguir avanzando para luchar contra la competencia desleal»
A 24 horas del posible bloqueo de la capital por parte de los agricultores, el Gobierno francés del europeísta Emmanuel Macron apunta ahora a «la competencia desleal» de socios de la Unión Europea (UE) como España e Italia. Así, el discurso que Attal ha pronunciado este domingo ha estado dominado por palabras como «independencia» y «soberanía» y ha cuestionado el funcionamiento de la UE. «Vamos a seguir avanzando para luchar contra la competencia desleal», ha afirmado Attal.
El primer ministro ha dicho que al menos un 40% de las frutas y verduras se importan (sobre todo de España e Italia) por el freno productivo que supone para Francia ciertas reglas medioambientales adoptadas en su legislación y ha avanzado que propondrá a sus socios comunitarios «más medidas» para blindar la soberanía alimentaria francesa. «Hay que avanzar a nivel europeo e iremos viendo producto por producto», ha indicado, sin dar más detalles.
No obstante, en una entrevista en el canal BFMTV, el ministro de Agricultura de Francia, Marc Fesneau, ha descartado «un cierre de fronteras» para productos españoles o italianos como ha demandado la ultraderecha, porque sería contraproducente para la propia industria agrícola francesa si los países vecinos hacen lo propio.
Poco antes de su discurso, Attal, quien ya había anunciado el viernes varias medidas para calmar el sector, ha acudido de nuevo a una explotación agrícola con la esperanza de desactivar una protesta que había dado los primeros signos de desinflarse esta sábado.
Los agricultores amenazan con bloquear París a partir del lunes
Pero ni la Federación Nacional de Sindicatos de Explotadores Agrícolas (FNSEA) ni la de Jóvenes Agricultores (JJAA) de la región parisina han dado su brazo a torcer y anunciaron que van a bloquear los accesos a la capital «de manera indeterminada» a partir de este lunes 29 a las 13.00 horas.
Otra organización, Coordinación Rural, aseguró que viajarán a París con la meta de bloquear el mercado internacional de Rungis, considerado el mayor de productos frescos en el mundo.
El Ejecutivo se ha mostrado especialmente cauto a la hora de enviar efectivos policiales para disipar las protestas, que juzga pacíficas, aunque se bloqueen infraestructuras públicas.
Sin embargo, ante posibles cortes a las entradas a París, de sus aeropuertos internacionales y de Rungis, el ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha pedido a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que pongan en marcha «un notable dispositivo defensivo para impedir cualquier tipo de bloqueo«.
Los acuerdos de libre comercio entre la UE y otras regiones del mundo están bajo el punto de mira de los agricultores y ganaderos galos. El sector achaca que estos pactos son negativos para sus intereses, pues dejan entrar en Francia productos a precio mucho más bajo, como dicen que sucede con los de Brasil o Ucrania.
Uno de los acuerdos más criticados ha sido el de la UE-Mercosur (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay) que debe ser ratificado por los 27 Estados miembros de la UE tras el pacto político de 2019, que tardó más de 20 años en alcanzarse. Para el ministro Fesneau, esta asociación «es inaceptable» por no cumplir con los estándares europeos de calidad.