Un estudio revela que el clima extremo perjudica más a las comunidades latina, negra y asiática
Por Dorany Pineda – The Associated Press
El calor extremo y el humo de los incendios forestales son perjudiciales para el cuerpo humano por sí solos, pero cuando se juntan, su impacto en los sistemas cardiovascular y respiratorio es más peligroso y afecta a algunas comunidades más que a otras.
Un estudio publicado el viernes en la revista Science Advances afirma que el cambio climático está aumentando la frecuencia de ambos peligros, sobre todo en California. Los autores descubrieron que el daño combinado del calor extremo y la inhalación del humo provocado por los incendios forestales aumentaba las hospitalizaciones, y afectaba de forma desproporcionada a las comunidades de bajos ingresos y a los residentes latinos, negros, asiáticos y otros grupos humanos racialmente marginados.
Las razones son variadas y complicadas, según los autores, del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California, en San Diego, y la Escuela Fielding de Salud Pública, de UCLA. El racismo estructural, las prácticas discriminatorias, la falta de seguro médico, un menor conocimiento de los daños para la salud y una mayor prevalencia de múltiples afecciones coexistentes son algunas de las razones.
También influyen las infraestructuras, el entorno y los recursos disponibles. Los hogares y lugares de trabajo con aire acondicionado y los barrios con árboles están mejor protegidos del calor extremo. Algunos edificios filtran el humo de los incendios forestales y aíslan el calor de forma más eficiente. Las zonas con acceso a centros con aire acondicionado, como las bibliotecas, también ofrecen más protección.
«Incluso si es muy susceptible –sufre de varias enfermedades– puede tener muchas posibilidades de no sufrir el impacto, de no ser hospitalizado, de no tener que ir a urgencias, pero si vive en un lugar bastante remoto que no tiene acceso a muchos servicios sociales o comodidades, […] eso puede ser más problemático», señaló Tarik Benmarhnia, autor del estudio y epidemiólogo del cambio climático en UC San Diego.
Los expertos advierten de que el cambio climático –que está empeorando fenómenos meteorológicos extremos como sequías, olas de calor e incendios forestales– aumentará la frecuencia e intensidad con que se producen simultáneamente.
Aunque el estudio se centró en California, pueden encontrarse patrones similares en otras zonas del oeste de Estados Unidos, como Oregon y el estado de Washington, en partes de Canadá, incluida la Columbia Británica, y en regiones de clima mediterráneo, explicó Benmarhnia.
[Planeta Tierra: Perú ha perdido casi el 60% de sus glaciares en seis décadas]
Los investigadores analizaron los registros de salud de California –desglosados por 995 códigos postales que cubren la mayor parte de la población del estado– durante episodios de calor extremo y aire tóxico debido a los incendios forestales. Descubrieron que entre 2006 y 2019, las hospitalizaciones por problemas cardiorrespiratorios aumentaron 7% en los días en que se dieron ambas condiciones, y fueron más altas en los códigos postales donde era más probable que la gente fuera pobre, no blanca, viviera en zonas densas y no tuviera atención médica.
En el Valle Central de California y en las montañas del norte del estado se registraron mayores incidencias tanto de calor como de incendios forestales, probablemente debido al mayor número de fuegos en las montañas circundantes.
Según Benmarhnia, los residentes en el corazón agrícola del Valle Central son especialmente vulnerables a los efectos adversos para la salud de ambos fenómenos, porque es más probable que trabajen al aire libre y estén expuestos a pesticidas y otros peligros medioambientales.
[Planeta Tierra: El Congreso brasileño aprueba pavimentación de una carretera en la selva amazónica]
Más allá de los riesgos para la salud, la hospitalización tiene otras consecuencias importantes, como la pérdida de horas de trabajo o de estudio, o tener que hacer frente a elevadas facturas médicas.
Según Christopher T. Minson, catedrático de Fisiología Humana de la Universidad de Oregon, que no participó en el estudio, durante los días de calor extremo el cuerpo humano tiene más dificultades para enfriarse mediante el sudor. El cuerpo puede deshidratarse, obligando al corazón a latir más rápido, lo que eleva la presión arterial.
«Si uno está deshidratado o padece algún tipo de enfermedad cardiovascular, […] va a ser menos capaz de tolerar ese estrés térmico, y ese estrés térmico puede llegar a ser muy, muy peligroso», explicó.
Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente, algunas partículas presentes en el humo de los incendios forestales pueden penetrar fácilmente por la nariz y la garganta y acabar llegando a los pulmones. Las partículas más pequeñas pueden incluso entrar en el torrente sanguíneo.
Según Minson, la combinación de calor y humo puede provocar inflamación en el organismo, lo que «empeorará la regulación cardiovascular y aumentará el riesgo de sufrir infartos y otros problemas de salud a largo plazo. Así que definitivamente es un efecto bola de nieve».
Un estudio realizado en 2022 por la Universidad del Sur de California descubrió que el riesgo de muerte aumentaba en los días en que coincidían el calor extremo y la contaminación atmosférica. Durante las olas de calor, la probabilidad de muerte aumentaba 6.1%; cuando la contaminación atmosférica era extrema, subía 5%; y en los días en que ambas se combinaban, la amenaza se disparaba hasta 21%.
Cuando la Dra. Catharina Giudice trabajaba en un hospital de Los Ángeles, observó un aumento de las visitas a urgencias de pacientes con diversos problemas de salud en los días de calor extremo. Cuando se desataban incendios forestales, veía a más personas con asma exacerbada y otras enfermedades respiratorias.
A medida que el cambio climático aumenta la intensidad y frecuencia de las olas de calor y los incendios forestales, Giudice se preocupa por las comunidades minoritarias y de bajos ingresos, menos adaptadas a ellos.
«Por diversas razones, tienden a sentir el cambio climático mucho más que otras comunidades que no están desatendidas, y creo que es realmente importante destacar este aspecto de injusticia social del cambio climático», afirmó el médico de urgencias y miembro de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, quien no participó en el estudio.
Los autores señalaron que organismos como el Servicio Meteorológico Nacional y los distritos locales de calidad del aire emiten avisos y advertencias por separado en días de calor extremo y aire tóxico. Pero aseguran que «emitir antes una advertencia conjunta teniendo en cuenta la exposición a ambos sería beneficioso».